El poema que os proponemos en esta ocasión es un ejemplo del interés que Federico García Lorca tuvo por el mundo infantil y por la naturaleza, dos temas que nos sirve para relacionarlo, como siempre intentamos hacer, con la novela propuesta, la cual, como ya podréis haber comprobado quienes la hayáis leído, tiene como tema principal la visión del mundo natural desde la perspectiva de un niño.
El lagarto está llorando. La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo, ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo, lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos qué viejos son! ¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay cómo lloran y lloran, ¡ay!, ¡ay!, cómo están llorando!
El poema tiene una estructura adecuada para ser musicado: estrofas de dos versos que forman individualmente una unidad de significado, rima asonante en los versos pares quedando libres los impares, todos los versos, excepto los dos últimos que tienen nueve y siete sílabas, son octosílabos y aparecen muchas interjecciones, exclamaciones, diminutivos y repeticiones, así mismo, debemos tener en cuenta la personificación de los lagartos, los cuales son utilizados como símbolo de la vejez, y la del cielo y del sol, al que incluso le adjudica el título de “capitán”. Todos estos elementos favorecen el ritmo y hacen el poema atractivo para el recitado y fácil de memorizar.
Los protagonistas son dos viejos lagartos, el lagarto y la lagarta, que están llorando porque han perdido su anillo de desposados, por lo que es fácil deducir que en su llanto hay más una motivación nostálgica por el paso del tiempo que por la pérdida del objeto en sí, el cual representa todas las sucesivas pérdidas de aquellas cosas, momentos, sentimientos que ya no volverán.
El amor y el afecto son de por sí los elementos que subyacen en el poema y que se adivinan al ver la imagen de ambos lagartos llorando juntos, compartiendo juntos una pena común por una vida pasada en armonía entre ambos que ya no regresará, eso es lo que han perdido sin querer perderlo. En este caso, los diminutivos ayudan a aumentar la expresión de esa imagen de ternura y, en cierta forma, de tristeza, como “delantitos blancos”, que no es ni más ni menos que una descripción de los lagartos, los cuales suelen ser oscuros por el dorso y claros por la panza, aunque en manos de Lorca, estas dos palabras pueden ser una metáfora de la pureza, así como el anillo representa la unión, el compromiso del uno con el otro, mucho más grande, si cabe, al no estar fabricado con un metal precioso como oro o plata, sino con plomo, un metal mucho más pesado y que necesitaría de los dos para poder ser cargado.
Esta tristeza contrasta con el despliegue de vida y jovialidad que desarrolla la naturaleza a su alrededor: el cielo, los pájaros, el sol… todo redondo y puro y sin gente… Demostrándonos de esta forma lo íntimo de las penas propias y la evidencia de que, a pesar de nuestras aflicciones, el mundo sigue su curso.
Es curioso descubrir que en un poema infantil se puedan esconder sentimientos tan profundos y, a la vez, contradictorios, pero eso es algo totalmente intencionado por parte de Lorca para quien el mensaje no estaba reñido con lo lúdico ni lo bello. Él poseía una sensibilidad jovial y una curiosidad auténtica por las cosas, lo que le hacía verlas desde un prisma diferente, por eso, cuando componía poemas para niños, no trataba de ellos, si no que infantilizaba los temas importantes de la existencia para que la gente menuda pudiese captar la idea.
Este poema fue incluido por Lorca en su poemario Canciones, publicado en 1927 y donde se puede apreciar el Lorca popular y tradicional que siempre se compaginó, a lo largo de toda su obra, con el poeta vanguardista.
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Los grandes poetas, los más consagrados, también tienes poesías apropiadas para los niños. Por ejemplo, este famoso poema ‘El lagarto está llorando’, de Federico García Lorca (1898-1936). Descubre cómo utilizarlo con los más pequeños.
Índice de contenidos
El lagarto está llorando, una poesía de Lorca para niños
Esta poesía es ideal para hablar de las emociones con los niños. ¿Por qué estará llorando el lagarto? No te pierdas el poema y las claves de cómo utilizarlo con los más pequeños:
El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay cómo lloran y lloran!
¡Ay, ay! ¡Cómo están llorando!
(Federico García Lorca)
Con esta poesía puedes mejorar la atención y comprensión lectora de los niños. Pídeles que escuchen el poema y después haz algunas preguntas sencillas sobre la poesía que acaban de escuchar. Preguntas como estas:
1. ¿Quiénes estaban tristes?
2. ¿Por qué estaban llorando?
3. ¿Cómo eran los anillos?
4. ¿Los lagartos son jóvenes o ancianos?
5. ¿Cómo es el cielo?
6. ¿Qué lleva puesto el sol?
Esta poesía de Lorca es ideal para trabajar con los niños todos estos aspectos:
Después, pregunta acerca del poema y explica a los niños algunas de las frases si no las entendieron.
Explícales que no era por el anillo en sí por lo que los lagartos estaban tan tristes, sino por lo que simboliza. A veces tras un objeto se esconde una gran carga sentimental que hace que esos objetos sean de verdad especiales. Por ejemplo, para un niño una simple mantita puede llegar a ser un objeto muy especial al convertirse en una manta de apego con la que se sienten más seguros.
a) Los anillos: por ejemplo, el poeta explica que los anillos no son de oro, ni plata. No son anillos de diamantes ni de ningún otro material precioso. Son de plomo, un material pobre. Los lagartos por tanto eran muy humildes pero se amaban. Aquí el poeta nos recuerda que el amor no entiende de riquezas ni de estatus, ni tampoco de razas ni de procedencias. Dos humildes lagartos también pueden amarse. Y comprometerse. Y casarse.
El amor por tanto no entiende de fronteras ni limitaciones. Y todo esto, explicado a través de un solo detalle: el material del que están hechos los anillos que han perdido los lagartos.
b) El cielo: Por otro lado, también se hace referencia al cielo, que es como un globo donde viajan los pájaros. El cielo que nos trae y nos lleva. Mirándolo ya sentimos que nos transportamos a cualquier otro lugar. Porque el cielo nos invita a imaginar y a liberar nuestra mente.
Y el sol, majestuoso capitán en lo alto del cielo (por eso lleva un chaleco de raso), el rey, en lo más alto, ya que es la luz y el calor de la vida.
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