Poemas famosos para niños de primaria: Poesías para niños de autores muy conocidos imprescindibles

Poemas famosos para niños de primaria: Poesías para niños de autores muy conocidos imprescindibles

Poesías para niños de autores muy conocidos imprescindibles

A los niños les encanta la poesía. Es lógico: son cortas, con ritmo, roma y palabras hermosas que les llama poderosamente la atención. Son fantásticos recursos didácticos y pedagógicos. Utiliza esta selección, estas 10 poesías para niños de autores muy conocidos con las que tu hijo podrá disfrutar y aprender mucho.

Índice de contenidos

Una fantástica selección con 10 poesías para niños de autores muy conocidos

Diez poesías para niños de autores muy conocidos’

La mayoría de poetas escribieron algún poema que puedes utilizar también para los niños. Otros poetas, directamente se centraron en el mundo infantil. Pero esta selección de poesías para niños de autores muy conocidos tienen algo en común: son poemas que les gusta mucho a los más pequeños, poesías que puedes usar para mejorar la memoria de tu hijo, ampliar su vocabulario, mejorar su atención y comprensión lectora

Muchas de estas poesías te sonarán. Otras, serán todo un descubrimiento. Utilízalas con tu hijo.

1. Mariposa del aire, de Federico García Lorca

Este precioso poema dedicado a una elegante y ligera mariposa, encandila por su sencillez a los más pequeños, y no podía faltar en esta selección de poesías para niños de autores muy conocidos. Puedes usarla para trabajar las descripciones y las metáforas. ¿Qué puede representar la mariposa? ¿La poesía? ¿La inspiración? Puedes hablar de ello con tu hijo. Aquí la tienes:

Mariposa del aire,

qué hermosa eres,

mariposa del aire

dorada y verde.

Luz del candil,

mariposa del aire,

¡quédate ahí, ahí, ahí!

No te quieres parar,

pararte no quieres.

Mariposa del aire

dorada y verde.

Luz de candil,

mariposa del aire,

¡quédate ahí, ahí, ahí!.

¡Quédate ahí!

Mariposa, ¿estás ahí?

(Federico García Lorca)

2. La princesa está triste, de Rubén Darío

Otro gran clásico en esta selección de poesías para niños de autores muy conocidos. Esta poesía se utiliza en muchas escuelas para incentivar la memoria y hablar de las emociones. ¿Qué es la tristeza? ¿Qué sentimos cuando estamos tristes? ¿Por qué estará triste la princesa? ¿Puede el amor ponernos tristes? ¿Y la falta de libertad? Disfruta de estar maravillosa poesía:

La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa,

que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

La princesa está pálida en su silla de oro,

está mudo el teclado de su clave sonoro;

y en un vaso olvidada se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.

Parlanchina, la dueña dice cosas banales,

y, vestido de rojo, piruetea el bufón.

La princesa no ríe, la princesa no siente;

a princesa persigue por el cielo de Oriente

la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,

o en el que ha detenido su carroza argentina

para ver de sus ojos la dulzura de luz?

¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,

o en el que es soberano de los claros diamantes,

o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

Poesías para niños de autores muy conocidos: Continúa con el poema de Rubén Darío…

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa

quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,

tener alas ligeras, bajo el cielo volar,

ir al sol por la escala luminosa de un rayo,

saludar a los lirios con los versos de mayo,

o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,

ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,

ni los cisnes unánimes en el lago de azur.

Y están tristes las flores por la flor de la corte;

los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,

de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!

Está presa en sus oros, está presa en sus tules,

en la jaula de mármol del palacio real,

el palacio soberbio que vigilan los guardas,

que custodian cien negros con sus cien alabardas,

un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!

(La princesa está triste. La princesa está pálida)

¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!

¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe

(La princesa está pálida. La princesa está triste)

más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-,

en caballo con alas, hacia acá se encamina,

en el cinto la espada y en la mano el azor,

el feliz caballero que te adora sin verte,

y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,

a encenderte los labios con su beso de amor!

