Como es lógico, la alimentación es algo que preocupa enormemente a las mujeres en estado de gestación.
La repercusión de lo que una mujer embarazada ingiere tiene acción directa en el bebé y, por lo tanto, debe mirarse con lupa lo que puede y no puede comer.
En cualquier caso, para tomar decisiones sobre la dieta a seguir, la opinión que prima siempre será la de su médico que, tras hacer los reconocimientos pertinentes, podrá pautar con buen criterio qué alimentos pueden ser consumidos y cuáles no.
El embutido es uno de los alimentos con fama de ser apartado durante el embarazo, pero no en todas las mujeres conlleva riesgo.
Como decíamos antes, cualquier decisión a este respecto debe pasar por las recomendaciones del médico. Si bien, generalmente, la prohibición o no de comer embutido durante el embarazo va a depender de la prueba de la toxoplasmosis.
La toxoplasmosis es una enfermedad que se produce a causa de un parásito llamado toxoplasma. En mujeres adultas sanas, puede adquirirse sin tener ningún tipo de consecuencia en su organismo pero, durante el embarazo, puede tener consecuencias graves tanto en la madre como en el bebé.
El parásito toxoplasma se transmite a los seres humanos mediante la ingesta de alimentos contaminados (generalmente verduras insuficientemente limpias), heces de gato y/o carnes crudas o mal cocinadas. Por esto último no se recomienda el consumo de embutidos si existe riesgo de contagio de toxoplasmosis.
Lo “bueno” de la toxoplasmosis es que solo puede adquirirse una vez y, si en las pruebas médicas correspondientes, una mujer gestante da positivo en contagio previo de esta enfermedad, no existirá riesgo en el consumo de embutidos.
Las mujeres embarazadas a las que no se les haya contraindicado el consumo de embutidos, podrán tomarlos sin ningún problema siempre y cuando hayan estado congelados, al menos, durante 24 horas o con una curación de sea superior a un año y medio como en el caso del jamón ibérico de bellota.
Como vemos, las posibilidades son enormes, si se atiende a estas recomendaciones. Podrás seguir disfrutando del mejor embutido durante el embarazo sin ningún tipo de problema si eliges calidad y tratas el producto de forma adecuada.
Tipos de embutidos buenos y malos durante embarazo
Los mejores embutidos para consumir durante el embarazo serán aquellos que hayan sido sometidos a cocción o garanticen una curación superior a los 30 meses. De esta forma, tendríamos como principales embutidos buenos durante el embarazo los siguientes:
Nuestra paleta de bellota ibérica ha sido curada durante, al menos, 32 meses en nuestros secaderos de la Sierra Arcena-Jabugo. Esto implica que existe un riesgo cero de contagio de toxoplasma para la embarazada y su bebé, que podrán disfrutar de la mejor paleta ibérica sin ningún tipo de problema como antes del embarazo y como seguirá haciendo después.
Si la paleta ibérica garantiza 32 meses de curación, nuestro Gran Reserva ha sido secado y curado durante, al menos, 40 meses. Es, por lo tanto, tan o más seguro su consumo para la gestante y el bebé, además de ser una magnífica fuente de ácido fólico, absolutamente imprescindible durante el embarazo. Incluso la grasa del jamón se conoce como a lo que coloquialmente denominamos «grasa buena.»
Aquellos embutidos que hayan sido previamente cocidos como el jamón de york o la mortadela son aptos para embarazadas desde el puto de vista de posibles contagios. Si bien, es importante que los embutidos que se consuman sean de la mejor calidad posible. Por eso, si te decantas por algún embutido cocido, procura que su procedencia sea segura y que se trate de carne de calidad.
Te habrás dado cuenta de que en el punto anterior no hemos nombrado ni salchichones, ni lomos ni chorizos. Esto es porque no se recomienda su consumo “al natural”.
Pero como comentábamos arriba, no tienes por qué renunciar al maravilloso sabor y su gran valor nutricional aunque estés embarazada. Simplemente debes seguir las pautas de congelación que se recomiendan para cada uno.
Es importante recalcar que todos los embutidos embasados al vacío pueden ser congelados.
La congelación en producto al vacío puede hacer probablemente que este se pierda, pero se entiende que se descongela para consumo y no debería de importar.
Si vas a comer pocas cantidades, congélalo por partes y descongela solo las cantidades que vayas a consumir.
Todos los productos pierden algo al ser congelados, pero cuanto menos tocino tiene la pieza mejor resultado.
Este hecho se debe a que la diferencia no la marca el sabor, si el producto es descongelado y atemperado fuera de su envase correctamente es casi idéntico.
Sin embargo, la congelación sí que rompe la estructura interna de cualquier producto. Por eso, cuanto más fuerte es esta estructura (más magro) menos pierde.
Es algo parecido al motivo por el que la patata cocida no se puede congelar o se deshace, y sin embargo las legumbres en cambio lo aceptan bien.
Se pueden congelar al vacío casi sin diferencia en el resultado.
Así, Caña de lomo y Lomito se pueden congelar al vacío casi sin diferencia en el resultado. Y salchichón, chorizo y morcón sufren cambios en la textura, pero no en el sabor.
Cuando hablamos de cómo conservar el salchichón ibérico os dábamos las claves para su correcta congelación. En ese artículo abordamos preguntas frecuentes que se producen al congelar un salchichón como si éste pierde sabor o textura después de este proceso. La respuesta es que puede sufrir cambios en la textura, pero no en el sabor. Algo que hará especialmente felices a las embarazadas que quieran disfrutar del salchichón ibérico pero deban congelarlo para consumirlo.
