Fábula corta infantil: 9 fábulas cortas para leer a los niños

Fábula corta infantil: 9 fábulas cortas para leer a los niños

9 fábulas cortas para leer a los niños

Las fábulas son relatos cortos en los que muchas veces animales y objetos inanimados son capaces de hablar y expresarse, e incluso de presentan características humanas. Suelen utilizarse como recurso didáctico para enseñar sobre las virtudes y defectos de las personas. Las fábulas cortas tienen la capacidad de estimular a los niños a descubrir nuevos mundos, a adquirir valores, y a comprender, lo que es correcto y lo que no. Este tipo de cuento promueve la curiosidad y la reflexión, en los niños.

¡Ha llegado el momento de la lectura! En Guiainfantil.com apostamos por las fábulas cortas y los cuentos con moraleja para enseñar valores a los niños. Por ello, a continuación te proponemos un recopilatorio con algunas de las historias para niños.

Las fábulas cortas encierran una moraleja a través de la que pretende dejar en evidencia determinadas actitudes que no son muy correctas. Las fábulas son un recurso muy útil para educar a los niños, ya que a través de relatos cortos y entretenidos les enseñamos lo que está bien y lo que no.

Te invitamos a conocer estas 9 fábulas cortas para leer a los niños, son relatos con una enseñanza para tus hijos:

1. El adivino. Fábula corta para niños

El adivino es una fábula de Esopo que tiene como moraleja ‘no hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden adivinar el futuro de los demás’.

2. El congreso de los ratones

El congreso de los ratones es una fábula escrita por Samaniego, que enseña a los niños que es muy fácil tener y proponer ideas pero no siempre es igual de fácil realizarlas.

3. El ratón campesino y el rico cortesano

El ratón campesino y el rico cortesano es una fábula que enseña a los niños que es mejor vivir con menos pero con más seguridad y serenidad, que tenerlo todo pero vivir con miedos e inseguridad. Una buena vía para entretener y a la vez educar a los niños más pequeños.

4. El lobo con piel de oveja

El lobo con piel de oveja es una fábula corta de Esopo que tiene como moraleja la siguiente enseñanza: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño. Enseña a los niños que todo lo que hagamos debe ser bueno porque lo que damos es lo que recibimos.

5. La cigarra y la hormiga

La cigarra y la hormiga es una fábula clásica de La Fontaine, que habla del valor del esfuerzo y el trabajo. Un cuento para enseñar a los niños que no todo se consigue estando de brazos cruzados. Que hay que luchar para conseguir sus propósitos.

6. La lechera. Fábula corta

La lechera es una bonita fábula de Esopo que enseña a los niños a vivir el presente ya que es lo más seguro que tienen. Un relato que habla de cómo la impaciencia y la ansiedad nos aleja de la prosperidad.

7. Las ranitas y el tronco tallado. Fábula de La Fontaine

Las ranitas y el tronco tallado es una fábula de La Fontaine que tiene como moraleja: Lo que por ignorancia atemoriza, a veces es solo digno de risa. Que el miedo muchas veces nos paraliza y nos impide de hacer lo que queremos.

8. El niño y los dulces

El niño y los dulces es una fábula de Esopo que enseña que jamás debemos abarcar o intentar hacer más de lo debido o que esté dentro de nuestras posibilidades porque nos cansaremos y nos desanimaremos. Es mejor hacer todo lo que podamos bien, que hacer todo de una forma que no es debida.

9. La bruja. Fábula corta para niños

La bruja es una fábula que habla de lo importante que es ser precavido con quienes prometen solucionar todo problema que tengas a cambio de dinero pero son incapaces de arreglar los suyos. Una fábula corta que habla sobre personas que prometen mucho pero no cumplen nada.

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A través de la lectura de las fábulas, los niños pueden aprender muchas cosas, especialmente sobre valores tan importantes como el esfuerzo, la amistad, la lealtad y la perseverancia. Las fábulas son una buenísima herramienta educativa. Hemos seleccionado 5 valores que los niños pueden aprender con las fábulas.