(Rubén Darío)

3.

Parejas, de Gloria Fuertes

Sin duda, la poetisa más conocida y popular entre los niños es Gloria Fuertes, quien dedicó muchísimos de sus versos a los más pequeños, y que también tenía que estar presente en esta selección de poesías para niños de autores muy conocidos. Aquí tienes una de sus poesías, que también puede usarse para mejorar la dicción de los niños, ya que es una poesía un tanto ‘trabalenguas’. Establece además la relación entre los objetos. Ideal para mejorar la inteligencia asociativa:

Cada abeja con su pareja.

Cada pato con su pata.

Cada loco con su tema.

Cada tomo con su tapa.

Cada tipo con su tipa.

Cada pito con su flauta.

Cada foco con su foca.

Cada plato con su taza.

Cada río con su ría.

Cada gato con su gata.

Cada lluvia con su nube.

Cada nube con su agua.

Cada niño con su niña.

Cada piñón con su piña.

Cada noche con su alba.

(Gloria Fuertes)

4. Así es, de María Elena Walsh

Otra de las grandes poetisas infantiles es la argentina María Elena Walsh, quien dedicó preciosos versos y letras de canciones inolvidables a los niños. Esta es una poesía muy corta con la que puedes trabajar la rima, la memoria y la atención. Se trata sin duda de una poesía corta muy divertida que incluimos en estas poesías para niños de autores muy conocidos:

El cielo es de cielo,

la nube es de tiza.

La cara del sapo

me da mucha risa.

La luna es de queso

y el sol es de sol.

La cara del sapo

me da mucha tos.

(María Elena Walsh)

5. Canción del sarampión, de Elsa Bornemann

Las poesías de Elsa Isabel Bornemann son un acierto seguro con los niños, y también debían estar presentes en esta selección de poesías para niños de autores muy conocidos. Son muy divertidas y sus rimas son muy sencillas de entender. Además, los niños aprenden con ellas rico vocabulario y descripciones fantásticas. Ideales para los más pequeños. ¡Disfruta con esta poesía!:

¡Ay! ¡Qué desesperación! 

¡Mi pulpo con sarampión! 

Sus tentáculos rosados 

aparecieron punteados 

con manchitas coloradas, 

circulares y ovaladas.  

Lo encontré muy afiebrado, 

inmóvil y acurrucado 

en una esquina del mar. 

Llamé urgente al Calamar 

por teléfono marino, 

pues es el doctor más fino 

inteligente y capaz 

que se haya visto jamás. 

Tan pronto el doctor llegó, 

a mi pulpo revisó. 

Poesías para niños de autores muy conocidos: Continúa con el poema de Elsa Isabel Bornemann…

Lo puso en una pecera, 

lo acomodó en la heladera, 

hasta que, en un ratito, 

la fiebre se hizo cubitos. 

Entonces, lo retiró 

y en su cuna lo abrigó 

mientras que -con una aleta- 

escribía la receta: 

«Comprimidos de corvina 

e inyecciones de sardina 

y para el fuerte catarro 

unos fomentos de barro». 

Ha pasado una semana 

y ya mi pulpo se sana 

mas -¡oh, desgracia espantosa!- 

su enfermedad contagiosa 

se ha transmitido en el mar 

y ahora puedo observar 

los cangrejos con puntitos, 

afiebrados cornalitos, 

la ballena acatarrada 

y las langostas manchadas.

(Elsa Bornemann)

6. Soneto de repente, de Lope de Vega

Si quieres explicar a tu hijo qué es un soneto, nada mejor que esta simpática poesía, que lo explica a las mil maravillas. Lope de Vega es otro imprescindible en esta selección de poesías para niños de autores muy conocidos:

Un soneto me manda hacer Violante;

en mi vida me he visto en tal aprieto,

catorce versos dicen que es soneto,

burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante

y estoy a la mitad de otro cuarteto;

mas si me veo en el primer terceto,

no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,

y aún parece que entré con pie derecho,

pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aún sospecho

que estoy los trece versos acabando:

contad si son catorce, y está hecho.

