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90 005 5 formas de desarrollar la percepción de los preescolares
Acción y percepción: esos conductores, gracias a los cuales un niño en edad preescolar aprende todo lo que lo rodea. Estos procesos permiten que el niño se convierta en un participante de pleno derecho de un observador del mundo que lo rodea. La percepción es el principal proceso cognitivo responsable de la formación de una visión holística del mundo. A partir de los 2-3 años, la percepción de los niños entra en la etapa de desarrollo más intenso.
Los preescolares se sienten atraídos por objetos brillantes, sonidos melódicos u originales y situaciones emocionales. Perciben la realidad circundante de forma involuntaria, dirigiendo su atención a lo que más les atrae.
Un niño, al ver un objeto, es capaz de evaluar las funciones que conoce, analizar intuitivamente su experiencia y comprender lo que ve, oye o siente. Un pequeño bagaje de experiencia de vida ayuda a entender qué tipo de sensación es, reconocer un objeto, sonido u olor.
El desarrollo de la percepción en los niños en edad preescolar les permite pasar al siguiente paso, cuando aprenden a estudiar los objetos con un propósito, determinar sus características y percibir las propiedades individuales de manera diferenciada.
En unos pocos años preescolares, un niño pasa de la percepción directa de un objeto con la ayuda del tacto a la capacidad de aislar características esenciales y formarse una idea generalizada de los objetos.
La función de la cognición funciona de la siguiente manera: la percepción surge como un reflejo de un fenómeno u objeto con la ayuda de la vista, el oído o el tacto.
La percepción o percepción es el proceso de recibir y transformar información con la ayuda de los sentidos, gracias a los cuales una persona desarrolla una imagen del mundo real.
El mecanismo de percepción se puede describir brevemente de la siguiente manera:
La percepción también está influenciada por la experiencia previa. Los órganos de los sentidos ayudan al niño a reducir el procesamiento de información cuando ve un entorno familiar. Una vez que tuvo una idea de un conejito de juguete, no necesitará sentirlo ni probarlo nuevamente.
La percepción es la base para la formación posterior de las funciones cognitivas necesarias para un desarrollo completo y un estudio exitoso. Gracias a la percepción se acelera el desarrollo de los procesos cognitivos en general.
Desde el nacimiento, el niño tiene la llamada percepción sensorial. Los olores, las sensaciones táctiles, el ruido llegan a su cerebro, solo que el bebé aún no sabe cómo usar estas señales. En los primeros años de vida, los niños dominan la actividad objetiva y acumulan información sobre las propiedades de los objetos, como resultado de lo cual se forman los estándares sensoriales.
A partir de los tres años, la percepción se vuelve gradualmente precisa y significativa. Se desarrollan analizadores superiores – visuales y auditivos.
El niño aún no es capaz de analizar exhaustivamente un objeto o fenómeno, pero capta los signos más notables, comparándolos involuntariamente con estándares y sacando conclusiones.
A partir de una idea general de los objetos a los 3-4 años, el preescolar más joven pasa a formas de interpretación más complejas. Con el apoyo activo de los adultos, las características de las sensaciones cambian, el niño logra darse cuenta de que la forma, el color, el material, el tamaño son características más abstractas y no están atadas a un objeto específico.
A la edad preescolar mayor el niño se familiariza con las figuras básicas de la geometría, distingue todos los colores, aprende a determinar las dimensiones de los objetos. También entiende que hay tiempo en el mundo: la mañana siempre se convierte en día y luego es reemplazada por la noche. La conciencia del espacio es un logro: debe caminar hasta el parque desde la casa, y las casas y los árboles se extienden hacia arriba.
La importancia del desarrollo de la percepción en la edad preescolar radica en que con su funcionamiento limitado se dificultará significativamente el desarrollo del habla, la memoria, el pensamiento, la atención y la imaginación. Este proceso cognitivo se convierte en un asistente necesario para la manifestación de varios tipos de pensamiento, la capacidad de hablar en sentido figurado y crear historias vívidas.
Los principales tipos de percepción en preescolares se desarrollan sobre la base de varios analizadores:
Con la ayuda de la audición, el niño aprende a reconocer los sonidos de su lengua materna, las palabras y las sílabas. Si en la infancia la percepción del habla se basa en la estructura rítmica y melódica de las palabras y oraciones, a la edad de 1 año comienza la formación de la audición fonémica. Toma otro año para que el bebé tome forma en la aceptación de todos los sonidos del idioma nativo y comience la formación de una cultura sonora del habla.
