Bebe desesperado por comer: Las crisis de lactancia: ¿cómo reconocerlas?

Bebe desesperado por comer: Las crisis de lactancia: ¿cómo reconocerlas?

Las crisis de lactancia: ¿cómo reconocerlas?

Las crisis de lactancia o brotes de crecimiento son etapas durante la lactancia en las que el bebé reclama más el pecho con el fin de aumentar la producción de leche y de esta forma ajustarla a sus necesidades de crecimiento. Aunque sabemos que las crisis de lactancia se pueden dar a ciertas edades, estas edades son siempre orientativas.

Es imprescindible conocer bien las crisis de lactancia para poder identificarlas y saber que son normales y cómo actuar.

CRISIS DE LACTANCIA DE LOS 15-20 DÍAS

El bebé aumenta la demanda de pecho porque necesita ajustar la producción de leche a sus necesidades de crecimiento. La manera que tienen el bebé de aumentar esta producción es mamando. Cuando más succione el pecho, más leche producirá.

Veremos que el bebé se pelea con el pecho y quiere mamar todo el rato o muy a menudo. Como que toma mucho pecho puede que aparezcan regurgitaciones. Esto no significa que tu leche no alimente o que se quede con hambre. No obstante, es importante en esta crisis controlar el peso del bebé y que haya recuperado su peso al nacer, pues es un indicador de que todo está yendo correctamente.

Esta crisis suele durar 3-4 días.

CRISIS DE LACTANCIA DE LAS 6-7 SEMANAS

El bebé aumenta la demanda de pecho pero a la vez se enfada con el pecho, parece que lo rechace o que no quiera mamar, da tirones… Esto se produce porque en este momento la leche hace un cambio temporal en su sabor, se vuelve más salada. Este cambio les descoloca y por eso pueden mostrarse más inquietos al pecho.

Esta crisis suele durar alrededor de una semana.

CRISIS DE LACTANCIA DE LOS 3 MESES

Es una de las crisis de lactancia más importante y la que supone un mayor número de abandonos de la lactancia, por este motivo es tan importante conocerla muy bien.

Existe un claro aumento de la demanda de pecho por parte del bebé y además cambia el sistema de producción de la leche. El pecho ya no es un almacén de leche sino que pasa a ser una fábrica. Necesitamos que el bebé succione un par de minutos para que el pecho entienda que debe empezar la eyección de la leche. Esto provoca que el pecho se vuelva más blando, pero como veis, esto no significa que no tenga leche. Estos dos minutos de espera hasta la eyección de la leche se hacen eternos para el bebé, por lo que se desespera y se enfada.

Veremos que el bebé se enfada con el pecho y da tirones. También hace tomas más cortas porque come de forma mucho más eficaz y con pocos minutos pueden tener todo el alimento que necesitan. No ganan tanto peso como al principio porque no lo necesitan y hacen menos cacas.

Además, están muy pendientes del mundo que les rodea y esto hace que se distraigan muy fácilmente, están más pendientes de lo que pasa a su alrededor que de mamar al pecho, por este motivo también puede ser que aumenten las tomas nocturnas, ya que por la noche no tienen tantos estímulos y se puede concentrar mejor en mamar.

Esta crisis puede durar hasta 1 mes, ya que el bebé tiene que adaptarse al nuevo funcionamiento del pecho.

CRISIS DE LACTANCIA DE LOS 12 MESES

Al año de vida la velocidad de crecimiento disminuye y los niños y las niñas pierden el interés en la comida, pero en cambio, aumentan la demanda de pecho. En este punto hay madres que pueden optar por retirar la lactancia con el objetivo de que sus hijos coman más sólidos, pero no debemos olvidar que la leche materna continua siendo muy nutritiva para un peque de un año.

Esta crisis puede durar hasta los 15-18 meses, ya que es cuando la velocidad de crecimiento suele incrementarse e nuevo y por tanto vuelven a tener más interés en comer.

CRISIS DE LACTANCIA DE LOS 2 AÑOS

Aunque os pueda sorprender, a los 2 años también hay una crisis de lactancia. Suele ser una crisis complicada porque el niño o niña vuelve a reclamar mucho más pecho, como si fuera un bebé pequeño, la madre no se espera este comportamiento a esta edad y además existe mucha presión social en relación a la lactancia prolongada.