(Lope de Vega)

7. A una nariz, de Francisco de Quevedo

Este divertido poema fue escrito en el siglo XVII por Francisco de Quevedo como una parodia a la nariz del poeta Luis de Góngora. También se conoce esta poesía como ‘A un hombre de gran nariz’. Llama muchísimo la atención la cantidad de adjetivos y comparaciones que se pueden emplear para hablar de una nariz grande. Ideal para ampliar el vocabulario de los niños y jugar con los adjetivos y los símiles, y un gran clásico que debía estar entre estas poesías para niños de autores muy conocidos:

Érase un hombre a una nariz pegado,

érase una nariz superlativa,

érase una nariz sayón y escriba,

érase un pez espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,

érase una alquitara pensativa,

érase un elefante boca arriba,

era Ovidio Nasón más narizado.

Érase el espolón de una galera,

érase una pirámide de Egipto,

las doce tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,

muchísimo nariz, nariz tan fiera

que en la cara de Anás fuera delito.

(Francisco de Quevedo)

8. Pegasos, lindos pegasos, de Antonio Machado

¿A qué niño no le gustan los pegasos y los unicornios? Forman parte de la fantasía, la imaginación y los sueños. Incentiva la imaginación de tu hijo con este hermoso poema dedicado a los tiovivos o carruseles de feria. Una poesía muy hermosa que por supuesto, hemos elegido para esta selección de poesías para niños de autores muy conocidos:

Yo conocí siendo niño,

la alegría de dar vueltas

sobre un corcel colorado,

en una noche de fiesta.

En el aire polvoriento

chispeaban las candelas,

y la noche azul ardía

toda sembrada de estrellas.

¡Alegrías infantiles

que cuestan una moneda

de cobre, lindos pegasos,

caballitos de madera!

(Antonio Machado)

9. Apegado a mí, de Gabriela Mistral

Las canciones de cuna también son preciosas poesías que puedes leer (y cantar) con tu hijo. Aquí tienes una de Gabriela Mistral. También debía estar en esta selección de poesías para niños de autores muy conocidos:

Velloncito de mi carne

que en mis entrañas tejí,

velloncito tembloroso,

¡duérmete apegado a mí!

La perdiz duerme en el trigo

escuchándola latir.

No te turbes por aliento,

¡duérmete apegado a mí!

Yo que todo lo he perdido

ahora tiemblo hasta al dormir.

No resbales de mi pecho,

¡duérmete apegado a mí!

(Gabriela Mistral)

10. Qué es poesía, por Gustavo Adolfo Bécquer

Uno de los poemas más cortos y directos que existen sobre la poesía es este. No hay mejor manera que explicar a los niños que la poesía es el sentimiento que algo o alguien despierta en otra persona. Disfruta de estos breves versos que también puedes usar para ejercitar la memoria:

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas

en mi pupila tu pupila azul.

¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?

Poesía, eres tú.

(Gustavo Adolfo Bécquer)

Más poesías fantásticas para los niños

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Poesías cortas para niños pequeños con las que jugar

  • Una selección de poesías para niños de Antonio Machado: Descubre algunos de los poemas más hermosos sobre la primavera escritos por Antonio Machado.

20 poemas cortos para leer con niños

Los niños suelen divertirse muchísimo con las poesías infantiles, y no es para menos ya que son muy entretenidas y además, estimulan la fantasía. Por si fuera poco, también les reportan enormes beneficios en el plano emocional ya que los niños que leen poemas aprenden a identificar más rápido sus emociones y los sentimientos y también suelen ser más pacientes, desarrollan más rápido el pensamiento abstracto y tienen un vocabulario más amplio. Lo mejor es que se trata de una actividad muy sencilla que se puede disfrutar en cualquier momento del día, incluso antes de ir a la cama para ayudar a los peques a conciliar el sueño.

