Emociones secundarias ekman: qué son, tipos y características

Emociones secundarias ekman: qué son, tipos y características

qué son, tipos y características

Las emociones han sido aspecto fundamental para nuestra supervivencia. Es por medio de los cambios anímicos que los animales se adaptan ante las fenómenos de su entorno. Por ejemplo, ante una amenaza es normal tener miedo y huir o, cuando ha pasado algo grave como la muerte de un familiar, es normal sentirse triste y hacérselo ver a los demás.

Sin embargo, en la especie humana las emociones más básicas, compartidas con las demás especies de mamíferos, se han ido sofisticando permitiéndonos tener un espectro emocional más extenso.

De esta mayor sofisticación surgen las emociones secundarias, emociones de las que vamos a hablar a continuación, además de mencionar algunos modelos que han pretendido descubrir exactamente cuántas posee el ser humano.

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¿Qué son las emociones secundarias?

El espectro emocional humano es amplio comparado con el de las demás especies, en especial el resto de los mamíferos. Además de presentar las emociones más básicas, como son la ira, el asco, la tristeza, la alegría y el miedo, los seres humanos hemos desarrollado emociones que, para que se presenten, es muy necesario que se dé un contexto social concreto. Estas emociones son las secundarias y, detrás de ellas, hay un importante factor de aprendizaje y socialización.

Cabe decir que el estudio de las emociones secundarias es complicado porque, para empezar, el de las emociones primarias también lo ha sido.

Pese a que grandes figuras como Robert Plutchik y Paul Ekman han propuesto modelos de emociones primarias y, posteriormente, de secundarias, la comunidad científica no se ha aclarado sobre cuáles son exactamente estas.

Breve introducción a las emociones primarias

Antes de profundizar sobre la idea de las emociones secundarias hace falta hacer un breve repaso sobre cuáles son las emociones primarias planteadas tanto por Plutchik como por Paul Ekman.

Para Robert Plutchik, psicólogo norteamericano, las emociones primarias son las que poseemos por naturaleza, de forma innata, ya manifestándose a temprana edad, cuando todavía somos bebés. Postuló que estas emociones, también llamadas básicas, eran las siguientes:

  • Alegría: estado de bienestar y satisfacción con uno mismo y con sus circunstancias.
  • Confianza: seguridad de que no nos va a ocurrir daño en la situación que estamos.
  • Miedo: incertidumbre, asociada a expectativas donde podemos sufrir algún daño.
  • Sorpresa. reacción ante una acción imprevista a nuestro alrededor
  • Tristeza: decaimiento anímico, que tiene a necesitar apoyo social.
  • Aversión: evitación o rechazo frente a alguien o algo.
  • Ira: respuesta ante una ofensa o acto que no nos ha gustado.
  • Anticipación: expectativa que nos creamos a partir de la información y experiencia previa de circunstancias anteriores.

Por otro lado, Paul Ekman considera que hay menos emociones primarias, considerándolas como aspectos universales, es decir, manfiestándose en todas las personas independientemente de a qué cultura formen parte. Sus estudios tuvieron en cuenta tanto a poblaciones occidentales como orientales, incluidas aquellas con un grado de globalización y alfabetización reducido.

De acuerdo con Ekman las emociones primarias serían: ira, asco, miedo, alegría, tristeza y sorpresa. La emoción del desprecio indicó que podría ser universal, aunque las investigaciones no lo pudieran confirmar.

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Los modelos de las emociones secundarias

Plutchik considera que las emociones secundarias no son más que la combinación de las primarias o básicas, dando emociones en las que se requiere un pensamiento y un nivel de socialización mayor detrás. Es decir, si las emociones primarias son la respuesta instintiva ante las demandas del ambiente, las secundarias son la respuesta, sofisticada y con clara finalidad social, de un entorno con estimulación social, tanto positiva como negativa. Es por este motivo que estas emociones también han recibido el nombre de sociales, pues para que se den es necesario que se hayan establecido vínculos con el entorno social.

