El acido folico hasta que mes de embarazo se toma: Ácido fólico | Argentina.gob.ar

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¿Cuando empezar a tomar ácido fólico? Nutriendo

¿Pensando en ser mamá? Seguro que tu ginecóloga (o ginecólogo) ya te habrá comentado que tienes que empezar a tomar ácido fólico desde un mes antes de ponerte manos a la obra. Es decir, antes de que llegue el embarazo.

No es casualidad. 

Desde el Ministerio de Sanidad la consigna es clara: además de llevar una dieta equilibrada, se aconseja a las futuras madres a tomar un suplemento con 0,4 mg (400 mcg) de ácido fólico al día en el mes previo a la concepción y, al menos, durante el primer trimestre. Algunos expertos, por seguridad, aumentan este margen a un par de meses antes de la concepción. 

Es probable que te surjan muchas dudas. ¿Hay que suplementar sí o sí? ¿No vale con lo de los alimentos? Y, la cuestión fundamental, ¿qué le podría pasar al feto si en el embarazo tienes el ácido fólico bajo? 

Antes de seguir, es importante dejar claro que el ácido fólico no sirve para quedarte embarazada, ni aumenta las posibilidades de embarazo. Solo reduce el riesgo de graves malformaciones en el feto. 

Eduard Baladia, del Centro de Análisis de la Evidencia Científica de la Academia Española de Nutrición y Dietética (CAEC-AEND), nos explica todo acerca de este ácido (que, en realidad, es una vitamina). 

Qué es el ácido fólico

El nombre puede suscitar recelos, pero no es más que otra denominación con la que se conoce a la vitamina B9

Se trata de un nutriente esencial que las personas no podemos sintetizar, por lo que debemos obtenerla de la dieta. Entre los numerosos procesos biológicos en los que interviene sobresalen la síntesis de proteínas y la del ADN, que es lo mismo que nuestro material genético que tenemos en todas las celulas.

¿Ácido fólico o folatos?

Los especialistas suelen utilizar indistintamente las palabras folatos o ácido fólico. ¿Son realmente lo mismo? No exactamente. En realidad, el término ‘ácido fólico’ es sinónimo de folacina o ácido pteroilmonoglutámico, ciertamente, poco coloquiales.

Baladia aclara que “la palabra folatos es un nombre genérico que engloba diferentes formas (llamados vitámeros) de la vitamina B9: ácido fólico, dihidrofolato, tetrahidrofolato, metilenotetrahidrofolato, metiltetrahidrofolato, formiltetrahidrofolato”. Es decir, diferentes formas químicas.

La forma química del ácido fólico en concreto, “es una forma sintética fabricada por la industria farmacéutica para servir como suplemento o como vitamina usada, por ejemplo, para enriquecer o suplementar alimentos, como los cereales de desayuno. Es la forma usada en los estudios de prevención de defectos del tubo neural (así que es la que sabemos que es efectiva)” y la que se usa en los suplementos no solo para el embarazo, sino para el resto de etapas de la vida

Por el contrario, en los alimentos y de forma natural están las otras formas químicas de ácido fólico, pero que deben ser transformada dentro del organismo a ácido tetrahidrofólico para que pueda ejercer su papel.

Vitamina B

9 en los primeros días de embarazo

En los primeros días de embarazo las células del embrión se multiplican para sentar las bases de todos los tejidos y órganos del  futuro bebé. 

Las células son muy sensibles al déficit de ácido fólico en aquellos momentos en los que existe una intensa actividad metabólica. Y eso es lo que sucede durante los primeros días de formación del embrión, que, además, coinciden con la fusión del tubo neural

Este término tan clínico es la forma científica con la que se conoce a la estructura que da lugar al sistema nervioso central, es decir, al cerebro y la médula espinal del feto.

Si en esos días críticos (entre el 21 y el 27 de vida embrionaria) falta ácido fólico, las consecuencias pueden ser muy graves (espina bífida), incluso incompatibles con la vida (anencefalia). 

La evidencia científica demuestra que los suplementos de vitamina B9 reducen drásticamente el riesgo de que aparezcan no solo defectos del sistema nervioso, también  labio leporino o cardiopatías.  