1. Los ratones, de Lope de Vega

Juntáronse los ratones
para librarse del gato;
y después de largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel,
que andando el gato con él,
librarse mejor podrían.

Salió un ratón barbicano,
colilargo, hociquirromo
y encrespando el grueso lomo,
dijo al senado romano,
después de hablar culto un rato:
¿Quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?

2. Agua, ¿dónde vas?, de Federico García Lorca

Agua, ¿dónde vas?
Riendo voy por el río
a las orillas del mar.

Mar, ¿adónde vas?
Río arriba voy buscando
fuente donde descansar.

Chopo, y tú ¿qué harás?
No quiero decirte nada.
Yo…, ¡temblar!

¿Qué deseo, qué no deseo,
por el río y por la mar?
Cuatro pájaros sin rumbo
en el alto chopo están.

3. Mariposa del aire, de Federico García Lorca

Mariposa del aire,
¡Qué hermosa eres!
Mariposa del aire
dorada y verde.

Luz de candil,
Mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
No te quieres parar,
pararte no quieres.

Mariposa del aire
dorada y verde.
Luz de candil,
Mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
¡quédate ahí!
Mariposa, ¿estás ahí?

4. Canción de cuna del elefante, de Adriano del Valle

El elefante lloraba
porque no quería dormir…
Duerme elefantito mío,
que la luna te va a oír…

Papá elefante está cerca,
se oye en el Manglar su mugir;
Duerme elefantito mío,
que la luna te va a oír…

El elefante lloraba
y alzaba su trompa al viento…
parecía que en la luna
se limpiaba la nariz.

5. El lagarto está llorando

El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.

El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.

Han perdido sin querer
su anillo de desposados.

¡Ay, su anillito de plomo!
¡Ay, su anillito plomado!

Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.

El sol, capitán redondo
lleva un chaleco de raso.

¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay, cómo lloran y lloran!
¡Ay, ay, cómo están llorando!

6. Pegasos, lindos pegasos, de Antonio Machado

Pegasos, lindos pegasos,
caballitos de madera.

Yo conocí siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.

En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.

¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!

7. Llega el invierno, de Marisol Perales

El señor invierno
se viste de blanco,
se pone el abrigo
porque está temblando.

Se va a la montaña,
se mete en el río,
y el parque y la calle
se llenan de frío.

Se encuentra a la lluvia
llorando, llorando,
y también al viento
que viene soplando.

¡Ven amigo sol!
Grita en el camino,
pero el sol no viene
porque se ha dormido.

8. La vaca estudiosa, de María Elena Walsh

Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.
Como era muy vieja,
muy vieja, estaba sorda de una oreja.

Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.

La vio la maestra asustada
y dijo: – Estas equivocada.
Y la vaca le respondió:
¿Por qué no puedo estudiar yo?

La vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.
Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa.
La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa.
La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones.

Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba.
La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección.

Un día toditos los chicos
se convirtieron en borricos.
Y en ese lugar de Humahuaca
la única sabia fue la vaca.

9. De ola en ola, de Antonio García Teijeiro

De ola en ola,
de rama en rama,
el viento silba
cada mañana.

De sol a sol,
de luna a luna,
la madre mece,
mece la cuna.

Esté en la playa
o esté en el puerto,
la barca mía
la lleva el viento.

10. Las gaviotas, de Julián Alonso

Mira las gaviotas
Volando en el puerto
Con sus alas blancas
Abiertas al viento.

Parecen cometas
Parecen pañuelos
Son sábanas blancas
que van por el cielo.

11. Abuelita, de Tomás Allende Iragorri

Quién subiera tan alto
como la luna
para ver las estrellas
una por una,
y elegir entre todas
la más bonita
para alumbrar el cuarto
de la abuelita.

12. El barquito de papel, de Amado Nervo

Con la mitad de un periódico
hice un barco de papel,
en la fuente de mi casa
le hice navegar muy bien.