Las emociones secundarias se manifiestan en base a lo que se ha ido aprendiendo a lo largo de la vida, nutrida por experiencias y potenciadas por expectativas ante diferentes situaciones. Como son aprendidas y requieren que se posea una cierta capacidad cognitiva, estas emociones empiezan a desarrollarse alrededor de los 2 o 3 años, cuando el infante ya tiene bien asentados unos fuertes vínculos con sus cuidadores y ha tenido la oportunidad de adquirir ciertas proficiencia lingüística.

¿Cuáles son los tipos de emociones secundarias?

Teniendo en cuenta que los modelos sobre las emociones no se ponen de acuerdo sobre cuáles son las emociones primarias, cabe esperar que estén todavía más en desacuerdo sobre cuáles son las emociones secundarias. Lo que sí se puede asegurar es que la mayoría de los modelos, incluyendo el de Ekman y el de Plutchik, consideran que entre las emociones secundarias “universales” estarían las siguientes cinco.

1. Vergüenza

La vergüenza es el miedo a que los demás no nos consideren válidos ni nos acepten socialmente, o que nos encontremos en un estatus percibido como inferior al que nos gustaría estar. Esta emoción nos produce malestar, haciendo que podamos intentar evitar muchas situaciones, escondernos o intentar adaptarnos a las expectativas de los demás a costa de nuestra propia personalidad.

2. Culpa

La culpa nace de la sensación de haber hecho algo que creemos que no deberíamos haber cometido. Es un sentimiento desgastante y supone una carga muy grande, haciendo que la persona no pueda ni siquiera avanzar e, incluso, pensar que es merecedora de un castigo por ello.

3. Orgullo

El orgullo significa estar muy satisfecho con lo que uno mismo ha hecho o como es. En su justa medida, es una emoción adaptativa y beneficiosa, pues fomenta el crecimiento de la autoestima y la seguridad. Sin embargo, en exceso puede tener repercusiones negativas en nuestras relaciones sociales.

4. Placer

El placer es una sensación positiva y agradable que se experimenta cuando nuestras necesidades son satisfechas.

Es un aspecto muy importante como motivador para el aprendizaje de comportamientos fundamentales para nuestra supervivencia, como es comer, dormir o reproducirnos, pero también se puede extrapolar a otros ámbitos que no tienen una base biológica, como las aficiones, relaciones sociales más complejas o el trabajo.

El problema del placer es que, en caso de que se dé excesivamente podría tapar miedos y suprimir toma de decisiones responsable, llevando a consecuencias peligrosas como consumo de drogas u otras conductas de riesgo.

5. Celos

Los celos se sienten cuando percibimos una amenaza hacia algo que consideramos propio, que o bien le pueden hacer daño o nos lo pueden arrebatar. En su debida medida, puede ayudarnos a conseguir aquello que queremos, sin embargo, en la mayoría de los casos los celos surgen por una falta de autoestima y desconfianza.

Modelo de Ekman

Durante la década de los 90 Ekman expandió su modelo, incorporando nuevas emociones. La clasificación de estas emociones es un tanto controvertida ya dentro del modelo porque, si bien sostiene que siguen tratándose de emociones básicas, muchas de ellas se podrían considerar como emociones secundarias, motivo por el cual el propio Ekman acabaría haciendo su propia distinción entre las que originalmente consideró como universales (ira, asco, miedo, alegría, tristeza y sorpresa) y secundarias las siguientes:

  • Culpa
  • Bochorno
  • Desprecio
  • Complacencia
  • Entusiasmo
  • Orgullo
  • Placer
  • Satisfacción
  • Vergüenza

De lo que no cabe duda es que Ekman ve en las emociones secundarias unos estados anímicos más complejos que las emociones primarias, siendo el resultado de nuestro crecimiento e interacción con los demás. No son tan fácilmente identificables como las básicas y, en muchas ocasiones, estas son expresadas simplemente por medio de gestos como una sonrisa, el arqueo de las cejas o simplemente una pequeña mueca, como puede ser el caso de la alegría, el enfado o la decepción.

La rueda de las emociones

Aunque es anterior a Ekman, Robert Plutchik, tiene un modelo bastante más complejo. Este modelo, conocido como la rueda de las emociones, representa a las emociones básicas y cómo estas se combinan generando las secundarias en forma de gráfico.

