Mi hijo de dos años no come: Disminución del apetito en niños entre 1 y 5 años -canalSALUD

Mi hijo de dos años no come: Disminución del apetito en niños entre 1 y 5 años -canalSALUD

Disminución del apetito en niños entre 1 y 5 años -canalSALUD

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2 Min de lectura

Los niños comen la cantidad necesaria para cubrir sus necesidades de crecimiento y energía. Pero entre el primer año de edad y los 5 años es normal que pierdan un poco el apetito. No obstante, mientras tenga un buen nivel de energía y esté creciendo con normalidad, lo más probable es que la pérdida de apetito sea un proceso natural. 

Resumen del contenido

  • ¿Por qué mi hijo no tiene hambre?
  • ¿Qué pueden hacer los padres?
    • ¿Cuándo acudir al Pediatra?

¿Por qué mi hijo no tiene hambre?

El crecimiento entre los 1 y 5 años es más lento y necesitan menos calorías y al parecer tienen menos apetito (esto se llama «anorexia fisiológica»). La cantidad que un niño decide comer es controlada por el centro del apetito localizado en su cerebro. Muchos padres tratan de obligar a su hijo a comer más de lo que necesita, porque temen que la falta de apetito del niño pueda afectar a su salud o causar una deficiencia nutricional.

Si el pediatra que controla al niño no observa ningún problema en el desarrollo del niño no hay que forzarlo a comer ya que podría producir sentimientos negativos hacia la comida.

¿Qué pueden hacer los padres?

Dejar que el niño decida cuánto va a comer a la hora de la comida. Casi todos los niños comen una cantidad suficiente. Si el niño tiene hambre, comerá. Si no es así, tendrá hambre a la siguiente comida.

  • Realizar 5 comidas al día pero con moderación en los tentempiés de media mañana y media tarde.
  • No picar entre horas para evitar que el niño se sacie y luego no tenga hambre. Hay que asegurarse de que el niño llegue a la hora de la comida con el estómago vacío.
  • El niño debe comer solo y se ha de fomentar su autonomía.
  • Hacer la hora de la comida agradable y que el niño participe en la elaboración de los platos.
  • Evite que la conversación en la mesa se centre exclusivamente sobre la comida.
  • No prolongar la hora de la comida: dar un tiempo razonable para comer.
  • Tomar demasiada leche puede llenar a los niños y disminuir su apetito. Limite la cantidad de leche a 500 ml al día ya que la leche contiene tantas calorías como la mayoría de los alimentos sólidos.

¿Cuándo acudir al Pediatra?

  • Nuestro hijo no gana peso o está bajando.
  • Tiene algunos síntomas asociados con enfermedad y tiene mal aspecto (por ejemplo, diarrea o fiebre).
  • Rechaza sistemáticamente algún alimento en concreto.

 

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Dra. Esther Martínez

Nº Colegiado 080837747 | Licenciada en Medicina y Cirugía. Especialista en Pediatría con Formación en Alergología

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Pediatra, experta en acupuntura y nutrición oncológica. Actualmente lidera la Unidad de Oncología Pediátrica Integrativa del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona. Ha sido pionera en España desarrollando la acupuntura infantil como un procedimiento médico complementario, seguro e indoloro. Compagina su trabajo con la docencia.

Publicado por Dra. Esther Martínez

– 29 Oct, 2021








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¿Qué hago si mi hijo de 2 años no quiere comer?

Cuando yo era pequeña no comía nada. Recuerdo la eterna lucha de mi madre por hacerme comer (sin éxito) y siempre comía muy poquita cantidad o nada. No me gustaba la verdura, y la hora de comer siempre era traumática para mí.

Tomé suplementos con la intención de abrirme el apetito y ni aún así. Finalmente el pediatra le dijo a mi madre que “ya comería cuando tuviese hambre”. Blanco y en botella.

No obstante, toda esta movida con la comida me ha marcado de tal manera, que la hora de comer con Bichito me estresa bastante.

El apetito de mi hijo

Me siento afortunada cuando alguien comenta lo “bien” que come Bichito. Tiene mucho apetito, pero es que con su tamaño y su movimiento ha de tenerlo.

Tengo amigas que tienen hijos como yo cuando era pequeña, y la verdad, no me gustaría estar en su lugar. Niños que bajan de peso, análisis de sangre, preocupación por su salud, y un largo etcétera.

No, que un niño no coma, no es moco de pavo.

