Miel de abeja y botulismo infantil: no todo son beneficios
16 de octubre, 2020
·Niños
La miel es un conocido endulzante natural producido a partir del néctar de diferentes flores y plantas. Pese a sus grandes beneficios, no se recomienda su consumo en niños menores de 1 año, aún en pequeñas cantidades. Conoce aquí por qué.
Además de su uso como saborizante, a lo largo de los años a la miel de abeja se le han reconocido variadas propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias, cicatrizantes, cosméticas, energéticas y conservantes.
Cabe destacar que su principal componente son los carbohidratos, pero también aporta ácidos grasos, ácidos orgánicos, aminoácidos, vitaminas (A, B, C, D, E, K), minerales (hierro, zinc, calcio…) y antioxidantes.
Sin embargo, a pesar de sus importantes propiedades, debemos tener presente que su ingesta en niños menores de 12 meses, aún en pequeñas cantidades, está contraindicada, dado que puede contener esporas de clostridium botulinum.
“Estas esporas son inofensivas en adultos, pero en el intestino de un lactante menor de 12 meses pueden crecer, multiplicarse y producir una neurotoxina capaz de producir botulismo infantil, una afección gastrointestinal poco frecuente pero grave”, explica la doctora Macarena Díaz, pediatra de Clínica Las Condes.
Agrega que estas esporas no solamente están en la miel de abeja, sino que también pueden estar en la tierra, el polvo, en conservas enlatadas en mal estado, carnes y pescados crudos o ahumados, alimentos cocinados con papel de aluminio o conservados en aceite y algunas infusiones herbales vendidas a granel.
La especialista asegura que la mejor forma de prevención del botulismo infantil es:
La doctora Macarena Díaz detalla que el botulismo infantil es una afección gastrointestinal poco frecuente, pero potencialmente mortal, causada por neurotoxinas producidas por esporas de clostridium botulinum, que llevan a una pérdida del tono muscular que se propaga por todo el cuerpo.
Sus síntomas suelen manifestarse entre 12 a 36 horas después de la ingesta de la toxina. Estos son:
“Luego, esto deriva en flaccidez generalizada progresiva con pérdida del control cefálico, parálisis de tronco, brazos y piernas, debilidad en la musculatura respiratoria, pudiendo finalmente llegar incluso a la depresión respiratoria y muerte del niño”, señala.
El diagnóstico se realiza con el antecedente de ingesta de alimentos de riesgo, el examen físico y aislando las toxinas en las heces del niño.
La pediatra indica que su manejo suele requerir hospitalización para tratamiento de soporte según las necesidades del paciente (ventilación mecánica, alimentación por sonda o por vía endovenosa). En casos especiales, la administración precoz de inmunoglobulina botulínica endovenosa(antitoxina) puede evitar complicaciones mortales, al bloquear la actividad de la neurotoxina.
“Esta patología es una emergencia médica que requiere atención oportuna y precoz, ya que con el manejo adecuado la mayoría de los pacientes se recupera completamente. Sin este tratamiento, pueden evolucionar con debilidad de tronco, insuficiencia respiratoria y muerte. Su mortalidad es de aproximadamente 5 a 10 % de los pacientes”, concluye.
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La miel es un alimento muy popular. Tenemos en mente sus propiedades sanadoras por sus efectos antimicrobianos, antinflamatorios, cicatrizantes, etc. (aunque existen pocos estudios que demuestren estos beneficios) y su sabor dulce que nos lleva a pensar que puede ser muy buena opción a la hora de endulzar los alimentos de nuestros bebés y niños. Sin embargo, está totalmente desaconsejado introducirlo a los bebés más pequeños. Pero, ¿cuándo podemos empezar a dar miel a los niños sin que sea un riesgo?
Está totalmente desaconsejado dar miel a los niños antes del primer año de edad. Se recomienda esperar a los 12 meses del niño para ofrecer la miel (incluso, cuanto más tarde se introduzca en la dieta infantil, mejor).
La miel y sus productos derivados puede contener esporas de Clostridium botulinum, que son inofensivas en adultos, pero que si el bebé lo toma, su estómago no está lo suficientemente preparado para destruir las esporas y en su intestino crecen, se multiplican y puede producir neurotoxinas que pueden paralizar los músculos. A esto se le conoce como botulismo infantil.
Hay que decir, que el botulismo en niños es poco frecuente, pero muy grave y, por tanto, el consumo de miel ha de estar prohibido en menores de 12 meses.
¿Y qué ocurre con los cereales con miel para bebés a partir de 6 meses? Es posible que hayas visto en las tiendas de alimentación que a disposición de los padres hay cereales con miel, que se recomiendan para los bebés a partir de los 6 meses (cuando se comienzan a introducir la alimentación complementaria).
Los cereales con miel suelen contener una cantidad muy pequeña de miel (entre 5-8 por ciento), además se tratan con calor para que las esporas se inactiven, por lo que suele ser seguro su consumo.
La miel se compone principalmente de azúcares (78-80 por ciento), agua (17 por ciento) y cantidades muy pequeñas de proteínas, vitaminas y minerales que nos puede llevar a pensar que es un alimento muy beneficioso. Sin embargo, no llega al 1 por ciento de la cantidad diaria recomendada y necesitaríamos consumir grandes cantidades para que hubiera algún beneficio.
Al tener un sabor dulce, la miel suele ser un alimento muy agradable para los niños, pero no hay una dosis adecuada para su consumo.
Dado la gran cantidad de azúcar que contiene, no se recomienda en menores de 3 años. Además, la Organización Mundial de la Salud clasifica la miel dentro de azúcares libres (incluye los monosacáridos y disacáridos agregados a los alimentos por los fabricantes, cocineros o durante la cocción en el hogar, más los azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes y los jugos o zumos de frutas) y sugiere que no represente más del 10 por ciento de la ingesta diaria de energía de una persona, tanto niños como adultos.
El consumo excesivo de azúcar libre, especialmente en forma líquida, está asociado con caries dental (importante la higiene bucodental desde bebés y cepillado dental desde el primer diente), sobrepeso y obesidad, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, molestias gastrointestinales (diarrea, flatulencias, distensión y dolor abdominal, y retraso en el crecimiento).
La miel es un alimento más, una opción más; no es la más saludable, eso ya ha quedado claro, pero si se decide que sea parte de la alimentación, que sea sabiendo que no es la mejor opción y, sobre todo, para endulzar.
Es importante recordar, que el paladar es educable tanto para dulce como para salado, por lo que si ofrecemos alimentos muy dulces desde bebés, el umbral del dulzor será cada vez mayor y alimentos con un dulzor natural, como las frutas, no les sabrá a nada.
Hay ingredientes que pueden sustituir a la miel a la hora de endulzar y además disminuir la cantidad de azúcar libre:
– Fruta horneada: Manzanas, melocotones, fresas, albaricoque, plátano, mango, piña fresca, etc.