Por esta razón, las sociedades científicas y las autoridades sanitarias de muchos países (incluido España) incluyen en sus programas la indicación de prescribir a las futuras madres suplementos de ácido fólico y otras vitaminas y minerales.

Ahora bien, la misma evidencia científica apunta en qué momento se deben tomar los suplementos para que sean realmente preventivos.

Atención a los tiempos y la dosis

 En nuestra sociedad cada vez es más habitual programar – en la medida de lo posible – los embarazos. Esta forma de planificación familiar facilita la pauta de vitaminas prenatales desde antes de la propia fecundación. 

Aunque las autoridades sanitarias apuntan a la toma de suplementos de 0,4 mg de ácido fólico desde un mes antes, Eduard Baladia lo eleva a un margen “entre 8 y 12 semanas antes de la concepción y hasta la semana 12 de la gestación”. 

Eso es lo ideal, pero “como muchos embarazos aún no son planeados, en algunas ocasiones es posible que se recomiende tomar estos suplementos a todas las mujeres en edad fértil que no sigan medidas contraceptivas”.

Las recomendaciones contemplan, además, casos especiales con dosis mayores para los siguientes supuestos: 

  • mujeres con gestaciones previas con fetos afectados por defectos del tubo neural, incluidos abortos espontáneos, preeclampsia o desprendimiento prematuro de placenta
  • antecedentes familiares de ese problema 
  • mujeres con carencias nutricionales
  • mujeres en tratamiento con fármacos antiepilépticos

En estos casos, “se indican dosis más altas, incluso durante períodos más prolongados pre y postconcepción”, añade Baladia.

Tanto el ministerio de Sanidad como la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) sugieren en estos casos especiales dosis diarias de 5 mg.

Los suplementos de ácido fólico en pastillas (el término correcto es comprimidos) se encuentran con facilidad en cualquier farmacia. Entran dentro de los fármacos financiados por la Seguridad Social y en ocasiones se acompañan de hierro, yodo o vitamina B12.  

Las autoridades sanitarias recomiendan tomar suplementos de 0,4 mg de ácido fólico desde un mes antes de la concepción, pero se puede adelantar a entre 8 y 12 semanas antes y hasta la semana 12 de la gestación. 

Eduard Baladia

Un suplemento 100% seguro durante el embarazo

El embarazo es un momento peculiar en la vida de la mujer durante el cual puede haber restricciones a ciertos alimentos, entre los que quizás el más famoso sea el jamón ibérico. Pero también se recomienda evitar muchos medicamentos. 

Sabemos qué función cumple el ácido fólico en el embarazo, pero, ¿es seguro, incluso a dosis tan altas? “Al ser una vitamina hidrosoluble, no se acumula en tejidos y el exceso es fácilmente eliminado del cuerpo. Los riesgos son mínimos”, tranquiliza Baladia. 

No obstante, el riesgo cero nunca existe hablando de salud. “En algunas ocasiones se ha relacionado un exceso muy alto de ácido fólico con el cáncer de próstata, justamente por la administración de dosis demasiado altas. Por supuesto, esto no afectaría a las mujeres”. 

No solo en pastilla, también hay alimentos con ácido fólico

Los alimentos con más cantidad de folatos son:

  • Legumbres: una ración de 100 g de alubias o lentejas aporta unos 300 mcg.
  • Vegetales de hoja verde: rúcula, espinacas, coles, grelos, borraja, escarola, endibia, lechugas, berros, acelgas…
  • Brócoli, espárragos, coles de Bruselas.
  • Frutas frescas: fresas, frambuesas, moras, aguacate, kiwi,  naranja, papaya, melón, etc.
  • Frutos secos: almendra, nuez y avellana, pipas de girasol y de calabaza
  • Cereales integrales
  • Levadura de cerveza
  • Germen de trigo

¿Mejor suplementar que dieta?

Por lo general, los/las dietistas-nutricionistas decimos que una dieta saludable, equilibrada y que incluya la mayor variedad de alimentos, es la mejor manera de garantizar el aporte suficiente de nutrientes, vitaminas, minerales y otros elementos que necesita nuestro organismo.  