Para él, y más o menos en la misma línea en la que estaría Ekman, las emociones secundarias serían versiones más sofisticadas de las primarias, muy dependientes del contexto social y surgidas a partir de la combinación de las emociones básicas.

Las emociones secundarias propuestas por Plutchik y las emociones básicas de las que parte son las siguientes.

  • Agresión (Ira y Anticipación)
  • Alarma (Miedo y Sorpresa)
  • Amor (Alegría y confianza)
  • Ansiedad (Miedo y Anticipación)
  • Cinismo (Aversión y Anticipación)
  • Culpa (Alegría y Miedo)
  • Curiosidad (Confianza y Sorpresa)
  • Decepción (Sorpresa y Tristeza)
  • Deleite (Alegría y Sorpresa)
  • Desesperación (Miedo y Tristeza)
  • Desprecio (Aversión y Ira)
  • Dominación (Confianza y Ira)
  • Envidia ( Tristeza y Ira)
  • Fatalismo ( Confianza y Anticipación)
  • Incredulidad ( Sorpresa y Aversión)
  • Indignación (Sorpresa y Ira)
  • Morbosidad (Alegría y Aversión)
  • Optimismo (Alegría y Anticipación)
  • Orgullo ( Alegría y Ira)
  • Pesimismo (Tristeza y Anticipación)
  • Remordimiento (Tristeza y Aversión)
  • Sentimentalismo (Confianza y Tristeza)
  • Sumisión (Confianza y Miedo)
  • Vergüenza (Miedo y Asco)

Reflexión final

Como hemos podido ver a lo largo del artículo, la investigación sobre las emociones es un tanto controvertida. Si desde un principio no se ha establecido con seguridad cuales son las emociones universales, aunque se tiene más o menos aceptado que son las propuestas por Ekman, las emociones secundarias que de ellas se derivan son un tema con menor grado de certeza. Lo que sí se sabe es que las emociones secundarias aparecen en contextos altamente dependientes de estímulos sociales, dado que se adquieren socialmente.

Por ejemplo, el miedo es una emoción primaria que aparece ante la presencia de una amenaza que puede hacernos daño, en cambio, la vergüenza puede surgir porque nos hemos tirado un café encima, nos hemos ensuciado los pantalones y da la sensación de que nos hemos orinado. En este segundo caso, nuestra vida no depende de ello, pero sí nuestra integridad social: nos importa lo que opinan los demás.

Todavía queda mucho por investigar y, si bien se acepta el modelo de Paul Ekman como el más científico y más actualizado, el tema de las emociones secundarias en particular y las emociones en general nunca dejará de sembrar interrogantes en la comunidad científica.

Referencias bibliográficas:
  • Ekman, P. (2008). Emotional Awareness: Overcoming the Obstacles to Psychological Balance and Compassion
  • Plutchik, Robert (1980), Emotion: Theory, research, and experience: Vol. 1. Theories of emotion, 1, New York: Academic
  • Plutchik, Robert (2002), Emotions and Life: Perspectives from Psychology, Biology, and Evolution, Washington, DC: American Psychological Association
  • Plutchik, Robert; R. Conte., Hope (1997), Circumplex Models of Personality and Emotions, Washington, DC: American Psychological Association

qué son, tipos y cuándo aparecen

Las emociones humanas más básicas, aquellas comunes con el resto de mamíferos, se han ido haciendo cada vez más complejas. Esta evolución ha dotado al hombre de un espectro emocional rico y diverso gracias a la formación de emociones secundarias, sobre las que te vamos a hablar en las próximas líneas. ¿Comenzamos? Recuerda que si quieres aprender más sobre los tipos de emociones en la infancia puedes especializarte con nuestro Máster en Psicología Infantil y conocer todos los principios de la inteligencia emocional.

Índice de contenidos

¿Qué son las emociones secundarias?

Para entender qué son las emociones secundarias, primero debes conocer los dos niveles de emoción que experimentamos los humanos:

  • Emociones primarias o básicas. Son las centrales: tristeza, alegría, miedo, confianza, sorpresa, aversión, anticipación, etc. A veces son difíciles de gestionar y nos aterra mostrarlas ante los demás.
  • Emociones secundarias. Son aquellas que mostramos con mayor seguridad. A menudo actúan como defensa o protección para no exponer nuestras verdaderas emociones primarias. En esta categoría se incluyen la frustración o los celos, por ejemplo. Tienen un componente social alto y, por ello, se dan dentro de un contexto social específico. Además, se moldean a partir de factores de aprendizaje y socialización.