– El valor de la perseverancia, la constancia y la determinación
Si deseas inculcar estos valores a tus hijos, cuéntales la fábula de ‘La zorra y las uvas’. Este cuento nos enseña que muchas veces, para conseguir lo que queremos, tenemos que enfrentar las dificultades y no por ellas perder nuestro interés.

 El valor del esfuerzo y del trabajo
Si deseas inculcar estos valores a tus hijos cuéntales la fábula de ‘La cigarra y la hormiga’. Esta fábula cuenta la historia de una cigarra que solo quería saber de cantar y estar al sol, y de una hormiga que, durante el verano trabajaba para recoger provisiones para el invierno. Esta fábula nos enseña que el esfuerzo y el trabajo debe ser una tarea diaria.

– El valor de la gratitud
Con la fábula ‘La paloma y la hormiga’, los niños pueden aprender valores como el respeto y la gratitud. Cuenta la historia de la vida de una hormiga que es salvada por una paloma, y de lo agradecida que es la hormiga a la paloma, devolviéndole el favor.

– El valor de la amistad
Si deseas que tu hijo aprenda lo que es una verdadera amistad, enséñale la fábula ‘Los dos amigos’. Con este cuento los niños descubrirán una valiosa moraleja sobre la importancia de la amistad: La amistad es eso: estar atento a las necesidades del otro y tratar de ayudar a solucionarlas, ser leal y generoso y compartir no solo las alegrías sino también los pesares.

 El valor del respeto a las diferencias
No hay una fábula que trate más el valor del respeto a las diferencias que la del ‘Ratón de campo y ratón de ciudad’. Cuenta la historia de dos ratones que, aunque vivan en mundos diferentes y poseen formas de vivir distintas, uno visita al otro y respeta todo lo que el otro valora.

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Y para que los niños sigan disfrutando de los cuentos infantiles con valores, lee con tus hijos las siguientes historias. Vais a poder disfrutar mucho del momento de lectura y, además, estarán aprendiendo qué está bien y qué está mal.

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10 fábulas cortas para leer a los niños

En la actualidad, las fábulas siguen siendo una excelente alternativa para inculcarles buenos valores a los niños desde una edad temprana. Esos relatos cortos, generalmente sobre animales o cosas inanimadas a las que se les confieren características humanas, suelen utilizarse para criticar los comportamientos inadecuados y, a la misma vez, transmitir determinadas enseñanzas y valores. Además, son una excelente alternativa para estimular la empatía y la sensibilidad emocional de los más pequeños de casa, a la vez que potencian su creatividad y pensamiento abstracto. Razones de sobra para tener siempre a mano una fábula para contarles a los niños.

1.

El congreso de los ratones

Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa. Eran felices, pero vivían con miedo de ser atacados por un enorme gato, de manera que nunca se atrevían a salir ya que sin importar que fuera de día o de noche ese terrible enemigo siempre les vigilaba. Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos. El jefe de los ratones dijo a los presentes:

– “Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!”.

– “¡Pido la palabra!”, dijo un ratoncillo muy atento.

– “Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda”.

Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.

– “¡Silencio!”, gritó el ratón jefe, para luego decir:

– “Queda pendiente una cuestión importante: ¿Quién de todos le pone el cascabel al gato?”.

Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, porque no podían contestar a aquella pregunta. Y corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.

Moraleja: Es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo.

2. El bobo y la grulla

Mientras un lobo se comía un hueso, se le atragantó en la garganta, y empezó a correr por todas partes en busca de ayuda. En su camino se encontró a una grulla y le pidió que le salvara de aquella situación y que le pagaría por ello. La grulla aceptó, introdujo su cabeza en la boca del lobo y sacó el hueso atravesado de la garganta. Entonces, le pidió su compensación al lobo, a lo que este le respondió:

– “Oye amiga, ¿no crees que es suficiente paga el haber sacado tu cabeza sana y salva de mi boca?”.

