Durante su tercer año de vida, la mayoría de los niños ganan unas 4 libras (1,8 kg) y crecen en torno a 2 a 3 pulgadas (de 5 a 8 centímetros).
Son sumamente activos y móviles y aprenden usando su cuerpo. Ya saben correr y siguen explorando su mundo, y están incorporando nuevas habilidades, como patear pelotas y montar en triciclo.
El apetito de su hijo puede variar de forma considerable durante esta etapa, lo que es bastante frecuente. También es frecuente que algunos niños de 2 a 3 años se encaprichen con un tipo concreto de alimento. Estas manías alimentarias no suelen durar mucho de no ser que los padres cedan a ellas. Para ayudar a su hijo a tener unos hábitos alimentarios saludables, no deje de servirle una variedad de alimentos nutritivos y deje que sea él quien decida cuáles ingiere y en qué cantidad.
Aunque los niños vienen en todas las formas y tamaños, un niño de 2 a 3 años saludable debería seguir creciendo de forma regular. El médico medirá y pesará a su hijo en las revisiones de control ordinarias y representará sus resultados en una gráfica de crecimiento. Esto permite que el médico haga un seguimiento del crecimiento de su hijo a lo largo del tiempo y que detecte cualquier tendencia que requiera atención.
Un crecimiento normal, basado en una buena alimentación, dormir lo suficiente y el ejercicio físico regular, es uno de los mejores indicadores generales del buen estado de salud de un niño. Pero el patrón de crecimiento de su hijo está determinado en gran medida por la genética. Forzar a un niño a comer más o a tomar una cantidad excesiva de vitaminas, minerales u otros nutrientes no aumentará su estatura.
Hoy en día, una desnutrición tan grave como para afectar al ritmo de crecimiento de un niño es muy poco frecuente en EE.UU. y otros países desarrollados, a no ser que el niño también tenga una enfermedad o trastorno crónicos relacionados.
A pesar de que dispongamos de mucha información procedente de las gráficas de crecimiento, es difícil definir estaturas y pesos «normales» para cada edad. Por ejemplo, los padres bajos tienden a tener hijos bajos, mientras que los padres altos tienden a tener hijos altos.
Aunque a usted le preocupe que su hijo no sea tan alto o que pese más que sus compañeros, lo más importante es que siga creciendo a un ritmo normal. Por ejemplo, si el ritmo de crecimiento de su hijo había sido normal hasta ahora pero se ha frenado, su médico puede hacer un atento registro de las medidas de su hijo durante varios meses para saber si se debe a un problema de salud o solo se trata de una variación dentro de la normalidad.
En la mayoría de los niños que ocupan un percentil 5 o inferior en la gráfica de crecimiento, su pauta de crecimiento suele estar siguiendo una de las siguientes variantes normales:
Si su hijo está creciendo demasiado despacio, es posible que el médico le mande pruebas para saber si esto está relacionado con una afección médica o genética que estaría interfiriendo en su proceso de crecimiento.
Asegúrese de comentar con el médico de su hijo cualquier preocupación que pueda tener sobre su crecimiento o desarrollo.
Revisado por: Mary L. Gavin, MD
Fecha de revisión: junio de 2019
La estatura baja no es una enfermedad; se refiere a los niños que no cumplen las expectativas del crecimiento normal. El patrón de crecimiento normal es considerado uno de los parámetros más importantes del bienestar general del niño. La preocupación de los padres respecto a las posibles consecuencias de una estatura anormal es causa frecuente de consulta médica.
La medición de la talla del niño debe realizarse de forma adecuada. Una única determinación de la altura es mucho menos útil que el patrón de crecimiento de cada niño a lo largo del tiempo. Después de medir al niño, se debe comparar la medida obtenida con la de otros niños de la misma edad y sexo recogida en unas tablas de crecimiento. Cuando la estatura medida es mucho menor que la que aparece en las tablas de crecimiento para la misma edad y sexo (por debajo del percentil 5) hablamos de baja estatura. Al utilizar las tablas de crecimiento hay que tener en cuenta que, en algunos casos, se debe utilizar la edad ósea (determinada mediante una radiografía) en lugar de la edad cronológica (la edad real del niño). También en niños prematuros se debe corregir para la edad gestacional, al menos durante el primer año.
Estar en un percentil 5 de altura significa que, si comparamos con 100 niños de la misma edad y sexo, tan solo 5 medirían igual o menos y 95 medirán más. Explicado de otra forma, si ponemos a estos 100 niños en fila desde el más bajito al más alto, el nuestro ocuparía el puesto número 5.