¿Cómo se forman este tipo de emociones?

Las emociones son una respuesta determinada por un evento de tipo externo o un momento interno como un pensamiento. Lo que se percibe por los sentidos se revisa en ciertas áreas de la corteza cerebral. Luego, se somete al filtro del sistema emocional. Aquí las percepciones se categorizan en función de las emociones, es decir, de su valor subjetivo, y este puede estar influido culturalmente.

Entre las emociones y los sentimientos hay una clara vinculación, aunque son realidades cerebrales de diferente índole. Según explica Antonio Damasio en Neurobiología de la emoción y de los sentimientos (2005), a los sentimientos les preceden las emociones, que son la respuesta del organismo ante un evento de relevancia biológica. Por el contrario, los sentimientos son más bien una experiencia subjetiva que puede durar más que la emoción.

Por lo que cuando se gesta una emoción de tipo secundario, se hace en función de criterios de autovaloración asociados al desarrollo personal. Así, aparecen más tarde que las emociones primarias, ya que requieren de una contextualización social.

¿Cuándo aparecen las emociones secundarias?

Los niños de 2 años, con una identidad recién formada, experimentan desde muy temprano sentimientos de vergüenza o culpa. No obstante, es imprescindible un desarrollo social y cognitivo más profundo para que se asiente la capacidad de conceptualizar las emociones de carácter secundario. Su reconocimiento consciente tiene lugar más tarde, entre los 5 y 8 años.

¿Por qué son importantes?

Las emociones secundarias en niños pueden ayudarles a reforzar la personalidad, pero factores como el nivel de autoestima o de conocimiento de uno mismo resultan clave en el proceso de entendimiento. Los valores sociales y familiares moldean la contextualización de estas emociones, por lo que favorecen la integración de la identidad personal en el área colectiva.

Tipos de emociones secundarias

A continuación vamos a ver de forma específica cuáles son las emociones secundarias y cuántas hay. No obstante, la clasificación puede variar en función del autor que consultes. Básicamente, hay dos modelos emocionales: el de Paul Ekman y el de Robert Plutchik. Difieren, en gran medida, en la categorización de las emociones primarias, de manera que no se ponen de acuerdo en lo referente a las secundarias.

En este caso, vamos a explicarte en qué consiste la rueda de las emociones de Plutchik. También exponemos la lista de emociones secundarias aceptadas por la mayor parte de modelos, entre ellos los de los dos autores mencionados.

Rueda de emociones según Robert Plutchik

El psicólogo norteamericano Robert Plutchik desarrolló un modelo de las emociones de tipo secundario como la combinación de emociones básicas. Para explicar su teoría creó una famosa gráfica llamada la rueda de las emociones.

De acuerdo con la teoría de Plutchik partimos de ocho emociones básicas: alegría, confianza, miedo, sorpresa, tristeza, aversión, ira y anticipación. A partir de ahí vemos algunos ejemplos de combinaciones según Plutchik:

  • Optimismo: alegría y anticipación.
  • Decepción: sorpresa y tristeza.
  • Remordimiento: tristeza y aversión.
  • Desprecio: aversión e ira.
  • Agresión: ira y anticipación.
  • Culpabilidad: alegría y miedo.
  • Curiosidad: confianza y sorpresa.
  • Desesperación: miedo y tristeza.
  • Envidia: tristeza e ira.
  • Cinismo: aversión + anticipación.
  • Dominación: confianza e ira.
  • Vergüenza: miedo y asco.
  • Ansiedad: miedo y anticipación.
  • Indignación: sorpresa e ira.
  • Pesimismo: tristeza y anticipación.