“Sin embargo, en esta ocasión, para el embarazo no es así. Independientemente del estado de folatos y de la calidad de la dieta, es mejor suplementarse”.

El padre, por ahora, que no tome nada

Un buen estado de folatos es vital para todos los individuos. Pero, igual que no asegura más posibilidades de embarazo para la mujer, tampoco mejora la fertilidad masculina. 

“A pesar de que hay estudios que apuntan a que la suplementación con ácido fólico podría mejorar la calidad del semen, científicamente no se sabe si esto tiene un impacto en la subfertilidad o en la dificultad para lograr el embarazo que pueda experimentar una pareja”, concluye Baladia. 

Experto del post: Eduard Baladia

Eduard Baladia. Coordinador del Área de Gestión del Conocimiento Científico y del Centro de Análisis de la evidencia Científica de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Director de Red de Nutrición Basada en la Evidencia (RED-NuBE) y Profesor Asociado en el Departamento de Ciencias Experimentales y Metodológicas de la Universidad de Vic. Instagram @ebaladia. Twitter: @EBaladia. FB: @ebaladia

Contenido avalado por la Academia Española de Nutrición y Dietética

IMSS Promueve la Toma de Ácido Fólico Durante Embarazo para Prevenir Defectos Neurológicos en Bebés

Una pastilla diaria antes y durante el primer trimestre del embarazo permite que la mamá y su hijo estén en condiciones óptimas en la gestación.

El Instituto cuenta con abasto suficiente de esta vitamina en sus unidades médicas y durante las Semanas Nacionales de Salud.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) promueve la toma de ácido fólico en las mujeres que desean ser mamás, entre tres y seis meses antes del embarazo y en el primer trimestre de la gestación, pudiendo prolongarse hasta su término, ya que previene diversos defectos neurológicos que pueden surgir en el cerebro del bebé y en el sistema nervioso, que dañan la columna vertebral, al tiempo disminuir el riesgo de bebés con bajo peso al nacer.

El doctor David Salvador Medina Camarena, Coordinador de Programas Médicos en la División de Atención Prenatal y Planificación Familiar del IMSS, señaló que la toma de una pastilla diaria de esta vitamina permite obtener diversos beneficios al estimular que las células que forman al bebé se produzcan de manera normal y armónica, así como el desarrollo correcto de los rasgos genéticos y hereditarios.

Afirmó que el Seguro Social cuenta con abasto suficiente de frascos de ácido fólico en sus unidades médicas para proporcionarlo a las mujeres durante la atención con el Médico Familiar, en el caso previo del embarazo, o en la consulta prenatal, cuando la mujer está en las primeras semanas de la gestación.

De la misma manera, dijo, hay abasto garantizado durante las Semanas Nacionales de Salud, con el objetivo de que todas las mujeres derechohabientes en edad reproductiva, idealmente entre los 20 a 35 años de edad, obtengan sus múltiples beneficios.

Enfatizó que el ácido fólico también tiene efectos benéficos en la mujer, ya que previene o cura la anemia; si no fue posible la ingesta previo al embarazo, es de gran importancia que lo tome durante los primeros tres meses de la gestación y continuar tomándolo si el médico lo recomienda.

El especialista del IMSS también recomendó que la mujer y sus familiares conozcan los síntomas que provoca la deficiencia de ácido fólico, como son cansancio, dolor de cabeza, palidez, úlceras en boca o lengua, trastornos del sueño y falta de memoria, para que la paciente acuda de manera oportuna con su médico.

Esta vitamina, también conocido como folatos, tiene su origen en las hojas verdes, por lo que el doctor Medina Camarena recomendó que antes y durante todo el embarazo, la mujer también incluya en su dieta diaria el consumo de alimentos tales como espinacas, berros, brócoli, lechuga, aguacate, habas, chícharos, soya, frijoles, almendras y avellanas; también de origen animal como hígado y vísceras; frutas como toronja, naranja y plátano, y cereales adicionados con vitamina B9.

Agregó que para aprovechar el contenido de folatos en estos alimentos, se evite exponerlos a altas temperaturas, ya que son sensibles al calor y se disuelven en agua, por lo que aconsejó consumir los vegetales crudos y los productos de origen animal, asados a la plancha.

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