Moraleja: Nunca hagas favores a malvados, traficantes o corruptos, pues mucha paga tendrías si te dejan sano y salvo.

3.

El caballo viejo

Un caballo que ya estaba muy mayor fue vendido por su amo a un molinero que lo empleó para que diera vueltas a la piedra de un viejo molino. El caballo no hacía otra cosa desde la mañana hasta la noche que girar y girar alrededor de aquella rueda, lo cual no solo le cansaba mucho sino que lo ponía muy triste. Y es que el viejo caballo recordaba lo veloz y famoso que había sido en sus años de juventud, en los que había vivido infinidad de aventuras y también cómo se burlaba de los otros caballos que eran más viejos y lentos que él.

Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días atado y dando vueltas a dicho molino, se arrepentía de aquella actitud que había tenido cuando era poderoso:

– “Después de las grandiosas vueltas que di en las carreras durante mi juventud, mira las vueltas que tengo que dar ahora. Este es un justo castigo por burlarme de aquellos a los que veía más débiles e inferiores”.

Moraleja: Mejor ser humilde cuando tienes poder, porque un día u otro lo has de perder.

4. El lobo con piel de oveja

Un lobo pensó un día cambiar su apariencia para así obtener comida de forma más fácil. Ni corto ni perezoso, se metió dentro de una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor. Al atardecer, fue llevado junto con todo el rebaño al granjero, donde le cerraron la puerta para que ningún lobo entrara a comerse a las ovejas. Sin embargo, en la noche, el pastor entró buscando la cena para el día siguiente, tomó al lobo y creyendo que era un cordero, lo sacrificó al instante.

Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.

5. Las ranas pidiendo rey

Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey. Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca. Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso. Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo. Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión.

Moraleja: A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.

6. La corneja fugitiva

Tras mucho tiempo intentando cazar a una corneja, un hombre consiguió al fin su premio. Para evitar que se escapara su tan codiciada pieza, le anudó un filo hilo a una de sus patas y se la llevó a su hijo como regalo. A pesar de que su pequeño dueño se desvivía por darle los mejores cuidados del mundo, la corneja no acababa de sentirse cómoda en su nuevo hogar. Una tarde, mientras el pequeño limpiaba la jaula que le servía como hogar, la corneja aprovecho que nadie la vigilaba para salir por la ventana y volar hacia el lugar en que estaba construido su nido.

Tan emocionada estaba por recobrar su libertad, que al posarse sobre su árbol, el hilo que colgaba de una de sus patas se enredó terriblemente en varias ramas. Al darse cuenta de la situación, comenzó a aletear con todas sus fuerzas, enredándose cada vez más. Prisionera en el lugar que tanto añoraba, dijo con resignación:

– “¡Que tonta he sido! Por culpa de querer vivir de nuevo en libertad, voy a terminar mis días en el árbol que me vio nacer”.

Moraleja: Cuanto más grande sea lo que deseamos, más grandes son los riesgos.

7. El perro, el gallo y la zorra

Hace muchísimos años, un perro y un gallo se pusieron de acuerdo para abandonar el triste lugar en el que vivían y viajar por todos los rincones del mundo. Cansados de caminar llegaron a un gran árbol, en el cual el gallo se encaramó a lo más alto para dormir más tranquilo y el perro se quedó recostado a los pies de tan magnífico tronco. Al otro día, como hacen todos los gallos, al ver la salida del sol, nuestro gallo se puso a cantar enérgicamente para anunciar la llegada de un nuevo día. Una zorra escuchó su canto y en un abrir y cerrar de ojos se plantó a los mismos pies del árbol.

Cuando vio al gallo encima, le gritó desde abajo que deseaba poder verle más de cerca y besar la cabeza del intérprete de tan encantadora melodía. Pero en vez de bajar, el gallo le pidió que le hiciera antes el favor de despertar al portero que había debajo del árbol. Antes de que la zorra pudiera decir nada, el perro se lanzó sobre ella y no le dejó nada más que el rabo.

