¿No te parece curioso el ruido de la respiración de los recién nacidos? Los bebés suelen tener mucha mucosidad. No están resfriados, simplemente se debe a que sus vías respiratorias son más estrechas y se taponan con facilidad. A eso hay que unir que no saben sonarse como los adultos, no tienen la capacidad para expulsar los moquillos por sí mismos. El resultado es que esos mocos suelen acumularse. Uno de los cuidados básicos del bebé es la limpieza de la nariz y la extracción de mucosidad de las vías respiratorias. No es nada importante, pero para el bebé va a ser muy molesto. Hay que tener en cuenta que los recién nacidos no saben respirar por la boca.
Pero si es necesario, esta operación se puede repetir varias veces al día, especialmente antes de comer y de dormir.
Para esta operación vas a necesitar: agua de mar hipertónica especial para recién nacidos o suero fisiológico o agua marina y una jeringuilla estéril.
Aspiradores nasales, humidificadores…
Los aspiradores nasales o las peras nasales no se deben emplear si la mucosidad se encuentra reseca y pegada a las paredes de la nariz porque puede hacerle daño. “Primero hay que usar suero para reblandecer y no utilizar más de dos veces al día porque puede dañar la mucosa e irritarla”, explica Inés Sánchez Pina.
También se puede utilizar humidificadores para que el ambiente no sea demasiado seco. Lo más adecuados son los de vapor frío, “aunque siempre controlando el vapor del ambiente”, dice. La humedad ambiente (se mide con un higrómetro) no debe superar el 50% para evitar la aparición de hongos en el ambiente. Inés Sánchez Pina tampoco recomienda usar aromas de mentol en menores de dos años.
“Da una sensación falsa de estar despejado y puede provocar vasoconstricción de los bronquios”, afirma la enfermera pediátrica.
Los humidificadores son especialmente necesarios cuando en la casa existe un sistema de aire acondicionado, ya que estos aparatos tienden a resecar mucho el ambiente.
Caridad Ruiz
Redactora experta en Salud
Los bebés tienen muchas legañas y es muy frecuente que se despierten con los ojos pegados, completamente sellados por ellas. No es nada importante, pero se deben retirar con mucho cuidado. Y sobre todo nunca intentar abrírselos en seco. Con la ayuda de Inés Sánchez Pina, enfermera especializada en Pediatría y miembro de la Asociación de Enfermería Pediátrica de la Comunidad Valenciana, te explicamos cómo puedes limpiar los ojos de tu bebé.
Lo primero que debes hacer es lavarte muy bien las manos. A continuación, coloca al bebé boca arriba en una superficie plana, por ejemplo, el cambiador. Debes dejar caer unas gotas de suero sobre el ojito. Es importante que una vez que has echado el suero sobre el ojo, la limpieza sea del interior del mismo al exterior. Para ello, inclina la cabeza el bebé de forma que el líquido corra en dirección al rabillo (así el suero no caerá sobre el otro ojo). La gasa debes aplicarla en el lagrimal el ojo y con suavidad tratar de arrastrar la legaña en dirección al lóbulo de la oreja (es decir en oblícuo). El objetivo es “evitar que esta pase por la conjuntiva del ojo”, nos comenta Inés Sánchez Pina.
Algunos bebés nacen con los lagrimales obstruidos. Es un problema madurativo que se llama estenosis de los conductos lacrimales. Se puede dar masajes en la zona del lagrimal para drenar, pero siempre y cuando el médico haya recomendado esta operación. Lo normal es que con el tiempo esa obstrucción desaparezca.