5 emociones “universales” de tipo secundario

Aunque exponen modelos emocionales un tanto distintos, tanto Ekman como Plutchik consideran que entre las emociones secundarias universales están estas cinco:

  1. Vergüenza: miedo a que los demás no nos acepten en el plano social.
  2. Culpa: sensación de haber hecho algo que, según nuestro criterio, no deberíamos haber hecho.
  3. Orgullo: sensación de estar satisfecho con uno mismo o con sus actos.
  4. Placer: sensación agradable que se da cuando cubrimos nuestras necesidades.
  5. Celos: se dan cuando percibimos una amenaza hacia algo que consideramos nuestro.

¿Qué diferencia hay entre las emociones primarias y las secundarias?

Las emociones básicas y secundarias coexisten, pero se activan de manera diferente. Para ilustrarlo visualmente, piensa en las emociones en general como un iceberg. Las secundarias son la parte que está sobre la superficie del agua (la parte que vemos) y las primarias están debajo (la que no vemos).

Dicho de otra forma, las emociones de tipo secundario son consecuencia de nuestro propio crecimiento, de las relaciones que establecemos con el entorno y de la implicación de varias emociones primarias. Así pues de la alegría nace el placer y el apego o del miedo deriva la fobia y la ansiedad.

Un ejemplo que te ayudará a entenderlo de forma más práctica: durante una discusión de pareja se puede mostrar ira, con los comportamientos asociados (todo de voz más alto, piel más roja, etc. ). Sin embargo, realmente lo que se siente a un nivel interior es miedo a que en este caso un miembro de la pareja abandone al otro si este le decepciona. En este sentido, observamos emociones secundarias más profundas que se camuflan en una emoción primaria o básica (como es el enfado en este caso).

La estimulación de la inteligencia emocional

Reforzar la educación en inteligencia emocional y enseñar a gestionar las emociones es clave para promover un desarrollo emocional óptimo desde la infancia. Es importante que padres, madres y educadores acompañen a los menores en la comprensión e identificación de las emociones y los sentimientos. De esta forma, los niños sabrán exteriorizar las emociones primarias y secundarias, reforzándose su capacidad de empatía, autoestima, seguridad y fortaleza mental y emocional.

En este sentido, para poder expresar nuestras emociones primarias más profundas, debemos sentirnos confiados al hacerlo. Mostrarse emocionalmente seguro en las relaciones favorece la expresión de las emociones de tipo secundario. Esto afecta a todo tipo de relaciones: románticas, familiares, amistades, etc. Y puede ser una forma de protegerse y evitar mostrar las emociones primarias, a menudo incómodas.

Para solucionar un conflicto entre dos o más personas, para mostrar sus emociones básicas, se suele recurrir a un sitio seguro. La seguridad y la orientación terapéutica pueden ayudar a procesar estas emociones más profundas. El objetivo es aprender a expresarlas de una manera saludable para reforzar la confianza en las interacciones.

A modo de conclusión, las emociones secundarias se manifiestan y, a la vez, se adquieren a medida que crecemos y a través del contacto social. Asimismo, en función de varios factores, su desarrollo va ligado a la evolución de la identidad personal.

Basic human emotions and their characteristics

A person automatically tracks emotional reactions on the face of the interlocutor – basic human emotions. It’s become so much a habit that we don’t even think about “scanning” each other over and over again, in every dialogue.

Where did this feature come from?

Psychologist Paul Ekman conducted a study proving that facial expressions when broadcasting one’s own emotions are an innate feature of everyone, regardless of nationality, religion, situation, and even socio-cultural affiliation.
Since 1965, Ekman has traveled to many nations, including Borneo and New Guinea. To study emotions by facial expression, he offered the subjects to take a test in which they had to characterize one of the six basic (basic) emotions. Ekman showed a photograph of a person whose face reflected joy, fear, surprise, disgust, sadness, or anger. The interviewed participants had to answer what exactly the person in the photo is experiencing, as well as demonstrate this emotion.
It turned out that in 80-9In 0% of cases, people understand the basic emotions of others, and can repeat them.

Basic human emotions. List and their characteristics.

Fear

Negative emotion, which is expressed in the expectation of something threatening the life or safety of a person, and at the same time inevitable. There are variations in the manifestation of this emotion from mild anxiety to real horror. The purpose of this emotion is to give a person energy to escape from danger.

