La fiebre es un mecanismo de defensa que el organismo genera ante un tipo de infección, cuyo origen puede ser bacteriano o viral. La fiebre lo que hace es activar al sistema inmunológico que actuará contra la infección.
La fiebre no siempre es motivo de una consulta médica, no digamos ya de una visita a urgencias, por eso es importante distinguir en qué casos es importante acudir a nuestro médico o pediatra.
Desde aquí queremos tranquilizarte y ayudarte para aliviar los síntomas y hacer que tu pequeño se sienta mejor. Aunque tenga la temperatura alta, es importante que vigiles además otras señales, por ejemplo, que duerma bien y coma adecuadamente. Si el pequeño come adecuadamente, juega y está relativamente de buen humor, entonces deberás atender la subida de temperatura, pero sin alarmarte.
Solo en el caso de bebés de 3 meses o menos, una fiebre implicaría una consulta inmediata con el pediatra.
Puedes administrar un medicamento analgésico, antiinflamatorio y antipirético para bajar la fiebre a base de ibuprofeno, como es el caso de Nurofen Pediátrico, a menos que sea menor de 3 meses. En el caso de menores de 2 años, deberás consultar al pediatra antes de administrar cualquier medicación.
Además, para bajar la fiebre en niños basta con seguir las siguientes recomendaciones:
Aunque tenga fiebre, si juega, se muestra animado o está tranquilo, no hay que preocuparse ni administrarle un antipirético, a menos que se queje de ciertas molestias o dolores. Si por el contrario notas que está muy decaído, sin apetito o somnoliento, que presenta otros síntomas como vómitos y diarrea difíciles de controlar, o que la fiebre no baja tras 48 horas, aunque la temperatura no supere los 38 ºC, hay que consultarlo con el médico.
Es importante ofrecerle agua con relativa frecuencia, pues la fiebre deshidrata el cuerpo, lo que podría empeorar su estado.
En el pasado, se pensaba que lo sano era abrigar al niño para que sudara más. Sin embargo, al hacer esto, la temperatura sube y se sentirá peor. Lo lógico es que se encuentre cómodo y en un ambiente a temperatura adecuada, no demasiado alta.
Es conveniente ventilar las habitaciones de la casa para renovar el aire y facilitar la eliminación de virus y bacterias, que tienden a proliferar en ambientes muy cerrados en los que no hay ventilación.
Es agradable y placentero para el pequeño recibir baños de agua tibia. Con ello, lo que hacemos es aliviar sus molestias y malestar. Procura evitar el agua fría, pues está contraindicada en caso de fiebre.
Si te preguntas cuándo es conveniente consultar al pediatra en caso de que tu pequeño tenga fiebre, estas son algunas de las señales que indican que es momento de llamar o acudir al especialista:
Con esta información ya sabes qué hacer si a tu hijo no le baja la fiebre, y podrás tomar la decisión adecuada en cada caso.
En el caso de menores de 2 años se debe consultar siempre antes al pediatra. No administrar en caso de úlcera gastroduodenal. Lee el prospecto antes de usar estos medicamentos y consulta a tu farmacéutico. Nurofen pediátrico es un medicamento de Reckitt Benckiser S. A.
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Al contrario de lo que muchos padres creen, no siempre que un niño tiene fiebre hay que llevarlo a un médico y mucho menos a urgencias. Incluso si la fiebre persiste y cuesta bajarla. Si bien es cierto que en los bebés de menos de tres meses es fundamental acudir a un centro médico en caso de que le suba la temperatura, a partir de esa edad, depende de cada caso.
Según ha explicado a Ser Padres Roi Piñeiro, miembro del Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), cuando un niño tiene fiebre “hay que tratar al niño, no al termómetro”. Incluso cuando esa fiebre no baje. “Debemos dejar el termómetro a un lado y fijarnos en el bebé, en si está contento, duerme como un bendito y realiza bien las tomas. El objetivo no debe ser que la fiebre desaparezca, sino que el pequeño se encuentre mejor”, sostiene el experto consultado.
“Otra cosa es –matiza- tratar los síntomas que pueden aparecer cuando la temperatura corporal se eleva, como por ejemplo el malestar general o los escalofríos. Eso lo podemos conseguir con analgésicos tipo paracetamol, ibuprofeno o metamizol, conociendo que la máxima temperatura que se conseguirá descender es de aproximadamente un grado. Esto es, si tratamos a nuestro bebé cuando tiene 39° C, durante las próximas horas comprobemos que se encuentra mejor, no debemos obsesionarnos con que ‘le baje la fiebre’”.
¿Por qué? Porque aunque a la mayoría de las mamás y los papás se nos olvide, la fiebre es, según recuerda el experto consultado, “un mecanismo de defensa frente a las infecciones, que limita el crecimiento bacteriano y la replicación viral y, en definitiva, colabora en la resolución de los procesos infecciosos”.
Eso sí, independientemente de la fiebre que tenga, si el pequeño se encuentra adormilado, no tiene fuerzas o presenta una coloración pálida o grisácea sí hemos de solicitar atención pediátrica “urgente”, sostiene Roi Piñeiro. Y es que a su juicio “no importa la temperatura, sino el estado general del niño. Si tiene 37 grados pero se nota que está enfermo, incluso tras haber tomado analgésicos, entonces hay que ir a urgencias. Si tiene 38 ó 39 grados pero se encuentra feliz, sonríe, salta, corre y no parece que esté malo, entonces no hay motivo para correr. De hecho, acudir rápido al pediatra no asegurará ningún diagnóstico precoz. Solo conseguirá aumentar la inquietud de los padres, pues la exploración física será normal con casi toda seguridad, y no tendrán valor las pruebas complementarias”.
A la hora de analizar las causas de la fiebre, Roi Piñeiro sostiene que en más del 95% de los casos se trata de una infección, y de esas el 80% de los casos tendrá su origen en un virus para el que los antibióticos no tendrán ningún efecto. Además, en un porcentaje no desdeñable de casos, la temperatura corporal –apuntilla nuestro experto- puede verse elevada por exceso de abrigo. “No es raro que temperaturas de 38 grados en el domicilio desaparezcan por arte de magia en la sala de urgencias”, sostiene.
Sea cual sea la causa, lo más habitual para tratar la fiebre es, según Roi Piñeiro, administrar a cualquier edad paracetamol, e ibuprofeno a los mayores de seis meses. Sea cual sea el fármaco administrado, nuestro experto recuerda que “una vez más, hay que olvidarse del termómetro. Si tras 60-120 minutos no han mejorado los síntomas y nuestro hijo sigue afectado, entonces sí es recomendable que sea valorado por un pediatra”. Además, a su juicio, es importante destacar que la vida media de los analgésicos es de 4-6 horas. Es decir, la fiebre volverá. No se asuste. No hay motivo. Tampoco les abrigue ni les desabrigue demasiado, ni les fuerce a comer. Lo que sí hay que hacer es animarles a beber para que se mantengan hidratados”, concluye.