Normalmente, los niños crecen rápidamente en los primeros 2 años de vida; después crecen a una velocidad relativamente constante de unos 5 a 7 cm al año hasta la pubertad y, durante la misma, crecen mucho en poco tiempo, es lo que se denomina el estirón puberal. En algunos niños que se encuentran en un percentil intermedio (percentil 50) su velocidad de crecimiento va disminuyendo progresivamente hasta alcanzar los percentiles más bajos durante los primeros años de vida. Esta tendencia descendente, mantenida un mínimo de un año, es un signo de alarma. Estos niños deben ser vigilados con cuidado aunque no requieren de momento pruebas adicionales. La evaluación de los niños a lo largo del tiempo permite aclarar si el patrón de crecimiento es normal o anormal. Las alturas de los padres pueden ser útiles para decidir si basta con seguir observando al niño o si es necesario realizar un estudio más profundo.
La estatura final de adulto depende de múltiples factores que modifican el potencial existente. No existe ningún método que la pueda predecir de forma precisa. Esto debe ser tenido en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre el manejo de niños con baja estatura. Entre los métodos más utilizados para predecir la estatura final se encuentran:
- Niñas: se restan 13 cm a la estatura del padre y se realiza la media aritmética con la altura de la madre.
- Niños: se suman 13 cm a la altura de la madre y se realiza la media aritmética con la altura del padre.
- Niños y niñas: la estatura final puede variar en 8,5 cm tanto por encima como por debajo de los valores obtenidos anteriormente.
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La baja estatura no siempre es un problema médico. Muchos niños sanos tienen talla baja:
- Talla baja familiar: Uno o ambos progenitores tienen talla baja; cuando los padres tienen talla baja, los hijos tienen genéticamente más probabilidades de tener talla baja. El patrón de crecimiento de un niño con poco peso y con talla y circunferencia cefálica bajas, se asocia generalmente a baja estatura familiar. Son niños con edad ósea normal, pero más bajos que la mayoría de sus compañeros.
- Retraso constitucional del crecimiento: Su tamaño al nacer suele ser normal. Pueden crecer a un ritmo más lento que el resto de los niños desde los primeros meses, o crecer a un ritmo normal hasta los 3 o 4 años disminuyendo la velocidad de crecimiento a partir de ese momento. La edad ósea está retrasada. Debido a este retraso en la edad ósea el crecimiento puede prolongarse durante más tiempo de lo normal. La pubertad suele retrasarse, y el tiempo que transcurre entre el comienzo de la pubertad y el estirón puberal es más corto, compensando así el mayor número de años de crecimiento.
La estatura final se alcanza más tarde y suele ser normal, acorde al contexto familiar. Puede existir una base genética ya que es frecuente que en la familia haya otros miembros con retraso del crecimiento. Estos niños deben ser examinados cuidadosamente en busca de anomalías del desarrollo puberal aunque la mayoría son normales.
La talla baja puede ser un problema médico si se asocia a:
- Infecciones intrauterinas.
- Exposición materna a tóxicos, alcoholismo o tabaquismo.
- Enfermedades sistémicas maternas durante el embarazo, como la preeclampsia.
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Cuando la velocidad de crecimiento se encuentra por debajo del percentil 5 de altura para la edad correspondiente, el niño sebe ser estudiado. Es posible que el pediatra solicite realizar un análisis de sangre y radiografías de ambas muñecas.
Depende de la causa de la baja estatura. En los casos en los que la talla baja se debe a una enfermedad diagnosticada que tenga tratamiento, al tratar la enfermedad el paciente crecerá. En otras ocasiones la talla baja no puede mejorar y es solamente uno de los rasgos de la enfermedad. Cuando la talla baja se debe a una enfermedad con indicación para tratar con hormona de crecimiento, el tratamiento mejora la talla adulta. Se requieren inyecciones intramusculares diarias durante años. Los niños tratados con hormona del crecimiento deben realizar un seguimiento que incluye análisis de sangre de forma regular.
En España, la hormona de crecimiento está indicada para el tratamiento de enfermedades debidas a un déficit de dicha hormona o para retrasos por otras causas para las que se ha demostrado su eficacia y seguridad. Las indicaciones aprobadas en España (cuya financiación corre a cargo de la Seguridad Social) son:
- Déficit de hormona de crecimiento.
- Síndrome de Turner.
- Síndrome de Prader-Willi.
- Enfermedad renal crónica.
- Crecimiento intrauterino retardado.
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Existe la posibilidad de financiación privada (a costa de la familia del paciente) para casos que no cumplan los criterios previos, en los que la familia desee intentar mejorar la talla adulta, como por ejemplo en la talla baja idiopática.
Los efectos secundarios de la hormona de crecimiento son escasos y pueden corregirse, aunque se necesitan estudios a muy largo plazo para su perfecto conocimiento. En la actualidad es mejor hablar de coste/beneficio que de riesgo/beneficio ya que la administración de hormona de crecimiento es un tratamiento muy caro y la Sanidad Pública valora necesidades más importantes que mejorar el crecimiento en ocasiones en menos de 1 o 2 cms.