Por cuatro esquinitas de nada valores: 4 lecciones valiosas del libro Por cuatro esquinitas de nada

Por cuatro esquinitas de nada valores: 4 lecciones valiosas del libro Por cuatro esquinitas de nada

4 lecciones valiosas del libro Por cuatro esquinitas de nada

4 minutos

Por cuatro esquinitas de nada es un libro que todo niño debe leer y analizar en educación infantil. Si buscas recursos para educar en valores a niños de educación infantil, este libro es el ideal.

Escrito y verificado por la maestra Azucena Fernández.

Última actualización: 15 enero, 2022

Por cuatro esquinitas de nada, de Jerôme Ruillier, es un libro que debería ser utilizado, leído y analizado en todas las aulas de educación infantil del mundo. Es un cuento breve, sencillo, muy visual y matemático que cuenta mucho en muy poco tiempo.

Los protagonistas de Por cuatro esquinitas de nada son figuras geométricas. Todas las figuras menos una son círculos. Además de los círculos hay un cuadrado pequeño. Los círculos son los Redonditos. El pequeño cuadrado es Cuadradito.

Este cuento narra la historia de Cuadradito, un cuadrado pequeño al que le encanta jugar con su grupo de amigos los Redonditos. Siempre están jugando y son muy felices. Pero un día se encuentran con un problema: tienen que entrar en la casa grande y ahí surge el conflicto.

Este libro nos enseña algunas lecciones muy valiosas para la educación en valores. Vamos a verlas todas para entender por qué consideramos que Por cuatro esquinitas de nada es una joya de la literatura infantil.

No debemos rendirnos ante las adversidades

Cuando Cuadradito quiere entrar en la casa grande con sus amigos los Redonditos se encuentra con un problema. Este problema es el núcleo de la historia del libro. Cuadradito descubre que no puede entrar en la casa grande porque la puerta es redonda; sus esquinas no lo dejan pasar. Él es diferente a los demás.

Fuente: www.loscuentosdebastian.com

“El pequeño cuadrado va probando con formas diferentes para conseguir entrar. Se tuerce, se dobla, se estira… pero nada funciona.”

La importancia de la amistad en Por cuatro esquinitas de nada

Los amigos Redonditos de Cuadradito no paran de animarlo desde dentro de la casa. Y le dan ideas. Ellos están seguros de que le están dando las mejores ideas para ayudarlo.

Le piden que sea redondo. Le dicen cosas como: “Sé redondo”. Cuadradito lo intenta con todas sus fuerzas, pero no lo consigue. Llega incluso a dolerle. Sus compañeros siguen animándolo. Cada uno de ellos dice lo que cree que es mejor para Cuadradito.

“¡Te lo tienes que creer!”

-Redonditos-

Como no lo dejan solo ni lo abandonan en ningún momento, “Cuadradito se siente arropado” y entre todos buscan la solución.

Debatir es fundamental

Al final, después de mucho debatir, los círculos se dan cuenta de que el problema no lo tiene su amigo, sino que el problema está en la puerta de la casa grande. No dejan ni un solo momento de pensar y hablar sobre qué pueden hacer para ayudar a Cuadradito. Es una gran demostración de trabajo en equipo.

Gracias a que han dedicado mucho tiempo a charlar, encuentran la solución. Deciden que lo mejor es recortar la puerta redonda. Y así lo hacen: cortan esas “cuatro esquinitas de nada” para que el círculo sea un cuadrado y Cuadradito por fin pueda entrar con todos a la casa grande.

Por cuatro esquinitas de nada y la aceptación de los demás

Por cuatro esquinitas de nada es una preciosa historia que tiene como eje el valor de la aceptación. Nos hace pensar desde el principio. Jerôme Ruillier es sutil en la forma de narrar la historia y crea una metáfora deliciosa sobre la inclusión.

Nos hace reflexionar sobre la necesidad que tiene nuestra sociedad de realizar algunos cambios muy necesarios para la inclusión de aquellos que son diferentes.

El libro nos enseña el conflicto social que muchas veces aparece ante la diversidad. Vemos claramente las consecuencias de la discriminación, que conlleva, muchas veces, búsquedas realmente desesperadas de aquellos que quieren integrarse.

Fuente: www.loscuentosdebastian.com

“Soy redondo, soy redondo…”

-Cuadradito-

Las ilustraciones también son de Jerôme Ruillier. Se trata de dibujos de formas geométricas simples; varios círculos de colores distintos son los Redonditos y un cuadrado morado es Cuadradito. Al final, acaban siendo realmente personajes de una historia. Son adorables. Llegas a sentir lo que ellos sienten y hasta a imaginarlos con expresiones.

