De bebe a niño: ¿Cuándo se pasa de bebé a niño?

De bebe a niño: ¿Cuándo se pasa de bebé a niño?

¿Cuándo se pasa de bebé a niño?

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Al pasar de bebé a niño, tus hijos experimentarán una serie de cambios físicos y de actitud. Al mismo tiempo, en esta nueva etapa alcanzarán logros intelectuales, sociales y emocionales que apreciarás.

Revisado y aprobado por el médico Nelton Ramos.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 08 enero, 2022

Como toda buena madre, estás interesada en cada etapa de la vida de tu hijo. Es por ello que, tal vez te preguntes cuándo se pasa de bebé a niño. A continuación, te exponemos algunos cambios que experimentan los bebés en esta transición y los factores que determinan que ya son niños.

Cabe destacar que estos cambios de bebé a niño, no suceden de la noche a la mañana. Por el contrario, es un proceso relacionado con el desarrollo y el aprendizaje, y no con la edad del pequeño.

El proceso de cambio de bebé a niño

Por lo general, cuando el bebé cumple un año de edad comienza a realizar ciertas actividades por sí solo. Esto demuestra que ha dejado de ser un bebé totalmente dependiente, para convertirse en un niño con cierto grado de autonomía, aunque, por supuesto, todavía siga dependiendo en gran medida de sus padres. A continuación, verás varios factores que lo definen.

Logros que determinan el paso de bebé a niño

Desde que tu bebé nace, aprende a desarrollar diferentes habilidades, por ejemplo, ver sombras y reflejos y, luego, reconocer tu rostro y voz. Al mismo tiempo, comienza a balbucear, a emitir sonidos de vocales, hasta pronunciar mamá o papá y, después, otras palabras. De la misma manera, sonríe cuando está contento, muestra enfado, aprende a decir “sí” cuando quiere algo y “no” para rechazarlo.

Otro avance del niño durante este proceso, es que imita y se vuelve más sociable. Incluso, es capaz de invitarte a jugar, al mostrarte un juguete. Comienza a gatear, sentarse y ponerse de pie.

Al comenzar a caminar dejan de ser bebés

Algunos bebés inician a dar sus primeros pasos poco antes de los doce meses o durante ese tiempo. Es justo cuando comienza a caminar que se vuelve más independiente y se considera que pasa de bebé a niño.

El gateo lo alterna al levantarse en sus dos pies y avanza agarrado a paredes y muebles. En este momento es crucial que las cosas que estén a su altura no representen riegos.

Hablamos de objetos, gavetas que pudiera halar, estantes o repisas fáciles de trepar o que sin estar fijos y a veces ser livianos, resultaría sencillo y a la vez muy peligroso que se cayeran.

El niño está ganando equilibrio y se aferrará a todo lo que encuentre. Su curiosidad no conoce límites. Es la hora también, de proteger las tomas eléctricas y de ajustar cortinas y fijar o retirar manteles.

Los padres deben pasar revista exhaustiva de las cosas que serían un potencial peligro para este pequeño toddler en sus andanzas exploratorias.

El niño en esta etapa crucial quiere ser independiente y no puede, parece querer estar solo pero n ecesita compañía, intenta comunicarse con palabr a s y suelta unas parrafadas guturales largas y expresivas.

En fin, está muy pequeñín , pero siente que ha ganado independencia, toma decisiones y se rebela.

En el paso de niño a bebé, la comida es central

Los pediatras recomiendan que los bebés tomen pecho hasta los seis meses de manera exclusiva. Sea una fórmula o leche materna, a partir de los seis meses llegan poco a poco los alimentos sólidos.

Y al año seguro ya comerá en las porciones correspondientes lo que comería un niño más grande o incluso adulto. En este momento podemos decir que tu hijo pasa de bebé a niño.

Abandono del pañal, otro factor clave

Otro cambio que determina el paso de bebé a niño, es cuando deja de usar el pañal. Para ello, debes realizar ciertos ejercicios con el bebé cuando cumple los doce meses, pues este aprendizaje es progresivo.

No obstante, recuerda que el niño debe adquirir aptitudes físicas como caminar sin ayuda, coordinar el movimiento de manos, subir y bajar su ropa. Además, debe ser capaz de obedecer instrucciones. Todas estas habilidades muestran un desarrollo importante en el niño, puesto que gana autonomía y refuerzan su autoestima.

La etapa del “¡no, no quiero!”

Es el período breve donde tu hijo contesta a casi todo de forma negativa. Es decir, contesta “¡no, no quiero!” a lo que le dicen los mayores. Se vuelve obstinado y terco. Es, por ello, que se le llama la mini adolescencia de la niñez. En este momento, los pequeños afianzan su identidad. Ello muestra el desarrollo de su conciencia del yo y la existencia de las demás personas.

Esta etapa tiene lugar un poco antes de los dos años y en algunos niños entre dos y tres años. Debes tener mucha paciencia pues es necesaria esta transición que le permite expresar de alguna manera su necesidad de independencia. Esta termina de marcar por completo el paso de bebé a niño.

Los cambios de rutina que supone la transición de bebé a niño

El proceso de transición trae como consecuencia cambios en la rutina diaria que tenías cuando cuidabas de tu bebé. Por ejemplo, las citas con el pediatra pasan de ser mensuales a trimestrales. Debes enseñarle a dejar el biberón, pues ya en esta etapa debe consumir alimentos sólidos, que son la base de una buena nutrición.

 

Es muy importante que el pequeño domine bien sus habilidades en cada etapa. Esto le garantiza el éxito al iniciar otra nueva fase en su vida hasta llegar a ser completamente adulto. Cabe mencionar que cada niño tiene su propio ritmo de progreso. De ahí que nunca debes compararlo con otros de su misma edad y sexo.

