Las lagañas de tu recién nacido son una mucosidad escasa que le impide abrir los ojos con normalidad. Por lo general aparecen en el ángulo interno o entre los párpados y son de color blancuzco o blanco amarillento.
Las lagañas se producen cuando la lágrima que no se eliminó normalmente entra en contacto con el aire y se reseca, sobre todo mientras duerme, pues es cuando disminuye el parpadeo. En tu bebé puede ocurrir con mayor frecuencia porque el equilibrio entre la producción y la eliminación de las lágrimas es muy sensible a pequeños cambios, como por ejemplo a resfriados y congestiones.
Para mantener limpios los ojos de tu recién nacido te sugerimos seguir estas recomendaciones:
Lava muy bien tus manos antes de tener contacto con sus ojos.
No frotes ni quites las lagañas en seco, debes limpiarlas con una gasa humedecida en suero fisiológico o agua hervida.
Utiliza una gasa diferente para cada ojo y así evitar el contagio de posibles infecciones.
El movimiento para limpiar debe ser desde la parte interior de los párpados (el lagrimal) hacia el ángulo externo del ojo.
Si notas que las lagañas son abundantes y de color amarillento, te recomendamos consultar con tu médico.
Al nacer tu pequeñín ve bultos borrosos y distingue movimientos. Solo ve en blanco y negro pero le atrae más todo lo que brilla.
A partir del mes sus ojitos inician el seguimiento, por cortos períodos de tiempo, de objetos en movimiento. Y empieza a percibir el rojo y verde, a enfocar los objetos de cerca y a percibir la profundidad.
Durante los 3 primeros meses mejora los movimientos oculares horizontales y comienza con los verticales. Desarrolla la visión binocular, que consiste en ver el mismo objeto con ambos ojos al mismo tiempo.
En el segundo trimestre ya puede distinguir los colores azul y amarillo. Reconoce su mano y otros objetos y puede jugar con ellos. A partir del quinto mes coordina su visión con sus manitos.
De los 6 a los 12 meses tiene la capacidad de ver objetos y agarrarlos orientado por lo que mira. Esta es la fase cuando se logra la total coordinación de movimientos y paralelismo ocular. De esta etapa en adelante los ojos y el sistema visual continuará madurando hasta los 8 años.
Tú como cuidador tienes una tarea importante en el cuidado y la detección a tiempo, por eso la Academia Americana de Oftalmología recomienda programar una revisión oftalmológica anual, aunque no se le haya detectado ningún problema.
Además, debes estar alerta a las siguientes señales que indican que debes visitar al oftalmólogo:
Frotarse los ojos constantemente
Sensibilidad extrema ante la luz
Dificultades para enfocar
Dificultades para seguir un objeto
Falta de alineamiento de los ojos
Enrojecimiento crónico de los ojos
Lagrimeo crónico en los ojos
Pupilas blancas y no negras
Inhabilidad de ver objetos en la distancia
Antecedentes familiares de problemas visuales
Cada bebé es único y queremos que encuentres el producto ideal para su cuidado.
Pediatría ·Ojos
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Puedes aprovechar el momento del baño para realizar la higiene de los ojos, hacia la tarde-noche.
No obstante, si por la mañana el bebé se levanta con legañas porque ha acumulado secreción ocular, podemos también limpiar entonces sus ojitos sin problema alguno.
Cuando no estás en casa, las toallitas especiales para la higiene ocular resultan prácticas. Pero en casa lo más recomendable es limpiar el ojo con suero fisiológico con formato monodosis, así se asegura que esté siempreaséptico o estéril.
Empapa una gasa estéril con suero fisiológico y, con cuidado, saca la secreción sin arrastrarla por el ojo
El suero monodosis lo desecharemos una vez hecha la higiene ocular. Si no disponemos de suero fisiológico, podemos emplear agua hervida y empapar una gasa estéril. La temperatura del ojo está alrededor de los 36 ºC, por lo que el líquido que vayamos a introducir tiene que estar a temperatura corporal.
Aproximadamente un 20% de los recién nacidos tienen un lagrimeo permanente del ojo acompañado de legañas. La causa puede ser la obstrucción del lagrimal debido a que los conductos lacrimonasales son algo más estrechos de lo normal.
Suele resolverse a lo largo de los primeros meses de vida. Si no es así, hacia los 9-12 meses el oftalmólogo decidirá si realiza un sondaje que ayude a desobstruirlo.
El cuidado de los ojos será el mismo que se ha mencionado anteriormente, y además aplicaremos un pequeño masaje en la zona para favorecer la desobstrucción y el drenaje.
El masaje se hace sobre el lagrimal haciendo un pequeño movimiento circular encima de este protegiendo la zona con una gasita estéril.
El ojo dispone de componentes que le protegen. La conjuntiva es una barrera natural de defensa y de protección del globo ocular.
Posee células encargadas de producir moco y defensas para atrapar y fagocitar o eliminar gérmenes o cuerpos extraños que puedan dañar al ojo.
También, el parpadeo y las lágrimas ayudan a lubricar y a limpiar el ojo. Las pestañas son las encargadas de atrapar sustancias diminutas para que no penetren en el ojo.
La conjuntivitis puede estar originada por factores diversos: alergias, por un objeto extraño en el ojo o por una infección por bacterias o virus.
Hay tres tipos de conjuntivitis, alérgica, vírica y bacteriana y las secreciones son diferentes
En realidad, la conjuntivitis es la inflamación de la membrana que cubre la parte blanca del ojo y el interior de los párpados.
Es molesta, algo dolorosa y suele provocar picazón y quemazón, como si el ojo estuviese lleno de arena, hinchazón de los párpados o edema y sensibilidad a la luz o fotofobia.
Precisa de pautas de higiene y a menudo tratamiento, y suele remitir a los pocos días. Se detecta principalmente por el enrojecimiento del ojo, y si hay un aumento del lagrimeo e incluso de secreción mucosa puede dejar los ojos pegados.
Cuando un niño tiene conjuntivitis de tipo infeccioso es preciso tomar las medidas necesarias para evitar contagios.
Estos pueden producirse por el contacto directo de gérmenes que tenemos en la piel o en la nariz cuando estamos acatarrados o por no extremar las medidas higiénicas y facilitar el contagio al otro ojo o a otros niños.
Con la conjuntivitis infecciosa, hay que extremar las medidas de higiene para evitar el contagio
Mantener una higiene estricta es lo más eficaz, y algunas medidas a considerar son:
Hay que consultar al pediatra para que le pueda prescribir el tratamiento más adecuado cuando hay secreción ocular o el ojo está rojo, pero sobre todo acudiremos sin demora en las siguientes situaciones:
En función de la etiología se aplicará un tratamiento antibiótico, anti-alérgico o de simple limpieza.
Antes de aplicar el tratamiento hay que lavarse bien las manos y limpiar las secreciones oculares con cuidado para no extender la infección al otro ojo.
Las conjuntivitis bacterianas pueden durar una semana, pero si se cumple el tratamiento pueden remitir de una forma más rápida. Las víricas duran más, unas dos semanas.
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