De la misma manera que el salchichón, el chorizo ibérico es perfecto para congelarse sin que afecte en absoluto a su sabor ni a sus propiedades nutricionales, solamente en la textura podemos advertir un cambio.
Este embutido será ideal para tentempiés si estás embarazada, no tienes por qué renunciar a él durante los 9 meses de gestación.
Sí, lo es. El principal riesgo que existe al comer embutido crudo durante el embarazo es la adquisición de toxoplasmosis. Cuando congelamos el producto, el parásito queda automáticamente eliminado ya que es incapaz de sobrevivir a las temperaturas extremas de la congelación.
Dicho esto, existen muchas otras prevenciones que puedes tomar contra el toxoplasma y que nada tienen que ver con el consumo de embutidos que, como decimos, es totalmente seguro después de su congelación.
Dejaremos de consumir embutido durante el embarazo, en primer lugar, si así nos lo indica el médico que esté realizando nuestro seguimiento.
Como decimos, prácticamente cualquier medida relacionada con la alimentación durante el embarazo va a depender exclusivamente de las indicaciones previas de nuestro médico. En el caso de que no haya una prohibición explícita, apuesta por productos de calidad y disfruta sin miedo de tus embutidos favoritos.
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El embarazo es un momento en el cual debemos cuidar especialmente la alimentación para así garantizar que el bebé reciba todos los nutrientes necesarios y crezca sano.
Esto implica que las embarazadas suelen sufrir algunas restricciones a nivel alimentario, basadas en las recomendaciones que les realizan sus médicos, para así evitar posibles infecciones y/o problemas de salud. Lo que afecta a la gama de los embutidos.
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Pero, ¿se puede comer lomo embuchado durante el embarazo u otro tipo de fiambre? ¿O las embarazadas no pueden comer ningún tipo de embutidos?
En este artículo vamos a resolver todas tus dudas sobre los embutidos que se pueden comer durante el embarazo.
Pero, antes de conocer que alimentos sí pueden comer las embarazas, es importante que sepamos por qué no se les aconseja comer este tipo de productos.
El motivo principal es evitar la toxoplasmosis durante el embarazo. Esta enfermedad parasitaria puede contraerse con el consumo de carnes crudas/semicrudas como es el caso de los embutidos y puede atravesar la placenta afectando al bebé.
Esto implica que, si queremos evitar las infecciones por toxoplasmosis, debemos eliminar el jamón serrano y otros productos crudos de su dieta, incrementando a su vez el consumo de frutas y verduras.
¿Quieres saber más sobre cómo se lleva a cabo el proceso de elaboración del jamón serrano? Puedes leerlo aquí y de esta forma podrás entender mejor por qué no es un alimento recomendado para embarazadas.
Pero, dado que se trata de una infección, es posible que te estés preguntando ¿qué ocurre si ya la ha pasado? ¿Puedo comer chorizo en el embarazo?
Lo cierto es que si la persona ha sufrido toxoplasmosis debería haber generado anticuerpos para esta enfermedad. Por lo que el consumo de embutidos en el embarazo va a depender de este factor y, en la medida de lo posible, deben elegir productos de calidad como los que puedes encontrar en nuestra tienda online de embutidos.
Pero, ¿cómo podemos saber si hemos tenido toxoplasmosis? Muy sencillo, tan solo hay que llevar a cabo una prueba durante las primeras etapas del embarazo conocida como toxo-test. Si el resultado de esta prueba da anticuerpos para la enfermedad, la persona embarazada no tendría por qué limitar el consumo de estos alimentos aunque sí es algo recomendable.
Si estás embarazada puede que una de las preguntas que te hayas hecho sea: ¿Puedo comer salchichón estando embarazada? o ¿puedo comer fuet embarazada?
Esta es la pregunta que se hacen muchas mujeres embarazadas dado que los fiambres son uno de los alimentos que se consume habitualmente en España.
A continuación te indicamos cuáles son los embutidos que si puedes comer durante el embarazo y los que no.
Lo primero que vamos a ver son aquellos alimentos que no debes consumir el embarazo como, por ejemplo, el caso de la morcilla. Los prohibidos son los embutidos crudos o semicrudos como el chorizo, el salchichón, el jamón serrano y todos sus derivados.
De esta forma, no puedes comer butifarra blanca durante el embarazo ni cecina o productos similares porque los procesos de curación de los mismos se llevan a cabo a temperaturas inferiores a 20ºc. De forma que no se garantiza la muerte de posibles bacterias como la causante de la toxoplasmosis.
Ya hemos hablado de los embutidos que no se pueden comer pero, ¿qué ocurre con los que sí?
Los embutidos que han sido cocinados sí pueden consumirse como es el caso del jamón cocido. Entonces te estarás preguntando ¿Puedo comer lacón estando embarazada? Sí, siempre y cuando el alimento se haya elaborado mediante un proceso de cocción que garantice que no puedes adquirir ninguna enfermedad.
En esta gama además de los citados también se incluye el salchichón de pavo para embarazadas, la mortadela o incluso el queso. Aunque hay que hacer una aclaración con este último y es que se puede consumir siempre y cuando haya sido elaborado con leche pasteurizada por lo que es importante que miremos correctamente esta información y, ante la duda, no lo consumamos.
En cualquier caso, debemos ser conscientes de que los embutidos son muy ricos en grasas por lo que consumirlos puede elevar nuestros niveles de colesterol.
De esta forma, es mejor reducir su consumo en la medida de lo posible y aumentar el de otros alimentos con un alto contenido de nutrientes para así llegar a la etapa final del embarazo con los mejores niveles de salud posibles.