Pero Bichito sí tiene hambre, lo que pasa es que está en plan rebelde con lo “verde”.

Las verduras

Bichito siempre ha comido verdura. Los guisantes (ya sé que son legumbres, pero son verdes, dato importante) eran sus favoritos e incluso ha comido el brócoli sólo con un chorrito de aceite y sal.

El cus-cus con verduras y tomate le encantaba y jamás ha hecho ascos al sofrito de la pasta.

Pero ha sido cumplir los 2 años y las palabras “verde no” instaurarse en su vocabulario. ¿POR QUÉ? Ahora aparta toda verdura de su plato. Selecciona y va comiendo lo que queda. En la guardería dicen que se lo come todo, así que yo flipo.

Nosotros seguimos poniendo verdura en sus comidas, obviamente, pero nos la acabamos comiendo nosotros por no tirarla. Y muchas veces, al ver el plato de comida dice que NO QUIERE COMER.

No quiere comer pero se muere de hambre

Para que coma verdura por las noches, vamos alternando un día con verdura sobre plato (a veces se come algo oculto entre el pescado, por ejemplo) y otro con crema o sopa. La crema le gusta naranja, como sea verde, tampoco la quiere.

La sopa le encanta, y desde que nos compramos la olla express, siempre hay caldo congelado en casa. Tiene todos los nutrientes de la verdura, así que cuando come sopa, nosotros felices. No obstante, si alguna vez no hay caldo, compramos el de Aneto porque es el que más nos gusta y nos parece más natural.

Pero, ¿qué hacemos cuando mira el plato, dice que no quiere comer y empieza a revolucionarse?

Nosotros no le obligamos a comer jamás. Y aunque fuese un niño sin apetito, tampoco lo haríamos. Creo que obligar a comer trae problemas en el futuro y muchos conflictos. Lo que sí que tiene que hacer es, al menos, probarlo una vez.

Tiene que probarlo todo

Es la única norma que tenemos. Y así se lo explicamos.

“Tienes que probarlo porque no sabes si te gusta. Si no te gusta, tranquilo, que no te lo comerás, pero una vez al menos, sí”.

Y aunque toca dialogar mucho, muchísimo, para conseguir que lo pruebe, siempre acaba probándolo.

Si le gusta, genial, se lo come. Si no le gusta y vemos que hasta hace una arcada, pues ya está. Él ha cumplido.

Hay días en los que se niega totalmente y dice que NO rotundamente. Ese día le decimos que si no quiere cenar, que se baje de la silla y se vaya a jugar, que nosotros sí que queremos comer.

Normalmente no se baja de la silla porque tiene hambre, y el día que sé que va a ser más conflictivo no le doy nada de comer entre la guardería y la hora de la cena para que llegue más famélico aún. Total, allí merienda a las 15:30h y normalmente a las 17:30 se toma alguna fruta. Pues hay días que no le doy NADA, para que llegue hambriento a la cena. Sí, soy horrible.

El caso es que a veces se baja de la silla para irse a jugar, pero el estómago puede más y vuelve a subirse dispuesto a probar la comida. Si la prueba y no le gusta, le hacemos algo de comer alternativo. Si le gusta, entonces perfecto, cenamos todos juntos tan alegremente.

Come la cantidad que él quiere

Esto es otra cosa que leí en su día (no recuerdo dónde) y me lo grabé a fuego.

No todos los niños comen la misma cantidad, no todos los niños tienen el mismo gasto energético, así que no podemos comparar a los niños.

Si le ponemos un plato que creemos acorde a su estómago y no se lo acaba, tampoco le obligamos a hacerlo. Él come hasta que no quiere más, aunque a veces lo hace por adelantar el postre (a la noche siempre hay yogur y le chifla) y si le rebañamos el plato nosotros y le damos, abre la boca sin esfuerzo alguno.

No obstante, y a pesar de algunas luchas para que coma verdura, me siento afortunada con el apetito de Bichito.

Me gustaría verle comer judías verdes con patatas como se supone que hace en la guardería o como veo hacer a sus primos, pero qué va, no hay manera. Siento que tengo que ser muy creativa en la cocina para ocultarlo en salsas, carnes, etc., y creo que así tampoco le estoy enseñando a comer.

Intento siempre encontrar el equilibrio entre que aprenda a valorar la comida y que coma saludable, pero es tan complicado…

¿Cómo es tu hijo con la comida? ¿Cómo gestionas tú los conflictos en la mesa? ¿Algún consejo de ayuda?

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