Mi bebe de 8 meses no quiere comer papilla: Rechaza papillas, ¿qué hay que hacer?

Mi bebe de 8 meses no quiere comer papilla: Rechaza papillas, ¿qué hay que hacer?

Rechaza papillas, ¿qué hay que hacer?

¿Tu bebé se comía bien las papillas y ahora las rechaza?

Pasa a menudo, y es importante hacer las cosas bien para no crear un problema con la comida.

Lo que NO hay que hacer!

Actualizado febrero 2022

En relación con la comida los bebés pasan por etapas. La etapa de la alimentación complementaria, cuándo se le empieza a ofrecer algo más, aparte de la leche hacia los 6 meses, es especialmente delicada en este aspecto.

A algunos bebés les gustan mucho unas papillas y de repente, a los 8 o 9 meses, dejan de gustarles y rechazan la cuchara.

Algunos vuelven a tomar casi exclusivamente pecho, o biberón,… ¿Es normal?

Es normal. Pero a veces puede desesperar a las madres, ver que ya comía muchas cosas y ahora rechaza casi todo. Y aquí es cuándo hay que ser cuidadoso y no intentar «forzar» la situación.

Puntos clave:

  • Una etapa de rechazo de papillas o sólidos a esta edad puede ser totalmente normal.
  • No crear un problema con la comida dónde no lo hay: paciencia y no forzar la situación.
  • Puede ser una buena oportunidad para hacer la transición a la alimentación complementaria con sólidos (tipo Baby Led Weaning).

Si estás interesado en saber cómo abordar el tema de tu bebé que rechaza papillas, sigue leyendo.

¿Por qué sucede esto?

Como ya he comentado, los bebés pasan por etapas en las que las apetencias, los gustos pueden ir variando.

Hay que descartar que no se deba a ningún problema de salud: una gastroenteritis, una infección vírica o de otro tipo, reflujo gastroesofágico, o una alergia o una intolerancia; entre otras cosas.

Es muy importante valorar que ese rechazo no se deba a que se le haya forzado, más o menos, pero forzado a comer, y no haber respetado los tiempos del bebé.

Recordemos que cada niño tiene un ritmo de maduración, y cuando se está en esa fase de ir ofreciendo alimentos nuevos, hay que ser cuidadoso y tener paciencia. Nunca se debe obligar al bebé a que se coma la papilla, o que se la acabe si no quiere. Si el bebé se siente forzado, rechazará aún más las papillas,  la comida en general.

Y no, el rechazo a las papillas no se debe a salida de los dientes. A veces, simplemente coinciden ambas cosas.

¿Qué se puede hacer?

Primero tranquilidad. A esa edad la leche sigue siendo lo que más le alimenta. 

La alimentación complementaria tiene una función más educativa que nutritiva. La comida a esta edad es en gran medida juego y exploración.

Así que,

lo que no hay que hacer NUNCA: obligar o forzar a que se coma algo.

Tampoco es correcto que coma a base en entretenerle, distraerle, montar un circo,… Porque así, simplemente se le embute la comida mientras está distraído, por lo que no desarrollará una relación natural con el acto de comer. Y además: 

«Es muy importante que el bebé aprenda a reconocer y gestionar sus sensaciones de hambre y de saciedad«

De lo contrario puede tener consecuencias en el futuro, como favorecer el sobrepeso.

Lo que SÍ se puede hacer:

  • Empezad a ofrecerle comida a trocitos, tipo Baby Led Weaning. Se puede hacer con seguridad, como os explico en este artículo: «Baby Led Weaning seguro». Al principio puede que solo juegue con la comida, o como mucho que la chupe y luego la tire. No pasa nada, es el primer paso.
  • Sentadlo en la mesa con vosotros. Hacia los 9-10 meses los bebés ya son muy imitadores. Si está con vosotros comiendo, se lanzará casi seguro a probar algo.
  • No generéis mucha expectación respecto al acto de comer. La comida tiene que ser algo natural. Que haya un ambiente relajado y agradable en las comidas. Vuestra tarea es ofrecerle comida y él o ella, decide qué comer y cuánto comer.

«Esa fase de rechazo de papillas, puede ser una buena oportunidad para empezar a ofrecerle comida a trocitos, y que coma lo que quiera (tipo Baby Led Weaning)».

Tened en cuenta que aunque hayáis empezado la alimentación complementaria con purés, es conveniente en algún momento entre los 8-10 meses, empezar a ofrecerle alimentos más sólidos. Se ha visto en diversos estudios, que existe una etapa alrededor delos 10 meses en la que es más fácil para el niño aprender a manejarse con alimentos sólidos. Os explico cómo hacerlo en este artículo: «Baby Led Weaning seguro».

¿Hay que darle primero el pecho (o el biberón) y luego la comida o es mejor al revés?

Pues depende de cada bebé, de su temperamento y de su edad.

Como ya he comentado que la alimentación complementaria complementa, y que el principal alimento es la leche, si el bebé tiene 7-8 meses, habría que ofrecerle primero el pecho, o el biberón, y luego que coma lo que quiera. Y si no come nada no pasa nada.

El bebé de 9, 10 u 11 meses, es posible que tenga más interés en probar comida si está con hambre; y como lo normal es que coma muy poco, podéis ofrecerle primero algo de comida en la mesa con vosotros, y luego se le da el pecho, o el biberón.

En el bebé de temperamento activo-intenso, es posible que se ponga muy nervioso si tiene hambre, y quiera saciarse enseguida, por lo que mejor que tome primero el pecho, o el biberón, y luego que explore la comida.