Moraleja: Si no puedes vencer a un enemigo poderoso, busca a alguien más fuerte que quiera ayudarte.

8. Las mulas y los ladrones

Dos mulas bien cargadas con paquetes andaban con dificultad por el camino. Una cargaba sacos con dinero y la otra llevaba granos. La mula que llevaba el dinero andaba con la cabeza erguida, como si supiera del valor de su carga, y movía de arriba abajo las campanas sonoras sujetadas a su cuello. Mientras tanto, su compañera seguía con el paso tranquilo y silencioso. De repente unos ladrones se precipitaron sobre ellas desde sus escondrijos, y en la riña con sus dueños, la mula que llevaba el dinero fue herida con una espada, y avariciosamente tomaron el dinero sin hacer caso del grano. La mula que había sido robada y herida se lamentó sus desgracias. La otra contestó:

– “Estoy en efecto muy contenta de que fui despreciada, pues no he perdido nada y tampoco me hicieron daño”.

Moraleja: La ostentación bulliciosa de la riqueza solo trae desventuras.

9. El viento del norte y el sol

El viento del norte y el sol disputaban sobre sus poderes, y para ver quién era el más fuerte decidieron conceder una palma al que despojara a un viajero de sus vestidos. El viento del norte empezó primero, sopló con violencia, pero el hombre apretó contra sí sus ropas, el viento del norte asaltó entonces con más fuerza, pero el hombre, molesto por el frío, se colocó otro vestido. El viento del norte, vencido, se lo entregó al sol. Este empezó a iluminar suavemente y el hombre se despojó de su segundo vestido, luego lentamente le envió sus rayos más ardientes, hasta que el hombre, no pudiendo resistir más el calor, se quitó sus ropas para ir a bañarse en el río vecino.

Moraleja: Es mucho más poderosa la persuasión que la violencia.

10. El lobo orgulloso y el león

Vagaba cierto día un lobo por lugares solitarios a la hora en que el sol se ponía en el horizonte, y, viendo su sombra bellamente alargada, exclamó:

– “¿Cómo me va a asustar el león con semejante talla que tengo? ¡Con treinta metros de largo, bien fácil me será convertirme en rey de los animales!”.

Y mientras soñaba con su orgullo, un poderoso león le cayó encima y empezó a devorarlo. Entonces el lobo, cambiando de opinión se dijo:

– “La presunción es causa de mi desgracia”.

Moraleja: Nunca valores tus virtudes por la apariencia con que las ven tus ojos, pues fácilmente te engañarás.

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The Tale of the Fisherman and the Fish

There lived an old man with his old woman
By the very blue sea;
They lived in a dilapidated dugout
Exactly thirty years and three years.
The old man was fishing with a net,
The old woman was spinning her yarn.
Once he threw a net into the sea –
The net came with one slime.
He threw a seine another time –
A seine came with sea grass.
For the third time he threw a net –
A seine came with one fish,
With not a simple fish – gold.

How the goldfish will beg!
He speaks in a human voice:
“Let me go, old man, to the sea!
Dear for myself, I will give a ransom:
I’ll pay off whatever you want.”
The old man was surprised, frightened:
He fished for thirty years and three years
And I never heard the fish speak.
He released the goldfish
And he said to her a kind word:
“God be with you, goldfish!
I don’t need your ransom;
Step into the blue sea,
Walk there for yourself in the open. “

The old man returned to the old woman,
Told her a great miracle:
“I caught a fish today,
Goldfish, not simple;
Fish spoke our way,
Blue asked for home in the sea,
Paid off at a high price:
Paid off than I wish
I did not dare to take a ransom from her;
So he let her into the blue sea.
The old woman scolded the old man:
“You stupid fool!
You did not know how to take a ransom from a fish!
If only you took a trough from her,
Ours has completely split.”

