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Lola Rovati
@Lolarovati
Al llegar el tercer trimestre, cuando el volumen uterino y el peso de la barriga es notable, el dolor y los calambres en las ingles son frecuentes en la embarazada.
Normalmente estos calambres ocurren cuando estamos de pie o caminando, y son muy dolorosos. En algunos casos, puede aparecer dificultad para andar debido al dolor punzante que se extiende desde la pelvis hacia la parte interna del muslo.
La zona del pubis y las ingles, como las piernas, se resientan por la presión que ejerce el útero sobre los vasos sanguíneos que llevan de regreso la sangre desde las piernas al corazón, y sobre los nervios que comunican el tronco con las piernas.
La pubalgia, o dolor en el pubis, es una molestia del embarazo que aparece en aproximadamente el 30 por ciento de las mujer, y un cinco por ciento de ellas sufren dolores severos.
Las causas de este dolor se deben al aumento de volumen y peso corporal, a los cambios posturales y a los cambios hormonales durante el embarazo. Nuestro cuerpo produce una hormona llamada relaxina, que ablanda los ligamentos de la pelvis con la función de que el bebé pase a través de la pelvis más fácilmente. Como consecuencia, estas articulaciones se mueven más durante el embarazo, lo cual podría contribuir a los dolores en la zona de pubis e ingles, que en ocasiones se irradia
Estas tres circunstancias provoca que las articulaciones se resientan y aparece el dolor, que se agrava al caminar, subir escaleras, girarse en la cama o subirse al coche. Incluso puede aparecer estando tumbada o en reposo.
El dolor es de intensidad variable, aparece en la zona púbica y puede extenderse a la zona baja de la espalda, caderas e ingles.
También existen diversas opciones a las que podemos recurrir para intentar aliviar o reducir el dolor pélvico, como consultar con un fisioterapeuta o utilizar alguna faja de sujeción o cinturón de soporte.
El dolor y los calambres en las ingles normalmente desaparecen sin tratamiento médico, pero pueden ser un signo de un problema más grave. Habremos de acudir al especialista si el dolor es frecuente y grave o si notamos enrojecimiento, calor, hinchazón o malestar en las ingles o piernas.
En Bebés y más | ¿Cómo prevenir el dolor de espalda durante el embarazo?
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La pelvis está formada por un conjunto de huesos: el sacro, el coxis, el pubis, los huesos coxales y una articulación llamada sínfisis púbica que une los dos huesos más grandes de la pelvis por delante. Todos ellos forman el llamado canal óseo del parto. Esta articulación, al igual que el resto de las articulaciones pélvicas, se vuelve móvil durante el parto, para permitir el paso del bebé por el canal óseo que forman.
En el embarazo, el canal del parto no debería moverse. Y sin embargo, en ocasiones no es así, porque una hormona empieza a hacer efecto antes de tiempo: hablamos de la relaxina. Al final del embarazo, la placenta empieza a segregar esta hormona precisamente para dar movilidad a la pelvis y que el bebé pueda salir a través del canal del parto. Su movimiento antes del parto puede producir dolor en algunas mujeres, que muchas de ellas lo describen como agujetas.
La movilidad de la sínfisis del pubis puede producir dolor detrás del vello púbico, generalmente al andar deprisa o cuesta arriba o levantarse bruscamente. Si llegan a separarse los huesos púbicos de ambos lados puede producirse una diástasis de pubis: las mujeres que lo padecen lo refieren como un gran dolor que les impide moverse.
Eso sí, no es grave ni pone en peligro la gestación. El tratamiento es la analgesia. También conviene acudir a un fisioterapeuta especializado en ginecología que aconsejará una serie de ejercicios para aliviar los síntomas, así como ciertas posturas que te ayudarán no agravar las molestias.
A medida que el útero crece dentro del organismo de la madre puede comprimir los llamados nervios genitocrurales del aparato genital. La presión de estos nervios provoca calambres en los genitales (clítoris, labios mayores y menores y vagina). Otras veces el calambre se irradia hacia el interior del muslo y llega hasta la rodilla del mismo lado. Estos dolores no significan que el parto esté cerca. El tratamiento es también la analgesia.
Las contracciones no solo aparecen en el parto, sino que el útero “practica” a lo largo de todo el embarazo con las llamadas contracciones de Braxton-Hicks, que se pueden tener incluso cuando no se está embarazada. El útero es un músculo que se mueve, por ejemplo, cuando se tiene la regla; estas contracciones son una de las causas más frecuentes de dismenorrea o dolor de regla.
Lo normal es que en el primer y segundo trimestre de gestación se perciban entre 4 a 6 contracciones diarias y el en tercer trimestre unas 10 contracciones por día. Esto aumenta en las gestantes que ya han tenido más hijos y en las gestaciones múltiples de gemelos o trillizos. Es importante recordar que la mujer embarazada no debe estar todo el día controlándose el número de contracciones, a no ser que excedan de lo normal, o que haya otros síntomas que anticipen que el parto esté cerca, como la expulsión del tapón mucoso.
Las contracciones de Braxton-Hicks no son dolorosas, aunque algunas mujeres pueden notar molestias, y lo que la mujer percibe es un endurecimiento del útero. No indican labor o trabajo de parto:
Durante el embarazo algunas mujeres notan una fuerte presión en la zona baja de la tripa, que pueden confundir con contracciones: es la hipertonía uterina leve. La molestia puede llegar a ser tan fuerte que a menudo, si están caminando, deben detenerse y casi instintivamente se llevan la mano a la tripa.
Se produce sobre todo en las embarazadas primerizas y a consecuencia del estiramiento de los músculos del útero, que aumenta de tamaño a medida que el bebé crece dentro de él.