El desarrollo de la percepción auditiva es más efectivo durante los paseos, cuando el bebé escucha el ruido de la calle, el canto de los pájaros, la lluvia, los pasos. Un excelente ejercicio es una oferta para cerrar los ojos y tratar de entender de qué lado está cantando el pájaro, si un automóvil está conduciendo lejos o cerca.
La percepción visual es predominante en la edad preescolar en relación con otras especies. De ello depende la capacidad de leer, de ver la belleza del mundo, de evaluar el peligro. Su protagonismo se justifica por el hecho de que la visión permite captar la atención de todo el objeto en su conjunto, así como ver los detalles.
Las señales visuales aparecen antes de que el niño en edad preescolar toque o pruebe un objeto. Además, la inspección del objeto es mucho más segura que otros métodos de investigación.
Sólo a temprana edad, cuando el bebé comienza a comprender la realidad que lo rodea, sus “ojos” son sus manos. Pero en esta etapa, los padres se aseguran de que el niño esté en un espacio protegido y solo tenga en sus manos objetos seguros.
Según las estadísticas, la cantidad de visuales (que prefieren la percepción visual) prevalece en el mundo, por lo que el desarrollo de esta especie requiere especial atención. La tarea de un adulto en edad preescolar es agudizar la percepción visual del niño y también ayudarlo a expandir la gama de detalles percibidos.
Los preescolares necesitan dibujar más, estudiar dibujos e ilustraciones. Son estos niños quienes se dedican con entusiasmo a los apliques, coleccionan rompecabezas y mosaicos y continúan desarrollando sensaciones visuales. Dibujar con niños de 3 a 4 años puede incluir tanto el uso tradicional de lápices y pinturas como técnicas originales.
La percepción táctil o cinestésica está directamente relacionada con el tacto. Los preescolares más pequeños aún confían más en sus manos cuando se familiarizan con un tema nuevo. Por eso, piden con tanta insistencia que les den algo que les interese.
Más detalles: Cómo desarrollar la percepción táctil en la edad preescolar.
Jugar con materiales de diversas estructuras, modelar, sustancias naturales es una gran manera de desarrollar el sentido del tacto. Con los ojos cerrados, los niños están felices de hacer rodar bolas de aluminio y suavizarlas. Gran alegría es el ejercicio para determinar el material a granel en la taza. Los ojos, por supuesto, también deben estar vendados.
En la edad preescolar temprana, la percepción se caracteriza por una serie de características.
Esta especificidad es típica para niños de 3-4 años de edad, en el futuro la percepción se volverá más diferenciada, las funciones individuales se destacarán, el todo se dividirá en detalles.
La complejidad de entender el espacio radica en la incapacidad de tocarlo, olerlo y verlo. El primer paso es la identificación del espacio “cercano”, es decir, el mundo circundante a la distancia de un juguete.
En el futuro, el niño en edad preescolar más joven comienza a darse cuenta del concepto de “muy cerca”, pero no son precisos. Las pequeñas estatuas en el puente pueden parecer muñecos, y el niño bien puede pedirle a la madre que consiga uno de ellos.
Según la investigación, para que un niño en edad preescolar comience a percibir correctamente el espacio, primero debe evaluar su propio cuerpo en este mundo. Aprenda a distinguir y nombrar los brazos y piernas izquierdo-derecho, comprenda qué partes del cuerpo están emparejadas. Una forma adicional de dominar el concepto de espacio es el trabajo constante de un adulto, destinado a indicar la dirección. Cuanto más suenen las palabras: “derecha”, “izquierda”, “lado”, “adelante”, “arriba”, más fácil será para el bebé dominar la orientación en el espacio.
El siguiente paso son las tareas de comparación de largo, ancho y alto. Con el tiempo, el bebé comienza a resolver tales tareas “a simple vista”, demostrando una comprensión de qué es el espacio y cómo se ubican las personas y los objetos en él.
La diferencia de colores está al alcance del bebé desde temprana edad. Ahora no estamos hablando de los tonos más finos, sino que resalta los tonos principales del espectro.
A la edad de 3-4 años, un niño en edad preescolar distingue claramente 4 colores primarios:
Un aspecto similar se asocia con la peculiaridad de la edad de ver lo principal, descartando lo insignificante, es decir, matices incomprensibles y desconocidos. Estos tonos de referencia se adquieren de forma casual, sin formación especial. Pero para que el bebé no sufra la “pobreza” de la percepción del color, debe nombrar y mostrar los nombres de los tonos y matices restantes.
