Mal comportamiento en clase: Alumnos con mala conducta ¿Cuál es la solución?

Mal comportamiento en clase: Alumnos con mala conducta ¿Cuál es la solución?

Alumnos con mala conducta ¿Cuál es la solución?

Alumnos con mala conducta ¿Cuál es la solución?

El sistema educativo en general se enfrenta a problemáticas múltiples y diversas. Hay algunas de ellas que son comunes en las aulas, las instituciones educativas e, incluso, en los ambientes de aprendizaje familiares. Es por eso que una de las tareas más abrumadoras para maestros y personal docente es la disciplina. Aquí se incluye el manejo de los alumnos con mala conducta.

Pero, ¡tranquilo! En este artículo se explicará como la mala conducta puede afectar el rendimiento escolar. Además de algunos sencillos consejos sobre cómo trabajar problemas de conducta en el aula.

Las conductas problemáticas en el aula: una situación a tratar desde la educación infantil

La educación infantil y los demás niveles educativos, están necesariamente ligados a las situaciones contextuales de sus estudiantes. Por tanto, dicho contexto será determinante al momento de construir un clima escolar positivo y beneficioso. Esto tanto para el alumno como para los maestros.

Si bien es cierto que las consecuencias de muchos factores externos se resuelven eficientemente en las aulas, otras, en cambio, terminan en conductas disruptivas que impiden el normal funcionamiento de las clases. La vulnerabilidad social y económica, la falta de infraestructura adecuada, los problemas familiares y de comunidad son ejemplos de situaciones que desencadenan en un mal comportamiento, muchas veces agresivo y desordenado.

Los alumnos con mala conducta obstaculizan la labor del profesor en el aula y, por tanto, retrasan el proceso de enseñanza-aprendizaje. Además, influyen en el comportamiento, concentración y motivación de sus demás compañeros. Esta problemática pasa de ser individual a colectiva.

La educación en la infancia, entonces, tiene la responsabilidad de capacitar a sus actores en la identificación de las causas de la mala conducta en el aula de clases, las necesidades faltantes por resolver y las mejores estrategias para alumnos con mala conducta. Sí se trabaja a tiempo, las soluciones serán eficientes y no se trasladarán a los pasos venideros en el proceso de aprendizaje.

¿Cómo trabajar problemas de conducta en el aula? ¡La respuesta está aquí!

Lo más importante de las técnicas que conocerás a continuación es que ellas se concentran en el mejoramiento del autoestima, la confianza y las relaciones interpersonales. Su simplicidad supone ser eficiente para todos los ámbitos de la vida, desde la espontaneidad y la diversión.

Los juegos siempre serán indispensables

A los niños les encanta jugar, de eso no hay duda. Pero el juego no tiene solo un propósito lúdico. También, si se maneja correctamente, permite liberar endorfinas y dopaminas. Lo anterior significa que el estrés se reducirá considerablemente, al igual que la mala conducta.

La protagonista después de un buen juego siempre será la alegría.

La conversación es la aliada para aliviar y conectar

Muchas veces la mala conducta se relaciona con la necesidad de expresar los sentimientos incómodos. No siempre se sabe cómo transmitir de manera adecuada lo que se siente y eso se deriva en malas miradas, expresiones groseras o malos tratos hacia los demás.

Los maestros y tutores deberán diseñar momentos y espacios en los que se hable con los alumnos con mala conducta. Donde fluya una conversación centrada en cómo se sienten, qué problemas tienen y qué cosas los están incomodando. Es la mejor forma de liberar malas energías y de suplir necesidades básicas que implicarán buenas acciones.

Creación de espacios de relajación y reflexión

Otra gran estrategia para los alumnos con mala conducta es la creación de espacios ideales para que puedan reflexionar sobre las situaciones que los molestan, puedan compartirlas o trabajar en ellas e, incluso, puedan encontrar la relajación que necesitan.

Las pausas entre clases, los descansos o las actividades extracurriculares son un gran ejemplo de ello.

No hay que olvidar la capacitación y la evaluación

Por último, es indispensable aumentar los esfuerzos y estrategias por capacitar a los maestros y personal docente en el manejo de la salud mental. Todo, claro, desde la educación inclusiva y los programas de educación especial, si son necesarios.

Conclusión

Las estrategias presentadas anteriormente buscan, ante todo, evitar la disciplina de exclusión. Los castigos y regaños solo incentivan la mala conducta y no dan una respuesta clara a las situaciones incómodas o preocupantes que enfrentan los alumnos. Es por ello que el desarrollo de un enfoque preventivo y positivo con los alumnos con mala conducta fomenta la buena comunicación y al alejamiento de la violencia.

En Luca no queremos castigar, queremos educar. Es por ello que nos comprometemos a capacitar y acompañar a nuestros tutores, estudiantes y padres. De la mano con las mejores metodologías y estrategias apostamos por la educación de calidad. ¡Ven a conocernos!

Content Writer en Luca Learning. Comunicadora Social y editora, colaboradora para Josean Webs y We are content. Apasionada por la escritura y la creación de contenidos atractivos y de calidad. Siempre a la espera de nuevas oportunidades.

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Mal comportamiento en el aula: conductas disruptivas

Se denominan conductas disruptivas aquellos comportamientos que obstaculizan la labor del profesor en el aula, impidiendo el ritmo adecuado de la clase e interfiriendo en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Las causas más frecuente de las conductas disruptivas, aun sin ser exclusivas, son causas ambientales siendo determinantes en su origen y mantenimiento .

