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El parto se produce cuando el bebé llega al término que le corresponde, después de una gestación de 40 semanas desde la fecha de inicio de la última menstruación. Sin embargo, en algunos casos el bebé no llega al término que le corresponde y el parto llega antes de completarse las 40 semanas de gestación.
Cuando el nacimiento se produce antes de la semana 36 de gestación, se dice que el bebé es prematuro.
Hace unas décadas, a diferencia de hoy en día, cuando un bebé nacía prematuro tenía muy pocas posibilidades de sobrevivir. Entonces se empezó a extender una creencia que decía que los bebés nacidos con siete meses de gestación (sietemesinos) tenían más probabilidades de sobrevivir que los nacidos en el octavo mes de gestación (ochomesinos). Sin embargo, esta creencia es totalmente falsa.
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Los bebés prematuros, es decir, los que nacen antes de la semana 36 de embarazo, tienen los órganos muy inmaduros, especialmente los pulmones, que son los que más tardan en madurar. Sin embargo, y según los expertos, los bebés pueden sobrevivir prematuros a partir de la semana 24 de embarazo y cuando alcanzan alrededor de unos 500 gramos de peso.
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Así pues, actualmente un bebé sietemesino que se encuentra entre las semanas 28 y 32 de gestación tiene muchas posibilidades de sobrevivir.
Por otro lado, los bebés que nacen ochomesinos tienen una supervivencia superior al 90%. Como todos los niños prematuros, pueden tener problemas al nacer a los que, aunque en su mayoría no son cuestiones graves, cabe prestar atención. Estos problemas no dependen de que el niño haya nacido sietemesino u ochomesino.
Si bien es necesario recordar que el mito sobre las probabilidades de supervivencia de un sietemesino y un ochomesino es falso, sí es cierto que existen diferencias entre un bebé nacido a los siete meses de gestación de uno nacido a los ocho meses.
Es difícil responder a esta pregunta, ya que los bebés prematuros se suelen “clasificar” según la edad gestacional y el peso que tienen al nacer. Normalmente, para evaluar la capacidad de supervivencia del pequeño, los médicos dan más importancia al peso que a la edad gestacional.
Cabe recordar que a día de hoy la prematuridad es la segunda causa de mortalidad infantil, por detrás de las anomalías congénitas. Sin embargo, los avances médicos hacen posible que esta mortalidad tienda a descender.
La alimentación de los bebés prematuros se realiza por vía intravenosa y vía nasogástrica. La nutrición de estos bebés requiere un control exhaustivo por parte de los neonatólogos, porque un exceso de nutrientes podría causar problemas en los bebés prematuros.
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Tanto las calorías (un máximo de 110-120 por cada kilo de peso y día) administradas por esta vía como los centímetros cúbicos de alimento (de 120 y a 150 cc) se evalúan cada día en función del pequeño y de su evolución.
La alimentación intravenosa se va sustituyendo de forma gradual y es controlada por la alimentación nasogástrica, es decir, a través de la nariz. La alimentación nasogástrica se lleva a cabo gracias a la colocación de un tubo de plástico pequeño y suave que va desde la boca hasta el estómago.
Estas sondas se usan para introducir el alimento en el estómago hasta que el bebé pueda tomar alimento por la boca.
Los problemas más comunes en la alimentación de los bebés prematuros son los asociados a los niveles de glucosa (tanto hipoglucemia como hiperglucemia):
Estas son las razones fundamentales por las que los neonatólogos realizan un control exhaustivo a los bebés prematuros.
Las causas que determinan un parto prematuro son diversas:
En cualquier caso, en la medida de lo posible, siempre se intenta detener el parto, para favorecer la maduración del niño.
Por este motivo, excepto si el niño no está sufriendo, se suelen administrar a la mamá fármacos que frenan las contracciones del útero.
Además, aunque se deba proceder urgentemente, se tiende a efectuar un parto inducido o por cesárea, a prolongar el embarazo todo posible, administrando a la futura mamá fármacos específicos al menos 48 horas antes del nacimiento.
Por desgracia, no siempre se tiene la posibilidad de proporcionar a la mamá y al bebé estas valiosas hormonas, puesto que se dan muchos casos de partos prematuros que llegan a la clínica o al hospital en una fase muy avanzada. En estos casos, por falta de tiempo, resulta imposible la administración de estos fármacos.
Los partos anticipados de causa desconocida suelen atribuirse a infecciones que parten de la vagina y que afectan al líquido amniótico, provocando la rotura de las aguas. Por esta razón, es importante que la futura mamá siga todos los controles ginecológicos previstos.
Diferentes estudios llevados a cabo en los últimos años han demostrado que la exposición de la madre a una serie de contaminantes atmosféricos durante el embarazo puede comportar un mayor riesgo de tener un bebé prematuro.
De entre todos los contaminantes, los hidrocarburos aromáticos policíclicos (contenidos, por ejemplo, en los gases del tubo de escape de los automóviles y en el humo de los cigarrillos) han resultado ser los más peligrosos. Aumentan el riesgo de parto prematuro en un 30%. Por su parte, el benceno y el polvo (un contaminante más sutil) lo incrementan en un 10%.
