Mi hijo se muerde las uñas: Razones por las que nuestro hijo se muerde las uñas y cómo actuar

Mi hijo se muerde las uñas: Razones por las que nuestro hijo se muerde las uñas y cómo actuar

Razones por las que nuestro hijo se muerde las uñas y cómo actuar

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La razón por la que los niños y los adultos se muerden las uñas es todo un misterio. Los especialistas apuntan al aburrimiento, picos de estrés o ansiedad, la costumbre e incluso la imitación. Lo que está claro es que no existe un solo motivo y resulta complicado de evitar para muchos niños.

Morderse las uñas es uno de los hábitos nerviosos más comunes entre los niños y adolescentes. Como chuparse un dedo, tirarse del pelo o el incómodo rechinar de dientes. Un hábito incómodo que puede afectar a la estética y salud de las uñas y que afecta al 20-30% de la población sin importar la edad.

En cuanto a las complicaciones físicas, morderse las uñas puede afectar a la unidad ungueal y la cavidad oral. Además las infecciones bacterianas causadas por morderse las uñas son uno de los problemas más comunes de las uñas. Una de ellas es la paroniquia, una infección de la piel que ocurre alrededor de las uñas, la cual es dolorosa y en casos serios puede llegar a requerir de un intervención quirúrgica.

También puede afectar a las relaciones sociales de los niños que en ocasiones esconden sus manos para que sus compañeros no vean sus uñas. Las burlas o gestos de sus compañeros ante el aspecto de sus uñas puede afectar a su autoestima y la interacción con los demás .

Causas por las que se muerden las uñas

Aunque no hay ningún acuerdo entre los especialistas, una de las causas que lleva a los niños a morderse las uñas puede ser los nervios o la ansiedad. Este hábito es una de las formas de aliviar las tensiones en la niñez. Por ejemplo cuando el niño tiene un examen o cuando no conoce a nadie en un nuevo colegio.
Un estudio publicado en 2015 en el Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry indica que el motor de la onicofagia no es la ansiedad sino de perfeccionismo. Las conclusiones del experimento descrito en El impacto de las emociones en las conductas repetitivas centradas en el cuerpo mostraron que quienes se muerden las uñas pueden ser perfeccionistas y que hacerlo puede ayudarles a calmar su irritación, aburrimiento o insatisfacción.

Qué hacer si se muerde las uñas

Si nos damos cuenta de que nuestro hijo se muerde las uñas tenemos que ver si lo hace de forma moderada cuando está distraído o si tiene lugar cuando hay un motivo de estrés o ansiedad. En el primer caso lo más normal es que lo deje de hacer por sí mismo y no tengamos que realizar ninguna intervención.

Pero en el segundo caso tendríamos que intentar descubrir cuál es la causa de su ansiedad. Puede tratarse de la llegada de un hermanito, un divorcio o un cambio de vivienda. Es importante no regañarle ni castigarle porque seguramente no se da ni cuenta de que lo está haciendo. Eso sí cuando ya le está afectando física o psicológicamente hay que intervenir para que caiga en la cuenta y comience a controlarlo.

Una buena idea es intentar que siempre tenga las uñas cortas para que no se las muerda si las tiene rotas. También cuidar al máximo la higiene de las manos y las uñas para evitar que ingiera los gérmenes acumulados. En muchas ocasiones es mejor no insistir mucho en el hábito porque lo dejará por sí mismo. Si insistimos mucho se puede convertir en una lucha de poder con el que enfrentarse a los padres en la adolescencia.

Siempre intentar ayudarle

A veces son los propios niños o adolescentes los que piden ayuda hartos de las burlas de sus compañeros o avergonzados por el aspecto de sus uñas. Tenemos que intentar ayudarle a buscar soluciones para este problema. Hay que intentar hablar con nuestro hijo para que entienda que es un hábito nervioso. Si empieza a ser consciente de lo que hace y de sus consecuencias, seguro que intentará dejarlo.

Una buena idea es establecer una clave para avisarle cuando se muerda las uñas como guiñarle un ojo o tocarle el hombro. También si él quiere se le pueden poner tiritas en las uñas para que no se las muerda o comprar en la farmacia algún producto no tóxico preparado para evitar que se las muerda.

Cada niño es un mundo y lo que le funciona a uno no vale para otro. También se recomiendan ejercicios de relajación para evitar a ansiedad. Cualquier método de relajación puede ser útil para evitar un hábito si es producido por una conducta nervios. Lo importante es que el niño no note que estamos demasiado preocupados y que le consideramos capaz de dejar ese incómodo hábito.

Por último si notamos que este hábito puede reflejar algún trastorno o problema hay que acudir al pediatra para que nos ayude a solucionar el problema. En algunos casos morderse las uñas puede ser síntoma de una ansiedad excesiva y es importante acudir cuanto antes al especialista.

