Cuento hadas de los dientes: La leyenda del hada de los dientes. Cuentos cortos

Cuento hadas de los dientes: La leyenda del hada de los dientes. Cuentos cortos

El hada de los dientes

El hada de los dientes

El hada de los dientes

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Autor:

Eva María Rodríguez

Edades:

Todas las edades

Valores:

ayudar, amistad

El Hada de los Dientes se encarga de coger los dientes de los niños a cambio de un regalo desde que era pequeña. Hace mucho tiempo, cuando el Hada de los Dientes era una niña, también se le cayó un diente.

Con toda la ilusión del mundo, el Hada de los Dientes puso su diente debajo de la almohada y se durmió, esperando un regalo. Pero cuando se despertó, su diente seguía allí.

El Hada de los Dientes volvió a probar suerte al día siguiente, pero el resultado fue el mismo: su diente seguía allí.

Muy triste, el Hada de los Dientes dejó de recoger los dientes de los niños, así que los niños dejaron de ofrecerle a ella sus dientes, y empezaron a dárselos al Ratoncito Pérez. Al principio, el Ratoncito Pérez estaba muy contento porque se estaba haciendo rico con tantos dientes.

Al poco tiempo, el Ratoncito Pérez se dio cuenta de que era demasiado trabajo para él. Y es que había días que no podía recoger todos los dientes, y como consecuencia, había niños que se quedaban sin su regalo.

Tendré que hablar con el Hada de los Dientes, a ver qué pasa -pensó Pérez.
Cuando fue a ver al Hada de los Dientes, el Ratoncito Pérez se encontró que la pobre estaba dormida y que, junto a su cama, había una carta. En el sobre iba dirigido a “quien quiera quedarse con mi diente”.

Pérez, que era un ratón muy astuto, en seguida se dio cuenta de lo que pasaba, y pensó:
– Me llevaré su diente y le dejaré un regalo. Seguro que así recuperará la ilusión y volverá a hacer su trabajo.

A la mañana siguiente, cuando el Hada de los Dientes despertó, se encontró un maravilloso regalo.

– ¡Es un saco mágico para guardar los dientes de los niños! -gritó el hadita muy feliz-. ¡Justo lo que necesitaba! ¿Quién habrá sido?

Entonces, descubrió una nota junto a su cama que decía:
Siento haber tardado tanto, compañera. No te volveré a fallar.

– Este tiene que haber sido Pérez -dijo el Hada de los Dientes-. Y yo pensando que le caía mal… ¡qué injusta he sido!

Desde entonces, el Ratoncito Pérez y el Hada de los Dientes son algo así como socios, y se ayudan el uno al otro para que ningún niño se quede nunca sin su regalo por su diente.

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La traviesa hada de los dientes : PHB

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Érase una vez que se era en el muy lejano reino de las hadas habitaba un hada traviesa y juguetona. La pequeña hada se divertía pintando las alas de las mariposas, dibujando topitos en las mariquitas, dándole color a las flores, hablando con los pequeños animales del bosque… sin embargo, a pesar de sus múltiples y divertidas tareas, se aburría.

La traviesa hada soñaba con volar lejos, sobrevolar el cielo y llegar a otros mundos. Sí, la muy traviesilla soñaba con volar hasta el reino de los humanos. Nunca había estado en él, solo conocía a los humanos por las fotos de los libros de la gran biblioteca del Palacio de las Flores.

La pequeña hada se pasaba las horas contemplando las fotos de aquellos seres enormes a sus ojos, sobre todo le gustaba ver las fotos de los más pequeños. Sí, adoraba aquellos seres, soñaba con ver a los niños de cerca y poder revolotear a su alrededor.

Una mañana nuestra amiga hablaba con un ratón, que venía de la ciudad:

-Eres como mi primo?dijo el ratón.

-¿Tu primo? ¿Quién es tu primo? ?preguntó intrigada el hada sin parar de mover delicadamente sus diminutas alas.

-Pérez, ¿no has oído hablar de él?

-No, ¿qué tiene de especial tu primo?

El ratón se sentó un momento entre las coloridas flores para contarle la historia de su primo el ratón Pérez, el hada estaba encantada y soñaba con emular al pequeño roedor.

El hada estaba emocionada, ¡ella quería ser como aquel ratón!, rauda y veloz voló hacia el Palacio de la reina de las hadas, necesitaba hablar con ella. El hada quería pedirle permiso para convertirse en la nueva ayudante de Pérez, que tenía mucho trabajo porque en el reino de los humanos había muchos niños a los que cambiarles los dientes por monedas.

La reina de las hadas no estaba muy convencida pero vio tan ilusionada a la más pequeña y locuela de sus hijas que le concedió su deseo y, así aquella pequeña hada traviesa se convirtió el hada de los dientes.

El hada se cuela en las casas para cambiar los dientes de leche por monedas, así que ya sabes, si un día te despiertas y escuchas un pequeño revoloteo de alas puede ser que se trate de nuestra amiga, la traviesa hada de los dientes.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado, y el que no levante el culete se le queda pegado…

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