Para reducir la exposición de la futura mamá a estos contaminantes, los expertos recomiendan:
El 17 de noviembre, se celebra el Día del Niño Prematuro. Se trata de un punto de encuentro entre padres de toda España, Asociaciones de Pacientes, profesionales sanitarios y familias, creando un referente en la creación de concienciación sobre los bebés que han nacido prematuros en España.
Durante el mes de noviembre, se celebra en España y Europa el mes de la prematuridad, en honor a los más de 40.000 niños que cada año nacen prematuros y a sus familias.
Los objetivos de esta conmemoración son extender una voz social de apoyo a las familias que han vivido la experiencia de la prematuridad, así como concienciar sobre la necesidad de apoyar la investigación.
También se pretende mejorar las prácticas en torno a los cuidados neonatales, reconocer los derechos de los niños que han nacido prematuros y hacer un llamamiento a las familias de niños prematuros para que conozcan y compartan su situación.
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Cuando quedamos embarazadas, lo único que pedimos es tener a un bebé sanito. Sin importar si nace sietemesino, de ocho meses o en el tiempo estimado de normalidad. Sin embargo, algo que me causó un poco de asombro fue escuchar que los bebés prematuros de siete meses de gestación, tenían más posibilidades de sobrevivir que los de ocho. Para tenerlo más claro, se le considera prematuro a aquel que nace antes de la semana 36 de embarazo.
Desde que escuché esto, siempre quise tener la oportunidad de aclararlo. Y es lo que voy a hacer en este artículo. Pues en realidad, se sabe desde épocas pasadas que estos niños tienen muy pocas posibilidades de sobrevivir. De ahí, viene el rumor de que un bebé sietemesino es mejor que uno de ocho meses. No me queda más que decir que esta afirmación es falsa, y vamos a enterarnos cuál es la razón.
Si un bebé nace antes de la semana 36 de embarazo corre muchos riesgos para su salud. Porque sus órganos aún son demasiado inmaduros. Especialmente los pulmones, que son los órganos que se demoran más en madurar. Sin embargo, leí que el doctor Gerardo Romera, un experto en medicina pediátrica, dijo que un bebé puede sobrevivir a partir de la semana 24 de embarazo. Eso sí, lo esencial es que pese unos 500 gramos de peso para poder lograrlo.
Asimismo, para que nos quede más claro que mientras el bebé nazca más prematuramente corre más riesgos, recuerda lo siguiente. Se considera prematuridad extrema a los nacidos con menos de 31 semanas de gestación. Así como son considerados de gran prematuro, a los menores de 28 semanas. Igualmente, se han visto buenos resultados en los bebés de 28 a 32. Incluidos los sietemesinos.
De igual manera, estos bebés prematuros tienen una supervivencia sin secuelas a las 28-29 semanas. Lo que solo puede verse como resultados excelentes, ya que es superior al 50% y con una mortalidad menor al 10%”. Es más, el doctor Romera también puntualizó que estos datos irán mejorando a medida que el bebé lleve una mayor etapa de gestación en el cuerpo de la madre.
A diferencia de los sietemesinos, los bebés que nacen en el octavo mes de gestación, son llamados prematuros tardíos. Estos pequeños tienen una supervivencia superior al 90%, pero con algunas complicaciones. Igualmente, su situación no es tan grave como los sietemesinos. Es más, generalmente no tiene una repercusión a mediano o largo plazo. De igual manera, estos bebés merecen una completa atención y consideración.
Estos pequeños tienen un peso a la hora de nacer que oscila entre los 1.700 y los 2.500 gramos. Por ello, el experto médico en pediatría dice que el creer que es mejor un bebé sietemesino que uno nacido al octavo mes, no tiene fundamento. Asimismo, también agrega que los menores de 32 semanas de embarazo serán los que muestren mayores problemas ligados a su inmadurez. Por lo que, tendrán más repercusión en su mortalidad y en su supervivencia. Las que podrían dejar algún tipo de secuelas.
Algunas diferencias son muy notables, Y la cantidad de secuelas futuras también se podrá diferenciar por ser sietemesinos. Este bebé de siete meses, tiene los pulmones muy inmaduros. En consecuencia, necesitará de asistencia respiratoria. Además, tampoco están completamente desarrollados sus reflejos como el de succión. Este le permitiría mamar del pecho de la madre o de un biberón. Por esto, tendrá que ser alimentado por una sonda hasta que llegue a desarrollarse por completo.
En cambio, el bebé de ocho meses podrá mamar con más normalidad que un sietemesino. Así como podrá hacer uso del biberón por estar más desarrollado. De igual manera, es muy probable que también necesiten ayuda para respirar. Porque sus pulmones no están completamente desarrollados, pero con la diferencia que el tiempo será menor al de siete meses. Esto puede ser porque es a partir de las 32 semanas de gestación que pueden realizar movimientos de succión y coordinación.
Desde que un bebé nace antes de la semana 36 de embarazo, sus órganos y reflejos están obligados a madurar fuera del útero. La consecuencia de esto, será la manera diferente de desarrollarse a partir de esa semana de gestación. Por ello, es muy importante hacer el seguimiento al bebé prematuro hasta que cumpla los dos años. Recuerda restarle las semanas de gestación que le faltaron completar para su evaluación constante.