So he went to the blue sea;
Sees – the sea is slightly played out.
He began to call the goldfish.
A fish swam up to him and asked;
“What do you want, old man?”
The old man answers her with a bow:
“Have mercy, madam fish,
My old woman scolded me,
Does not give the old man peace:
She needs a new trough;
Ours has completely split.”
Goldfish answers:
“Do not be sad, go with God.
You will have a new trough.”

The old man returned to the old woman,
The old woman has a new trough.
The old woman scolds even more:
“You stupid fool!
Begged, fool, trough!
Is there a lot of self-interest in the trough?
Come back, fool, you are to the fish;
Bow to her, ask for a hut.

So he went to the blue sea
(The blue sea is clouded).
He began to call the goldfish.
A fish swam to him, asked:
“What do you want, old man?”
The old man answers her with a bow:
“Have mercy, empress fish!
The old woman scolds even more,
Does not give the old man peace:
A grumpy woman asks for a hut.
Goldfish answers:
“Do not be sad, go with God,
So be it: you will have a hut.”

He went to his dugout,
And there is no trace of the dugout;
In front of him is a hut with a light,
With brick, whitewashed pipe,
With oak, plank gates.
The old woman is sitting under the window,
What the world is worth scolding her husband:
“Fool you, direct simpleton!
Begged, simpleton, a hut!
Come back, bow to the fish:
I don’t want to be a black peasant woman,
I want to be a pillar noblewoman.”

The old man went to the blue sea
(Restless blue sea).
He began to call the goldfish.
A fish swam to him, asked:
“What do you want, old man?”
The old man answers her with a bow:
“Have mercy, empress fish!
More than ever, the old woman got mad,
Does not give the old man peace:
She no longer wants to be a peasant woman
Wants to be a pillar noblewoman.”
Goldfish answers:
“Do not be sad, go with God.”

The old man returned to the old woman,
What does he see? High tower.
On the porch stands his old woman
In an expensive sable shower jacket,
Brocade on the dome kichka,
Pearls loaded down the neck,
Gold rings on hands,
On her feet are red boots.
Before her are zealous servants;
She beats them, drags them by the chuprun.
The old man says to his old woman:
“Hello, lady-madame noblewoman!
Tea, now your darling is satisfied.”
An old woman shouted at him,
She sent him to serve at the stable.

Here is a week, another one passes,
The old woman became even more furious;
Again sends the old man to the fish:
“Come back, bow to the fish:
I don’t want to be a pillar noblewoman.
And I want to be a free queen.”
The old man was frightened, begged:
“What are you, woman, overeat henbane?
You can neither step nor speak.
You will make the whole kingdom laugh.”
The old woman got more angry,
She hit her husband on the cheek.
“How dare you, man, argue with me,
With me, a pillar noblewoman?
Go to the sea, they tell you with honor;
If you don’t go, they will inevitably lead you.”

The old man went to the sea
(Blackened blue sea).
He began to call the goldfish.
A fish swam to him, asked:
“What do you want, old man?”
The old man answers her with a bow:
“Have mercy, empress fish!
Again my old woman rebels:
She no longer wants to be a noblewoman,
Wants to be a free queen.
Goldfish answers:
“Do not be sad, go with God!
Good! the old woman will be queen!”

The old man returned to the old woman,
Well? before him the royal chambers,
In the wards he sees his old woman,
She sits at the table like a queen,
Boyars and nobles serve her,
They pour her overseas wines;
She eats a printed gingerbread;
Around her stands a formidable guard,
They hold axes on their shoulders.
As the old man saw, he was frightened!
He bowed at the feet of the old woman,
Said: “Hello, formidable queen!
Well, is your darling happy now?”
The old woman did not look at him,
She only ordered him to be driven out of sight.
Boyars and nobles ran up,
They pushed the old man with you.
And at the door, the guards ran up,
I almost cut myself with axes,
And the people laughed at him:
“Serves you, old ignoramus!
Henceforth, you, ignoramus, science:
Don’t get into your sleigh!”

Here’s a week, another one passes,
Even worse, the old woman freaked out:
He sends courtiers for her husband.

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