Los factores familiares: padres sobreprotectores, permisivos, abandono o carencias afectivas, violencia, malos tratos, problemas psicopatológicos en los padres, código lingüístico restringido, bajo nivel cultural,…

Los factores sociales: clases sociales desfavorecidas, deprivación ambiental, pandillismo, drogas,. .

Y, en especial, los factores escolares: distancia entre intereses y capacidades del alumno y lo que se imparte, ambiente competitivo, rigidez, no atención a las necesidades educativas especiales,… El fracaso escolar aparece como causa y efecto de las conductas disruptivas en el aula.

Los factores clínicos, como por ejemplo las conductas disruptivas causadas por alumnos con TDHA son, en comparación, menos frecuentes que las originadas por causas ambientales como falta de normas explicitas o pautas educativas incorrectas.

Así, tras los comportamientos disruptivos más que causas biológicas aparecen causas socioeducativas en forma de carencias emocionales, baja autoestima, o falta de habilidades sociales.

Entre los tipos de conducta que pueden ser considerados como disruptivas existe una gran subjetividad ya que, algunos comportamientos pueden ser considerados disruptivos o no según la opinión de cada docente. La disrupción implica como mínimo dos protagonistas: el profesor y el alumno y, la interpretación de cada uno de ellos no es siempre igual.

Lo que para un profesor es una conducta disruptiva, para un adolescente puede ser un acto llevado a cabo para satisfacer una necesidad y, por tanto, sin objetivo de molestar al profesor. Por ejemplo, una misma conducta “levantarse de la silla” puede hacerse intencionadamente para molestar o puede ser la necesidad de movimiento de una chica o chico nervioso o impaciente.

Dependiendo de cómo se interprete la conducta será considerada conducta disruptiva o no. Para ser considerada conducta disruptiva debe ser interpretada por el profesor como ruptura intencionada de la norma y provocación.

En el caso de las conductas disruptivas en el aula existe además el grupo de compañeros que, pueden permanecer ajenos a las conductas disruptivas, participar en ellas o rechazarlas explícitamente. La interrelación de los tres protagonistas: alumno-profesor-grupo condiciona la gestión ante las conductas disruptivas.

¿Qué vas a encontrar aquí?

  • Algunos datos con respecto a las conductas disruptivas:
  • Pautas para reducir las conductas disruptivas en el aula

Algunos datos con respecto a las conductas disruptivas:

  • Los profesores diferencian entre comportamientos disruptivos que afectan al nivel de aprendizaje, por ejemplo mostrar bajo interés en su rendimiento: desinterés, apatía, permanecer fuera de clase,… o molestar en clase: hablar, hacer ruidos, levantarse, no dejar explicar al profesor, interrumpir con bromas y risas,… molestar en y conductas que afectan al clima de convivencia y comportamientos disruptivos que afectan al clima de convivencia, como faltas de respeto al profesorado, vandalismo o violencia.
  • La mayor incidencia de conductas disruptivas se sitúa en los alumnos de 13-14 años (segundo y tercero de la ESO), aunque actualmente se observa una tendencia de aparición cada vez a edades más tempranas.
  • Diferencias en cuanto al sexo: las conductas disruptivas en el aula se dan más en el sexo masculino (tres cuartas partes de las sanciones en los centros escolares son de chicos) y las profesoras ponen más sanciones atendiendo a conductas disruptivas que los profesores.
  • Ser repetidor se relaciona con tener un mayor número de sanciones en base a conductas disruptivas.
  • La acumulación de sanciones por parte de los mismos alumnos parece demostrar la existencia de un circuito de difícil salida que implica el deterioro de las relaciones personales entre profesores y alumnos. Además, está comprobada la mejoría de las conductas disruptivas así como su mejor pronóstico mediante intervenciones llevadas a cabo en las primeras manifestaciones, cuando los problemas son aun incipientes.

Pautas para reducir las conductas disruptivas en el aula

Aunque no existen formulas mágicas, algunos consejos que pueden ayudar a relajar el ambiente de clase y reducir las conductas disruptivas son:

  • Evitar considerar la conducta de los alumnos como una agresión personal. Superar la idea de ‘lo hacen para molestar’, y entender que ‘lo hacen para expresar una necesidad que no saben identificar o no pueden reconocer’. En definitiva, se trata de mostrar una actitud educadora frente a una actitud desafiante o retadora.
  • Entender que estas conductas intentan provocarnos. No dejarnos manipular: mantener la calma, no levantar el tono de voz. Es conveniente que el profesor imponga las medidas correctoras con voz firme pero no amenazante o de forma retadora.
  • Tener en lugar visible normas claras y explicitas de conducta así como las consecuencias que conlleva su no cumplimiento. Por ejemplo, ¿sabías que algunos estudios indican que los meses en que se observan el mayor número de conductas disruptivas son octubre y noviembre coincidiendo con el hecho de que los alumnos aún no tienen claro los objetivos, normas y pautas de trabajo?
  • Piensa sobre la responsabilidad del profesor en las conductas disruptivas, procurando incorporar clases dinámicas, con cambios de actividad, con tareas y actividades adaptadas al nivel e intereses del grupo y, no te olvides de verbalizar expectativas positivas y de usar el refuerzo positivo.

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