Poner las correas en el embarazo: La monitorización fetal antes del parto, ¿para qué sirve?

Poner las correas en el embarazo: La monitorización fetal antes del parto, ¿para qué sirve?

La monitorización fetal antes del parto, ¿para qué sirve?

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Eva Paris
@paris_eva

Cuando se acerca la fecha del parto a las mujeres les toca “ir a monitores” o “hacerse monitores”, ¿de qué se trata? La monitorización fetal antes del parto es una prueba prenatal indolora que se realiza para controlar el bienestar del bebé al final del embarazo.

Mediante la monitorización gráfica del latido cardiaco del bebé y de la actividad uterina de la embarazada (se registran los movimientos fetales), se comprueba que el bebé está bien. Se trata de una prueba indolora que se realiza en los hospitales o clínicas ginecológicas, normalmente a partir de la semana 38 o 39 y hasta el momento del parto, que es cuando la salud del feto puede comprometerse.

La monitorización comprobará que el funcionamiento placentario y la oxigenación fetal son adecuados y además si lo realiza el ginecólogo se suele aprovechar para hacer una ecografía y/o un examen de la madurez del cuello uterino, el estado de borramiento del cuello del útero.

Para hacer la prueba la futura mamá se coloca en una camilla acostada o semisentada, con unas “correas” o cintas elásticas sobre la barriga que llevan incorporados dos transductores: uno para controlar el latido del feto y otro para analizar la actividad uterina. El análisis dura unos 30 minutos.

En este tiempo se va grabando un gráfico que anota todos los datos gracias a los cables que unen los traductores a los monitores, las pantallas donde también podremos ver la actividad. En algunas ocasiones nos piden que pulsemos un botón conectado al monitor cada vez que notemos que el bebé se mueve.

El bienestar fetal puede ir indicado por una frecuencia cardiaca de entre 120 y 160 latidos por minuto y aparecen cinco o más movimientos del bebé en esa media hora que dura la monitorización. Los movimientos se aprecian también por el aumento momentáneo de frecuencia cardiaca.

Se recomienda haber desayunado o tomar alguna comida o bebida dulce para “activar” los movimientos fetales, y también hemos de vigilar las contracciones anteriores a la fase activa de dilatación, las conocidas como de “Braxton Kicks”.

La matrona o ginecólogo nos ayudarán a distinguir estas contracciones, más suaves e indoloras (se pueden producir a partir de la segunda mitad del embarazo), de las contracciones preparto, más fuertes y que anuncian que el parto está cercano (unos días antes del momento de dar a luz, el cuello uterino se va madurando).

Hasta que nos vuelvan a citar para la próxima monitorización fetal antes del parto, habremos de controlar nosotras los movimientos del bebé en el vientre, teniendo en cuenta que, precisamente en la recta final del embarazo, su frecuencia desciende debido al poco espacio que le queda. Pero aun así, hemos de notar sus movimientos cada hora y si suceden varias horas sin notarlo, acudir al médico.

Con suerte, antes de los próximos monitores antes del parto para controlar el bienestar fetal se produzca el momento tan esperado del nacimiento del bebé. Pero, mientras tanto, esta prueba te hará estar más tranquila sabiendo que todo sigue bien y relajarnos unos minutos, algo que a menudo no es posible en nuestro día a día.

Fotos | Thinkstock
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cuándo y qué se realiza cuando vas a monitores

La monitorización fetal, o “ir a monitores” como se suele llamar coloquialmente entre las pacientes, es un método de diagnóstico que nos permite comprobar la vitalidad fetal y oxigenación, así como las contracciones uterinas en la última fase del embarazo.

Gracias a este método complementario de diagnóstico podemos recibir información importante del feto como la frecuencia cardiaca (fcf), latidos por minutos, y las fluctuaciones producidas como consecuencia de alteraciones del flujo sanguíneo y otros factores que pueden afectar a la frecuencia cardiaca fetal.

De forma simultánea también recibimos información de la presión que se produce en el útero a consecuencia de las contracciones. Gracias a ello podemos detectar cuando el trabajo de parto es real o existe una amenaza de parto prematuro.

Cómo y cuándo debe realizarse

Lo normal es comenzar la monitorización fetal en la semana 37 de embarazo y realizarse con una periodicidad semanal hasta la semana 40. A partir de entonces se realiza cada 3 ó 4 días hasta la finalización del embarazo, normalmente en la semana 41. Esto varía en función de los resultados obtenidos, el tipo de embarazo que se trate y del estado de salud de la madre. Por lo tanto el especialista encargado del seguimiento del embarazo, puede determinar de manera individualizada la necesidad de variar esta periodicidad o en determinados casos inducir el parto si se observa algún registro de sufrimiento fetal.

La prueba suele durar 30 minutos aproximadamente y es suficiente para poder valorar el resultado obtenido.

Tipos de monitorización fetal

Existen dos tipos:

  • Monitorización fetal externa, es el que se utiliza en los controles del último mes de gestación. Consiste en obtener la señal de frecuencia cardiaca fetal y presión uterina en el abdomen de la madre.
  • Monitorización fetal interna, es el que se utiliza durante el control intraparto. Se coloca un electrodo de frecuencia cardiaca fetal en la cabeza del bebé y el terminal de presión uterina en el interior del útero materno. En nuestras instalaciones de maternidad del hospital HM Montepríncipe todas las habitaciones cuentan con un sistema de monitorización central, donde el bebé está continuamente controlado por nuestro equipo médico. Esto nos permite poder hacer frente a cualquier contratiempo que pudiera presentarse.

Para qué sirve

Durante el tiempo que la paciente está conectada a los monitores obtenemos una gráfica que ofrece información del bienestar fetal o sufrimiento fetal en algunos casos. Esta gráfica es diferente según el momento del embarazo, el estado de la madre o existencia de algún tipo de patología en el feto o en el transcurso del embarazo, por lo que debe ser valorada siempre por un especialista. Durante un mismo embarazo podemos obtener gráficas diferentes en distintos momentos de la gestación y que todas ellas sean normales.

Mediante un control de monitorización fetal no es posible determinar la fecha de parto, pero si observar si existen contracciones que nos puedan indicar que la fecha de parto está cerca.

Entre las anomalías más frecuentes que se pueden observar en una gráfica de monitorización fetal encontramos alteraciones relacionadas con el flujo sanguíneo que aporta la placenta al feto, pérdida de bienestar fetal u otras razones infecciosas.

¿Tiene algún riesgo o molestia para el feto o la madre?

No existe ninguna evidencia científica de que exista ningún riesgo para el feto, todo lo contrario, ya que sirve para comprobar su bienestar dentro del útero materno.

Para la madre hay ocasiones en que puede ser un poco molesto debido a la postura que debe adoptar para lograr la mejor calidad de la señal, ya que hay ocasiones en que debe permanecer tumbada boca arriba o estar de lado. Esta es la única molestia que puede ocurrir aunque la mayoría de las veces la futura mamá está cómoda y acompañada de una persona de su elección.

No existe ningún riesgo para el feto, todo lo contrario, ya que sirve para comprobar su bienestar dentro del útero materno.

En EGOM somos especialistas en control del embarazo y tenemos una unidad especializada en Alto Riesgo para aquellos casos que necesitan un control de la gestación más rigurosos. Así mismo contamos con una unidad especializada en Diagnóstico Prenatal donde nuestros profesionales cuentan con acreditaciones internacionales y unos equipos de última generación. Trabajamos de forma multidisciplinar con reuniones científicas para poder discutir cada caso de manera individualizada.

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