En conclusión, la combinación de todas estas habilidades, así como el conocimiento que adquiere tu hijo al superar cada etapa del crecimiento, indican que pasa de bebé a niño.

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Los primeros meses del bebé son difíciles para sus padres, sobre todo para los primerizos: demandan mucho tiempo y esfuerzo, además de que hay que aprender muchas cosas a toda velocidad. También por estos motivos, es un periodo que pasa rápido. Cuando quieren darse cuenta, su hijo ya no es un bebé, sino un niño pequeño. Pero ¿qué factores determinan este cambio? Este artículo ofrece detalles sobre esa transición y describe cuáles son los aprendizajes que hacen al niño: andar, comer, hablar, abandonar el pañal e incluso una etapa de “mini-adolescencia” infantil.

La transición de bebé a niño pequeño

¿Hasta cuándo un bebé sigue siendo un bebé? ¿Cuándo comienza a ser un niño pequeño? No hay una respuesta precisa para esas preguntas, pero es una cuestión que genera curiosidad y que, de hecho, puede llamar la atención en algún aspecto.

Como es natural, el cambio no ocurre en un momento concreto: no sucede que el bebé se duerme una noche y a la mañana siguiente se despierta siendo un niño. Es un proceso. Y si bien este paso está menos relacionado con la cronología -es decir, con la edad del pequeño- que las distintas etapas del desarrollo y el aprendizaje por las que atraviesa, esta transición comienza hacia el primer año de vida.

Andar, comer, hablar: aprendizajes que hacen a un niño

Una de las más importantes tiene que ver con la movilidad. Los niños se ponen de pie y comienzan a andar -primero sujetados a la pared o a algún mueble, hasta que luego se animan solos- en ese momento, en torno a su primer cumpleaños, por lo general después de «prepararse» con el gateo a partir del primer semestre. En inglés, de hecho, existe una palabra que designa este periodo: el baby (bebé) se convierte en un toddler, un niño que anda de manera insegura porque está dando sus primeros pasos.

Otro de los temas centrales es el de la comida. Hasta los seis meses de edad, la Organización Mundial de la Salud, la Asociación Española de Pediatría (AEP) y otros organismos recomiendan -siempre que sea posible- la lactancia materna en exclusiva y, luego, seguir dándole el pecho, junto con la introducción de alimentos sólidos, al menos hasta el año de vida. A partir de entonces, en teoría, puede comer, con muy pocas excepciones, lo mismo que una persona adulta. Este sería otro de los rasgos del paso de bebé a niño.

Cuando cumple un año, el bebé también suele estar comenzando a pronunciar sus primeras palabras. Como explica la logopeda y psicopedagoga Claustre Cardona, miembro de la Asociación Española de Logopedia, Foniatría y Audiología, esos primeros vocablos se refieren a los conceptos que le dan más satisfacciones, mamá y papá, y también otros como teta, agua, más o no. La pronunciación no siempre es clara, pero -más allá de los balbuceos previos- es entonces cuando se puede afirmar que empieza la etapa del habla.

Abandonar el pañal, otro momento clave

Estas habilidades, combinadas con otras (desarrollo del control de la psicomotricidad fina, el niño comienza a disfrutar de otra clase de juegos, de que le lean cuentos, etc.), hacen que, en un sentido, ya se pueda hablar de otra etapa. Sin embargo, por varios aspectos se les considera todavía bebés hasta que alcancen otros aprendizajes.

Uno de ellos es abandonar el pañal y comenzar a utilizar el orinal o el váter. Esto se produce por lo general entre los dos y los tres años de edad, aunque hay menores que incluso desde el año y medio avisan cuando tienen ganas de «ir al baño». Esta transición constituye un paso fundamental en su desarrollo, ya que les permite ganar mucha autonomía y refuerza su autoestima.

Hay que tener en cuenta que, como explica la AEP, para que el niño pueda dejar el pañal debe contar con suficiente preparación física (andar sin ayuda, coordinar el movimiento de las manos, bajar y subir sus pantalones) y ser capaz de seguir instrucciones y, desde luego, controlar la vejiga. Todas estas capacidades ya hablan de un desarrollo importante.

La mini-adolescencia de la niñez

Hay una fase que puede interpretarse como un quiebre “definitivo” entre la etapa del bebé y la del niño pequeño: la etapa del “no, no quiero”. Es una especie de “mini-adolescencia”, que la mayoría experimenta también entre los dos y tres años, un momento en el que contestan con negativas a casi cualquier cosa que les dicen los mayores. Se trata de un periodo breve donde los pequeños afianzan su identidad: ante el desarrollo de la conciencia del yo y de la existencia de las demás personas, ellos reaccionan con obstinación y terquedad.

“Aunque resulte cansino y, en algún caso, desesperante, no hay que perder de vista que es una fase necesaria”, explica la ‘Guía para el desarrollo de competencias emocionales, educativas y parentales‘, editada por el Ministerio de Sanidad. Este momento de mayor autonomía y, en consecuencia, mayor capacidad de explorar el mundo, junto con un desarrollo del pensamiento simbólico, tiene como resultado que el niño sienta la misma necesidad de sus padres pero, a la vez, expresar de alguna forma su necesidad de “independencia”.

Superada esta fase del “no”, el bebé ya habría quedado atrás para dejar paso al niño. Aunque, por supuesto, esta división en etapas no deja de ser solo simbólica, sin consecuencias ni aplicaciones prácticas. Además, para muchos padres y madres, aunque pasen los años, sus hijos siempre siguen siendo, de alguna manera, sus “bebés”.

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