Los niños tienden a sustituir el color por los términos “bello” y “feo”, por lo que aparecen imágenes en las que los tonos de los objetos no se corresponden mucho con la realidad. En este período de edad, los colores se descartan como un factor insignificante, la forma se convierte en la base.
Por lo tanto, el desarrollo de la percepción del color debe consistir en ejercicios donde las tareas más simples para sumar una figura de color elemental se cambien por otras más complejas.
La edad preescolar mayor está marcada por la presencia de representaciones espaciales formadas. El niño está bien orientado en el espacio, percibe distancias y relaciones entre objetos, es capaz de modelar visualmente parte de una habitación en particular. También es capaz de construir un modelo de la trama de una historia o cuento de hadas.
El futuro alumno ya es capaz de evaluar un concepto tan abstracto como el tiempo, así como de ver el mundo que le rodea desde el punto de vista de la estética. Son estas dos áreas las que requieren más atención.
La principal característica de la percepción en niños en edad preescolar es la conciencia de la combinación de espacio y tiempo. Sin embargo, la incapacidad de escuchar o tocar estas cantidades conduce a su reconocimiento a largo plazo.
Un niño de 5-6 años es capaz de recordar intervalos de tiempo: ayer, hoy, mañana, minuto, hora, pero no tiene habilidades para usar estos conceptos. La peculiaridad de la percepción del tiempo se debe a que el niño no tiene la oportunidad de manipularlo de forma dirigida, y los términos son solo palabras que no tienen expresión visual.
A esta edad, los indicadores temporales de la secuencia de eventos aún están poco diferenciados: ayer, mañana, pasado mañana. El tiempo futuro ya está realizado, pero el pasado causa dificultad. Los preescolares están felices de decir lo que serán cuando crezcan, lo que tendrán, lo que harán. Su pasado se percibe discretamente y emerge en imágenes de hechos memorables.
Sin embargo, los preescolares mayores ya son capaces de entender cómo determinan el presente. Es hora de enseñarle a su hijo a decir la hora en el reloj con flechas.
Los adultos ayudarán al niño a percibir períodos cortos de tiempo si correlacionan su actividad con un intervalo de tiempo: dibujar una casa con un jardín en 10 minutos, sentarse a la mesa en 3 minutos, cepillarse los dientes en 1 minuto.
Por otro lado, la percepción estética florece en un “color de lujo”. En la edad preescolar superior, cada niño es un creador. Los niños esculpen, dibujan, diseñan. Este tipo de actividades les ayuda a comprender mejor el mundo.
Un mérito considerable en esta actividad pertenece a la percepción visual. El preescolar mayor aprende a inspeccionar los objetos de manera holística, rastreando el contorno y aislando los detalles.
Esta información se convierte en un modelo que guía al niño en su dibujo y modelado.
Si los juicios estéticos de un niño de 5 años están determinados por la apariencia y los objetos se evalúan de acuerdo con el principio de “me gusta o no me gusta”, entonces, a los 6-7 años, un niño en edad preescolar presta atención a la composición artística, a la compatibilidad del color. . Por ejemplo, en una pintura ya es capaz de captar las características que no están en la superficie, que el artista ha invertido en el contenido.
La tarea de los padres y educadores no es sólo hablar al niño sobre la belleza de tal o cual objeto. Es importante explicar con palabras claras qué proporciona exactamente la estética del fenómeno, la relación entre las características individuales y un resultado holístico.
Las actividades regulares de esta naturaleza ayudan a cultivar el sentido de la belleza en una persona pequeña. Aprenderá a ver la belleza en el sonido de las gotas sobre el vidrio o las hojas que caen.
En la edad preescolar, la actividad principal es el juego. Es de esta forma que mejor se lleva a cabo la educación de los niños y el desarrollo de las funciones necesarias.
Didáctica contiene muchos juegos para el desarrollo de la percepción, que ayudarán a los padres o cuidadores en el trato con el niño.
Se realizan juegos similares para desarrollar la capacidad de reconocer un objeto u objeto por el olor o el sonido.
Las clases regulares para el desarrollo de la percepción en preescolares asegurarán en el futuro un avance cognitivo efectivo y la formación de una personalidad holística y moral. Lo más probable es que una persona así tenga un pensamiento no estándar, un alto nivel de creatividad.