Con estas ilustraciones tan genéricas, el autor logra contar una historia que trata un gran problema social. Es una forma ideal de acercar este tema a los niños. Con el uso de un lenguaje simbólico simple, la historia se puede aplicar a muchos contextos concretos.

Está recomendado para niños a partir de un año, y es un libro imprescindible en cualquier biblioteca infantil. Aunque los niños lo hayan leído y trabajado en el aula, se puede seguir utilizando para desarrollar las ideas en casa. Además, les encanta repetir su lectura una y otra vez.

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Por cuatro esquinitas de nada: un cuento para reflexionar

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Última actualización: 09 septiembre, 2019

Por cuatro esquinitas de nada es un cuento para reflexionar que todos los niños deben conocer pues, a través de esta lectura, aprenden diferentes valores relacionados con la diversidad, la inclusión y la igualdad.

Dicha enseñanza es fundamental para educar a los más pequeños en un entorno en el que se fomente el respeto, la solidaridad, la dignidad, la tolerancia y la integridad. De modo que los niños crezcan y se desarrollen en un ambiente que favorece la convivencia positiva y las relaciones sociales sanas.

“Si enseñamos a los niños a aceptar la diversidad como algo normal, no será necesario hablar de inclusión, sino de convivencia”.

-Daniel Comin-

Por cuatro esquinitas de nada: un cuento para reflexionar

Por cuatro esquinitas de nada, escrito por Jérôme Ruillier, debería ser una lectura obligatoria, especialmente en la etapa infantil, pero también en los primeros cursos de educación primaria.

Este cuento para reflexionar, recomendado para niños a partir de 3 años, es ideal para el desarrollo de la inteligencia emocional. Trata sobre un cuadradito que juega con sus amigos, los cuales tienen forma circular. El principal problema se encuentra cuando tienen que volver a casa y, para entrar, hay que pasar por una puerta redonda, por la que Cuadradito no puede acceder.

Es entonces cuando el protagonista de la historia intenta cambiar. Pero, finalmente, se dan cuanta de que no hace falta, ya que pueden cortar cuatro ‘esquininitas’ de la puerta y hacer que el cuadrado entre por ella.

La moraleja de esta historia es que la sociedad debe adaptarse a las necesidades específicas de las personas, y no al revés. Por tanto, la comunidad tiene el deber de proponer soluciones prácticas y equitativas ante las limitaciones que este colectivo pueda encontrarse. Es decir, hay que adaptar los recursos sociales y educativos con el fin de incluir a todas las personas.

Así, se puede decir que, para conseguir llegar a ser una sociedad avanzada, se deben reconocer y aceptar las diferentes características, cualidades y capacidades que definen a cada individuo.

“Las diferencias encierran grandes oportunidades de aprendizaje. Las diferencias constituyen un recurso gratuito, abundante y renovable”

-Robert Barth-

La importancia de educar en la inclusión

La inclusión es un proceso de mejora e innovación que pretende minimizar o eliminar aquellas barreras que limitan a determinadas personas, con el fin de acabar con la discriminación, la exclusión y la marginación por:

  • Sexo.
  • Edad.
  • Idioma.
  • Raza.
  • Orientación sexual.
  • Discapacidad. 
  • Necesidades educativas. 
  • Orígenes étnicos o sociales.
  • Características genéticas.

Así, la inclusión defiende y pretende:

  • La igualdad de derechos y oportunidades.
  • La aceptación de las diferencias.
  • La diversidad social.
  • La accesibilidad universal.
  • El desarrollo del máximo potencial de las personas.
  • La interacción con todo tipo de personas.
  • El enriquecimiento cultural.
  • La participación en comunidad.

Así, tanto en casa como en el colegio, no solo hay que centrarse en el desarrollo cognitivo y académico, sino que también hay que encargarse de transmitir valores positivos y proporcionar habilidades sociales.

Por ello, tenemos que criar a los pequeños en un entorno inclusivo. De modo que, desde los primeros años de vida, aprendan a convivir, comunicar y relacionarse con todo tipo de niños, independientemente de sus características. Si enseñamos desde la infancia a comprender esta visión del mundo, podremos:

  • Formar a ciudadanos comprometidos y concienciados con las injusticias. 
  • Crear una sociedad futura mejor.

En definitiva, es un deber de la sociedad otorgar a las nuevas generaciones una educación de calidad, basada en la igualdad, el respeto a la diversidad, la cooperación y la colaboración.

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