Surprise

The most sudden and short-lived emotion expressed on the face by a sharp raising of the eyebrows and opening of the mouth. Surprise facial expressions are due to the fact that a person needs more oxygen in order to cope with the stress of unexpected changes. After the first few seconds, surprise can become a positive or negative emotion.

Sadness (sadness)

Emotion of loss, loss of something significant to a person. It differs from other emotions in that it is passive in nature. Whereas, for example, anger is an emotion that encourages action. The extreme degree of sadness is grief.

Anger

Negative emotion that has arisen to remove obstacles on the way to a person’s goal. The most striking of the negative emotions: anger is most easily seen on the face. It can be manifested by reddening of the skin, clenching of the jaw, raising the upper lip (or a person pursing his lips – a variation of the animal grin).

Joy (happiness)

The lightest of the basic emotions. Appears as a result of obtaining the desired, or the realization of the imminent achievement of the goal. It manifests itself through a smile, an increase in the volume of the voice, laughter, a transition to vigorous activity.

Contempt (disgust)

Emotion, like all other basic ones, inherited from our ancestors from the animal world. Initially, it was associated with the need to avoid dangerous (potentially harmful to humans) food. From the face of a person experiencing disgust, it is clear that he seems to wrinkle his nose, trying not to inhale an unpleasant smell (something potentially unfit for food). Now, disgust has become more social, and a related emotion has appeared – contempt, denoting the same thing, but in relation to an unpleasant person.

But what happens “at the other end of the line”? How does a person react when he sees an emotion on the face of an interlocutor, and in general, how do we manage to recognize them?
This is where the fun begins: we recognize the emotions of another quickly, spontaneously, automatically and unconsciously.
An interesting case of mutual understanding “without words”, in the language of emotions, is known to world psychological practice. Psychotherapist Carl Rogers, the founder of client-centered therapy, once consulted a client who spoke a different language.
That is, during the consultation, both the client and the psychotherapist spoke their own language, and despite this, the consultation was successful. The fact is that in psychotherapy it is very important to express thoughts in one’s native language, while for a psychologist the semantic load of words is not as important as the basic human emotions that the client transmits during the consultation process.


Deep work with emotions is one of the topics that is given a lot of attention in the 5 Prism in Coaching course. Start next thread 19May. Register here: https://clck.ru/MQXXa

Friends, we are waiting for you.
Sincerely, Yuri Muradyan and Olga Rybina

The three most popular misconceptions about emotions in Affective Computing / Sudo Null IT News

Emotions play an increasingly important role in business today. At some point, people came to understand that the buyer makes a purchase decision based not only on what he thinks about the product, but also on how he feels about it. That is why companies are actively trying to add an emotional aspect to their work: analytics, service, technology.

The era of emotionless rationalism came to an end for man a long time ago, but modern machines are now experiencing the dawn of their emotional intelligence. Over the past ten years, we have seen the rapid development of emotional technologies, a field more commonly referred to as “affective computing” (Affective Computing). But where there are emotions, there are always many mysteries.

Some erroneous clichés are particularly common. We will look at three of the most popular myths about emotions in Affective Computing that are actively spreading in the business and media space.

Myth 1: Paul Ekman’s legacy

Briefly, Paul Ekman’s theory can be described as follows: when it comes to facial expressions, people are able to express and recognize a certain set of emotions, which he calls “basic”. Regardless of where we are and who we are talking to, we are always able to recognize when our interlocutor shows 5 * emotions: anger, fear, disgust, joy, sadness.
*After the theory was revised, surprise was removed from the list of basic emotions.

Basic emotions by Paul Ekman (plus neutral state) performed by Tim Roth, the actor who played the main character of Lie to Me.

James Russell, one of the first critics of Ekman’s theory, denied the idea of ​​the universality of emotions. He believed that the relationship between the face and emotions was not as straightforward as Ekman had originally believed, and that emotions had a certain meaning depending on the context. Later, in her book Emotions and the Body, Beatrice de Gelder wrote that as a result of experiments with fMRI, no neurological basis was found to confirm the universality of certain emotions.