Durante el primer año de vida, el niño ha acumulado una gran experiencia sensorial. Pero no debemos olvidar que su acumulación tuvo lugar sobre la base del desarrollo continuo del sistema nervioso. En la primera infancia (de 1 a 3 años), la percepción de cómo funciona el proceso mental sigue siendo imperfecta. Esto se manifiesta, en primer lugar, en el hecho de que el niño no puede distinguir todos los signos y propiedades de un objeto, que percibe y realiza cada propiedad individual en su actividad con este objeto. Los niños pequeños dominan rápidamente signos externos de un objeto como el tamaño y luego la forma. Si una madre, jugando con un niño, constantemente nombra y resalta el tamaño de los objetos para el bebé, al final del segundo año de vida, el niño puede encontrar y mostrar de forma independiente una pelota grande y pequeña, un perro grande y pequeño. , etc. Cuantos más objetos difieran en tamaño, más fácil será para el niño percibir este signo y evaluar su importancia para la actividad objetiva. Por ejemplo, si le ofrece a un niño que ponga pelotas en una caja, entonces es mejor tomar pelotas muy pequeñas y muy grandes, que claramente no corresponden al tamaño de la caja. Entonces el niño, en el proceso de su propia actividad, evaluará el valor del tamaño del objeto.
Es muy importante organizar la actividad del niño de tal manera, seleccionar el material para examinar de tal manera que el niño aprenda los signos y propiedades de los objetos de su propia práctica, y no de las palabras de un adulto.
Los niños también dominan la forma de los objetos bastante pronto, en comparación con el color. Los niños de 1,5 a 3 años son mucho más fáciles de recoger objetos similares en tamaño y forma que en color. Esto se debe al hecho de que el atributo de color no juega un papel en la efectividad de la acción. Es decir, si el palo es corto o largo, dependerá de si el niño le llegará la pelota, y su color no importará.
Si observa cuidadosamente al niño durante mucho tiempo, verá cómo cambia la naturaleza de sus acciones con los objetos. Al principio, el proceso de dominación es caótico, el niño prueba espontáneamente una u otra forma de hacerlo. Entonces surge una nueva forma de orientarse en los signos externos de los objetos: esto es probar.
La capacidad de usar una propiedad separada de un objeto como medida para comparar, comparar, correlacionar objetos y sus partes es el paso inicial en el desarrollo de la lógica de un niño.
Un ejemplo vívido del uso de medidas es un juego con una pirámide y una muñeca anidada, cuando un niño aprende a realizar acciones probándose el tamaño (el más pequeño y el más grande). La diferencia entre los niños de 2 y 3 años será que un bebé de 2 años probará repetidamente los detalles, probará uno u otro anillo o muñeca de anidación, cometerá errores y corregirá errores. Un niño de 3 años realizará esta tarea sobre la base de la correlación visual, descompondrá, examinará, evaluará visualmente el tamaño y luego correlacionará las partes individuales del juguete entre sí.
Tal correlación visual se hace posible porque el niño desarrolla ciertas ideas sobre las propiedades de los objetos. El niño no solo sabe qué es una pelota, sabe que es redonda, que puede ser grande o pequeña y de diferentes colores, que rueda y rebota.
Para el desarrollo de acciones correlativas, utilice juguetes didácticos: insertos, rompecabezas grandes, un diseñador grande, simuladores con corbatas, botones y botones.
Enséñele a su hijo a seleccionar objetos de acuerdo con un determinado atributo solo cuando esté seguro de que el niño conoce bien las propiedades de los objetos. Aprende a recoger objetos primero de la misma forma, luego del tamaño y luego del color.
Use situaciones de juego: encuentre el mismo ovillo para el gatito, ponga el mismo zapato en la muñeca, haga el mismo lazo al oso, etc. con él, el niño se guía no solo por lo visual, sino también por lo táctil. información. Los niños distinguen muchas propiedades de los objetos que los rodean: calor, frío, suavidad, rugosidad, causticidad y mucho más. Es posible que el niño no nombre de forma independiente todas las propiedades que le son familiares, pero en su mente están asignadas a objetos bien definidos.
No olvide que el desarrollo de la percepción táctil no es menos importante para la psique del niño que el desarrollo de la visión, el oído y el movimiento. Esté atento a una variedad de objetos que rodean al niño y constantemente nómbrele aquellas propiedades que percibe a través del olfato y el tacto.
El desarrollo de la percepción auditiva en los niños pequeños es, ante todo, el desarrollo de la percepción del habla humana. Cuanto más la actividad del niño esté acompañada por el habla de un adulto, más activo será el desarrollo de la audición fonológica. En otras palabras, cuanto más le hablan al bebé, más rápido se desarrolla su habla.
Recuerde que el niño debe nombrar repetidamente el objeto y sus propiedades, pedirle al adulto que repita los nombres del objeto y su atributo, hacerle preguntas sencillas al niño sobre el objeto y darles una respuesta de muestra.