Es cosa de ir probando, no hay una regla fija que funcione igual para todos.

Pero si rechaza papillas, ¿no le faltará hierro, o algún otro nutriente?

En general, esas etapas de rechazo no suelen durar mucho y no suelen producir déficit de hierro, o de otro tipo.

Pero si se prolonga, sí que puede precisar una supervisión más estrecha de su nutrición, y es posible que un suplemento de hierro. Habrá que valorarlo en cada caso. Para eso están las revisiones con el pediatra.

Si esa etapa de rechazo de sólidos se prolonga, o vuestro hijo tiene algún otro síntoma que os preocupe, consultadlo con el pediatra.

 

Artículo actualizado febrero 2022


Algunas referencias:

Recomendaciones sobre alimentación complementaria de la AEP, 2018

The Normal Child, RS Illingworth; 9th Ed

Horas y horas de hablar con las familias sobre este tema.

 

Qué hacer si tu bebé rechaza los purés y papillas

Por María Bustabad · Licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Master en Nutrición

Cuando el bebé cumple los seis meses y empezamos a introducir la alimentación complementaria, a los padres nos surgen un montón de dudas y algunos contratiempos que nos preocupan.

No es el problema más habitual pero sí es cierto que hay un porcentaje de bebés que rechaza la comida triturada. Esto ocurre cuando empezamos a presentar las primeras papillas de frutas y verduras.

Las primeras veces es normal que el bebé muestre sorpresa al tomar contacto con alimentos en papilla, ya que es novedad tanto en sabor como en textura. Si tras ofrecérsela en varias ocasiones el bebé sigue rechazándola es probable que no tenga intención de ceder y aceptarla fácilmente.

  1. ¿Cómo debemos actuar frente a esta situación?
  2. Estrategias para vencer el rechazo
  3. ¿Y si nada funciona?

¿Cómo debemos actuar frente a esta situación?

Lo primero de todo, y como siempre aconsejo en cualquier caso en el que nos encontramos con un problema o un rechazo en alimentación infantil, es no ser insistentes. Recordad siempre que no solo estamos alimentando al bebé, sino que estamos educando en hábitos adecuados que sentarán las bases de sus alimentación y nutrición a lo largo de su etapa de crecimiento e incluso de vida de adulto. No forzar es importantísimo, y es conveniente tenerlo siempre presente.

Por qué no deberías obligar a comer a tu bebé

Es posible que solo sea una etapa de adaptación y acepte estas nuevas texturas un poco más adelante. Si creamos situaciones de tensión frente a la comida, al momento de sentarse a la mesa o a la hora de enfrentarse a algún tipo de alimento, los resultados no serán favorables en cuanto la relación con la alimentación que en el niño se está formando.

Estrategias para vencer el rechazo

Si el bebé está en una situación de desarrollo y nutrición adecuada, podemos actuar con paciencia y varias estrategias:

  • Por un lado, revisaremos su posible alimentación fuera de horas de comida de forma que no haya “picoteos” que puedan hacerle disminuir el apetito cuando llega la hora de la papilla.  Eliminando las comidas extra, hacemos que el niño llegue a la mesa con más ganas de comer, por lo tanto, será más fácil que acepte lo que se le ofrece.
  • Prestar atención a la cuchara con que se le ofrece la papilla es algo que no solemos hacer. Elegir la cuchara adecuada puede ser determinante. Las cucharas metálicas no suelen ser de su agrado. Una cuchara con un tacto más agradable, y con forma más redondeada que recoja bien el alimento, suele dar mejores resultados.
  • Recordad siempre que los niños aprenden muchas cosas solo por imitación o porque nos las ven hacer a nosotros. Si queremos que pruebe una textura que en principio parece que rechaza, puede ser buena idea probar nosotros esa papilla delante del bebé (y poner buena cara, por supuesto). Eso también nos puede dar una idea de la percepción del alimento por el niño. Si a nosotros el sabor o la textura no nos está pareciendo agradable, es posible que la bebé tampoco. Podemos ajustar los ingredientes e intentar hacerla más apetecible. Lo mismo pasa con la textura. Puede ser que el grado de triturado no sea suficiente , tenga grumos o trocito que el niño rechace. Podemos probar a hacerla un poco menos espesa, o a pasarla por la batidora un poco más. Cada niño es diferente y tiene diferentes gustos y preferencias, al igual que ocurre con los adultos. Probar, experimentar y darle oportunidades diferentes forma aparte del aprendizaje de la alimentación infantil.
  • Déjale jugar con su comida. Ponle el puré o papilla en un plato que no se rompa y déjalo a su alcance. Es probable que meta las manos y luego se las lleve a la boca. Comerá poco y se manchará muchísimo (y también el suelo y las paredes). Pero si piensa que la comida es divertida estará más dispuesto a probar lo que le ofrezcas.
  • Si ves que se pone tenso en cuanto empiezas a preparar la trona, babero, cuchara… Ponle un plato, una cuchara y un babero entre sus juguetes. Que pueda jugar y familiarizarse con ellos más allá del momento de la comida.

¿Y si nada funciona?

Si hemos probado todas estas cosas y aun así el rechazo se mantiene, podemos probar otras modalidades para mantener su alimentación:

  • Darle semisólidos: podemos probar a ofrecerle alimentos que tengan una textura intermedia, es decir, alimentos sólidos que se puedan aplastar con un tenedor.

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