Reclaman el pecho nerviosos y con determinación, incluso con cierta exigencia. Si se les dice que no o que tienen que esperar, se irritan y se enfadan, ya que lo quieren de forma inmediata.

A esta edad los niños y niñas están en pleno desarrollo emocional, están centrados en el yo y en la autoafirmación. Empiezan a tener cierta autonomía y a hacer cosas por sí mismos y esto les genera mucha inseguridad. Para poder afrontar esta inseguridad recurren a su sitio seguro, a su refugio: el pecho de la madre, que lo conocen desde que nacieron.

Esta crisis suele durar unos meses, hasta que el peque coge más seguridad en sí mismo y después la demanda de pecho se normaliza.

Alrededor de los 3 años puede aparecer otra crisis de lactancia. No es una crisis tan conocida como las anteriores ya que son pocas las madres que prolongan su lactancia hasta esta edad. En este caso se debe a una crisis también en relación al desarrollo emocional del niño/a.

¿QUÉ PODEMOS HACER SI NOS ENCONTRAMOS FRENTE UNA CRISIS DE LACTANCIA?

  • Lo primero y más importante es detectar que estamos frente una crisis de lactancia y mantener la calma. Conocer que es una etapa transitoria y que forma parte del desarrollo normal de la lactancia.
  • Intentaremos acompañar al bebé en esta crisis y ofrecerle el pecho las veces que necesite. Debemos recordad que está ajustando la demanda de pecho a su crecimiento.
  • Debes confiar en ti y en tu lactancia. En condiciones generales, si la madre no lo desea, no es necesario recurrir a una suplementación de leche artificial en respuesta a estas crisis.
  • Necesitaremos mucha paciencia. Puede ayudarnos buscar una tribu de madres que estén pasando por una situación similar.

Y por último recuerda que si tu bebé no aumenta de peso, muestra señales de malestar, cambios en su ritmo deposicional, vómitos o tienes cualquier otra duda en relación a su salud, es muy importante que consultes con tu pediatra.


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El recién nacido come con mucha ansiedad Blog



  • Autor de la entrada


    Por admin


  • Fecha de la entrada
    29/05/2013




En ocasiones vemos recién nacidos que comen con mucha ansiedad. Eso tiene su significado y su solución clara.

Hay dos tipos de recién nacidos que comen con ansiedad:

  1. El recién nacido hambriento: Hay bebés que nace con un peso bajo o muy alto. Es decir, los de los extremos. El que nació con un peso bajo, quiere decir que pasó hambre ya dentro de su madre. Suelo decir que son del Clan de Escarlata O´Hara, porque parecen nacer diciendo: «A Dios pongo por testigo de que no volveré a pasar hambre. El que nació con un peso alto, en el extremo contrario, es un niño que necesita más cantidad de nutrientes (es más grande) y está acostumbrado a que no le falte. Con lo que si falta, lo lleva mal. En ambos grupos, los primeros días es fácil que lo que el pecho produce, o lo que le damos con biberón (especialmente si os han convencido de que les deis una cantidad fija), se queden con hambre y coman con ansiedad.
  2. El recién nacido dormilón: Pero también los hay que entre los dos estados básicos del recién nacido (durmiendo o comiendo), eligen dormir. El problema es que cuando por fin se despiertan, llevan demasiadas horas sin comer, y lo hacen como si fuese su última comida.

En ambos casos, los niños comen con ansiedad. Eso hace que los padres se agobien. Si están dando pecho piensen que no es suficiente y que el niño necesita biberón. Si está tomando biberón, piensan que tal vez come demasiado y que puede dolerle la barriga por el exceso. Y al comer ansioso, traga más gases, le duele más la barriga, la toma es peor y se queda con más hambre para la siguiente toma…

La solución del recién nacido que come con ansiedad es sencilla:

  1. En el recién nacido hambriento: Hay que reducir el tiempo mínimo entre las tomas. Es decir, dale sin problema cada vez que pida. Como si lo hace cada 5 minutos. Si toma pecho, al hacer esto, estimulamos que el pecho aumente la cantidad que produce, hasta que se ajuste a lo que el niño demanda. Cuando esto ocurra, el bebé empezará a tomar con menos ansiedad y a espaciar las tomas él solo.

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