Mi hermana con su abanico
sopla, y sopla sobre él.
¡Buen viaje, muy buen viaje,
barquichuelo de papel!

13. Pobre burro, de Gloria Fuertes

El burro nunca dejará de ser burro.
Porque el burro nunca va a la escuela.
El burro nunca llegará a ser caballo.
El burro nunca ganará carreras.

¿Qué culpa tiene el burro de ser burro?
En el pueblo del burro no hay escuela.
El burro se pasa la vida trabajando,
tirando de un carro,
sin pena ni gloria,
y los fines de semana
atado a la noria.

El burro no sabe leer,
pero tiene memoria.
El burro llega el último a la meta,
¡pero le cantan los poetas!

El burro duerme en cabaña de lona.
No llamar burro al burro,
llamarle “ayudante del hombre”
o llamarle persona.

14. Los sueños, de Antonio Machado

El hada más hermosa ha sonreído
al ver la lumbre de una estrella pálida,
que en hilo suave, blanco y silencioso
se enrosca al huso de su rubia hermana.

Y vuelve a sonreír porque en su rueca
el hilo de los campos se enmaraña.
Tras la tenue cortina de la alcoba
está el jardín envuelto en luz dorada.

La cuna, casi en sombra. El niño duerme.
Dos hadas laboriosas lo acompañan,
hilando de los sueños los sutiles
copos en ruecas de marfil y plata.

15. En un trozo de papel, de Antonio García Teijeiro

En un trozo de papel
con un simple lapicero
yo tracé una escalerita,
tachonada de luceros.

Hermosas estrellas de oro.
De plata no había ninguna.
Yo quería una escalera
para subir a la Luna.

Para a subir a la Luna
y secarle sus ojitos,
no me valen los luceros,
como humildes peldañitos.

¿Será porque son dorados
en un cielo azul añil?
Sólo sé que no me sirven
para llegar hasta allí.

Estrellitas y luceros,
pintados con mucho amor,
¡quiero subir a la Luna
y llenarla de color!

16.

Todo está en su sitio, de Gloria Fuertes

Los lobos en el monte,
los pollitos en el corral,
los peces en el agua,
los barcos en el mar.

Ya todo está en su sitio,
ya todo en su lugar.

Los niños en la escuela
y los patos a volar.

17. Miedo, de Gabriela Mistral

Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan;
se hunde volando en el Cielo
y no baja hasta mi estera;
en el alero hace el nido
y mis manos no la peinan.
Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan.

Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.
Con zapatitos de oro
¿cómo juega en las praderas?
Y cuando llegue la noche
a mi lado no se acuesta…
Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.

Y menos quiero que un día
me la vayan a hacer reina.
La subirían al trono
a donde mis pies no llegan.
Cuando viniese la noche
yo no podría mecerla…
¡Yo no quiero que a mi niña
me la vayan a hacer reina!

18.

Un desfile numeral, de Carlos Reviejo

Con este desfile
terminamos ya.
Marchando, deprisa,
los números se van.

Primero va el Uno,
que es el general,
porque de los números
es el mandamás.

El Dos es un cabo,
y el Tres, capitán.
El Cuatro y el Cinco
desfilan detrás.

El Seis con el Siete
no paran de hablar.
El Ocho está cojo
y no puede andar.

El Nueve les dice:
– !Más formalidad!
Y el Cero, enfadado,
rodando se va.

19. La merienda, de Ana María Romero Yebra

Hoy vienen mis amigos
a merendar
bizcocho y chocolate
que hace mamá.

Luego, sobre la alfombra,
nos cuenta un cuento.
No hay en toda la tarde
mejor momento.

Hoy es de una princesa
que está encantada.
Mientras tanto, la tele,
sigue apagada.

20. La escuela, de Eduardo Soler Fiérrez

Clases de pequeños,
clases de mayores,
pupitres y sillas,
pizarras y flores,
libros y cuadernos,
tizas, borradores,
lápices y gomas
de muchos colores.

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