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por qué lo hace y cómo podemos evitar la onicofagia en la infancia

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Silvia Díaz
@madreaventura

Aunque no es exclusivo de los niños, comerse las uñas es un mal hábito que se extiende especialmente en la infancia, y que en algunos casos puede llegar a afectar a la salud. Por eso, es importante que los padres tratemos de averiguar la causa, para eradicarlo lo antes posible.

Hoy hablamos de la onicofagia en la infancia, los motivos que pueden llevar al niño a sufrir este trastorno compulsivo y cómo podemos ayudar a nuestro hijo para que deje de morderse las uñas.

Uno de los TOC más frecuentes en la infancia

Se calcula que la onicofagia comienza entre los tres y los seis años, y aunque en muchas ocasiones este mal hábito es pasajero o incluso limitado a momentos muy puntuales, en otros casos persiste en el tiempo o se agrava, hasta el punto de ocasionar problemas médicos asociados.

En estos casos estaríamos hablando de un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) que, junto a la tricotilomanía, es uno de los más frecuente en la infancia, y sobre todo en la adolescenecia.

¿Por qué mi hijo se muerde las uñas?

Son muchas las causas que pueden llevar al niño a morderse las uñas, aunque en la mayoría de las ocasiones se debe a una situación de estrés o ansiedad; es decir el niño está preocupado o nervioso por algo.

En otras ocasiones también podría hacerlo por simple aburrimiento, en momentos de cansancio o en situaciones en las que no puede superar la frustración.

Si descubrimos que nuestro hijo se muerde las uñas, se recomienda tratar de encontrar el motivo y evitar la exposición al mismo, aunque no siempre es fácil, pues a veces ni siquiera el propio niño sabe explicarnos la causa.

¿Qué consecuencias acarrea la onicofagia?

En función de la gravedad del problema, morderse las uñas y la piel de alrededor podría acabar desembocando en:

  • Heridas en la piel (padrastros) y en las cutículas. Estas heridas sangran, son dolorosas y tardan mucho tiempo en curarse.

  • Puede ocurrir que las heridas se infecten y necesiten tratamiento.

  • Uñas encarnadas.

  • Los niños que se muerden las manos son más propensos a las verrugas víricas.

  • Al estar continuamente con los dedos en la boca, también son más propensos a tener lombrices, puesto que los huevos de este parásito tiende a depositarse bajo las uñas cuando el niño juega con la tierra.

  • Problemas bucodentales, como maloclusiones, malposición de los dientes, o incluso interferencia sobre el crecimiento normal de la muscultarua orofacial.

  • En ocasiones, los dedos pueden llegar a deformarse.

  • Problemas de estética que pueden afectar a sus relaciones sociales.

¿Qué hacer para que deje el hábito?

  • Hacer partícipe al niño de este problema, explicándole por qué es malo que se muerda las uñas y las complicaciones que podría acarrear. Se trata de que el niño sea consciente de este mal hábito, y sepa que te tiene a su lado para tratar de resolverlo juntos.

  • Cuando descubras que se está mordiendo las uñas, házselo ver si él no se ha percatado. Pero nunca le regañes o le castigues, pues eso eleverá su nivel de ansiedad y no ayudará a solucionar el problema.

Si estais delante de más gente podeis acordar una palabra clave para alertar de este momento y que solo entendais vosotros. De este modo, el niño no se sentirá agobiado por la presión del entorno, ni la onicofagia se convertirá en el centro de la conversación.

  • Cuando el niño esté mordiéndose las uñas, desvía su atención pidiéndole que se meta las manos en los bolsillos o dándole un objeto para que lo sostenga entre sus manos. Es decir, ofrécele alternativas para que tenga las manos ocupadas.

  • Informa del problema al entorno más cercano del niño para que puedan ayudarte con estas mismas pautas cuando tu hijo no esté bajo tu supervisión (por ejemplo, en el colegio, en casa de familiares, con amigos. ..).

  • En la medida de lo posible, intenta mejorar el aspecto de las manos del niño: recortando padrastros, igualando la longitud de las uñas, retirando la cutícula, hidratando continuamente las manos…

Esto no solo reducirá la posibilidad de que aparezcan infecciones, sino que repercutirá positivamente en la autoestima del niño, especialmente si el problema le provoca vergüenza.

  • Y aunque no siempre funciona, también podemos ayudarnos de ciertos productos de venta en farmacias que se aplican sobre las uñas, siempre y cuando el niño esté dispuesto a utilizarlos. Este esmalte tiene un sabor amargo y como al niño le desagrada, acaba evitando meterse los dedos en la boca.

Poco a poco, con nuestra persistencia y su concienciación, nuestro hijo dejará de necesitarnos a la hora de buscar alternativas para evitar morderse las uñas, y el problema se acabará solucionando. En cualquier caso, no dejes de consultar con el pediatra o con un psicólogo infantil si algo te preocupa o el problema persiste.

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