Not so long ago, one of the most prominent critics of the theory of basic emotions, the famous neuroscientist Lisa Barrett, stated that emotions are not innate, but acquired through experience. Understanding emotions manifests differently for different people and cultures. There is a series of studies in which a research team traveled to Namibia to study how the Himba hermit tribe would recognize happy, sad, angry, fearful, or neutral facial expressions. There were no manifestations of positive emotions with the perception, however, Himba was often confused with anger and disgust. Similar experiments in other tribes showed similar results. This allowed Barrett to conclude that our explanation and understanding of emotions is culturally embedded – we give similar names to things that in reality mean different concepts.

Although Ekman changed his definition of “emotion” in 2011 to include cultural and individual aspects, and even to exclude one of the basic emotions, many companies still base their work in affective computing on the old theory. They still include the concept of “basic emotions” in their databases, and according to Lisa Barrett, this approach will become their Achilles’ heel. However, one adds, given both external and internal contexts, this technology has enormous potential to revolutionize the science of emotion.

Laboratories and companies that work with emotional analytics should not understand emotions as something universal. Firstly, affective datasets must be specific, because they are used to train the algorithm, and therefore must include information about culture, language, gender, and even age in order to correctly identify an emotion. Second, emotion recognition algorithms must be context sensitive. It is very important to note that some labs have attempted to consider context (eg here), but no “big” affective computing company has yet attempted such an attempt.

Myth 2: Smiling is an indicator of happiness

On the other hand, Ekman’s theory led to the natural conclusion that the expressed emotion can be related to the feelings that the person is experiencing.
For example, a smile, which algorithms detect most easily, can have different meanings: a feeling of happiness, joy, satisfaction, support, and so on. This begs the question: what is its function?

In a recent study [1], subjects were asked to do nine complex exercises that were displayed on a monitor. When the participants managed to give the correct answer to any of these difficult problems, they smiled, although they were only in front of a computer screen. At the same time, the theory of social displays (social displays) states that the function of a smile can vary depending on whether a person is alone or in a certain social environment.

In affective computing, at least in its commercial version, modern recognition technologies can only analyze emotions apart from social context. Thus, to really understand the meaning of a smile, we must teach the machine to distinguish between emotions in different situations, both social and non-social. How we express emotions of happiness depends on the context: sometimes we smile, sometimes we don’t. That is why it is necessary to approach the nature of emotions more seriously. Facial expression analysis can be carried out in conjunction with the addition of acoustic parameters, analysis of body movement or physiological characteristics – this approach is called multimodality of emotions.

Myth 3: Body language?

So, we came to the conclusion that emotions are not universal, the concept of “basic emotions” is debatable, and the manifestation of emotions is directly related to cultural, individual and contextual aspects. Since the expression of emotions is not limited to our face, but also includes voice, body movements, interpersonal distance and various physiological manifestations, the situation becomes more complicated.

Just as people often try to understand whether they are being deceived, focusing on the interlocutor’s face, they also watch the body. They tried to associate body movements with almost anything. The most famous variations are when a person touches his mouth when he is lying, or takes an open stance when he feels calm and safe. This theory has become so widespread that its echoes have found their way into the realm of stress management, security issues, and even cinema.

For example, airport security has always been a priority. The first automatic behavior detection systems were installed at US airports in the late 20th century. Since then, they have spread throughout the world. Usually, the calculation of the probability of whether a passenger is potentially dangerous is based on taking into account key characteristics that are associated with high risk. To this day, many scientists argue that certain psychological personality traits that may be characteristic of terrorists have not been found. [2] In the same way, the correlation between how a person moves and whether he is lying at that moment is not as straightforward as folk psychology claims.

The existence of a folk version of the “language” of the body, revealing the true feelings of a person, is more than a moot point. Of course, it is possible to draw a connection between non-verbal cues and emotional behavior. To date, there is a whole body-tracking technology, body-tracking. In Affective Computing, tracking is used to collect statistical data about the relationship between movements and certain emotions.

Finally

Affective computing is an amazing but complex field for both science and business. It truly is at the turn of high technologies. However, in many cases, the approach to using emotion recognition technologies in commerce is still old-fashioned. Someone is attracted by the authority of the name of the founder of the famous approach, someone is attracted by the limited goals that can be achieved.

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