Pruebas de embarazo recomendadas: Pruebas de embarazo caseras: ¿puedes confiar en los resultados?

Pruebas de embarazo recomendadas: Pruebas de embarazo caseras: ¿puedes confiar en los resultados?

El calendario de pruebas durante el embarazo

Los cambios durante el embarazo son constantes trimestre tras trimestre, tanto a nivel físico como psicológico. Estos cambios serán seguidos de cerca por tu médico a través de un completo calendario de pruebas durante el embarazo.

Existen diferentes tipos de pruebas durante el embarazo, algunas rutinarias y otras más avanzadas capaces de detectar, por ejemplo, anomalías genéticas en el bebé. Aunque esta sucesión de pruebas puede generar cierta ansiedad entre las embarazadas, debes tener claro que, en realidad, son una manera de garantizar un embarazo sano semana a semana.

Desde NACE hemos creado el eBook Calendario de pruebas durante el embarazo, que puedes descargar de forma gratuita para conocer los detalles de cada prueba y saber cuándo debes realizarte cada una.

 

Calendario de pruebas durante el embarazo: Índice de contenidos

  • Segundo trimestre: test O’Sullivan y amniocentesis
  • Pruebas del tercer trimestre: monitorización fetal y preparación al parto
  • Las pruebas rutinarias durante el embarazo
  • Anomalías cromosómicas y embarazo: pruebas para detectarlas
  • Realiza todas las visitas de tu especialista durante el embarazo

 

Las pruebas durante el primer trimestre de embarazo

Tu cuerpo cambiará durante cada trimestre de tu embarazo pero, sobre todo, cambiará tu bebé. En función de estos dos factores, se reparten a lo largo del proceso de gestación las principales pruebas durante el embarazo.

Los primeros meses están llenos de novedades para la futura mamá. Las pruebas en el primer trimestre tienen como objetivo conocer el estado de salud de la embarazada y familiarizarse con su historial clínico, aunque incluso en este temprano momento de gestación ya pueden realizarse algunas pruebas más avanzadas que permitirán detectar o descartar la existencia de anomalías genéticas y enfermedades infecciosas que puedan afectar al bebé.

En este periodo harás tu primera visita al especialista. Para confirmar el embarazo, el médico te hará un análisis de orina, donde detectará si está presente la hormona indicadora del embarazo. Mediante este análisis también es posible detectar si hay proteína, azúcar o señales de infección.

Además, a partir de la semana 10 de embarazo tienes la posibilidad de realizarte una prueba prenatal no invasiva como el test prenatal NACE, para detectar anomalías cromosómicas responsables del síndrome Down, síndrome de Edwards o síndrome de Patau.

También se realiza la ecografía del primer trimestre, la cual proporcionará información como por ejemplo la edad gestacional o si se trata de un embarazo múltiple.

 

Segundo trimestre: test O’Sullivan y amniocentesis

El segundo trimestre es, a priori, el más seguro del embarazo. Después de haber superado los tres primeros meses, y ahora que tu cuerpo se ha adaptado a su nueva situación, el bebé está muy desarrollado respecto al primer trimestre. Por eso es más fácil obtener información sobre él.

Además de las pruebas rutinarias, como el control de peso o la medición de la tensión en cada visita al especialista, en esta segunda fase debes anotar en tu calendario de embarazo tres pruebas que te confirmarán que todo está en orden: el test O´Sullivan, la ecografía en alta resolución y la amniocentesis.

 

Test O´Sullivan: qué es y cómo se realiza

El test O´Sullivan tiene como objetivo detectar el riesgo de desarrollar diabetes gestacional, un tipo de diabetes que puede desarrollarse durante la gestación debido a alteraciones en los niveles de glucosa en sangre de las embarazadas.

El test O´Sullivan es una prueba no invasiva, muy sencilla, y que normalmente está integrada en el análisis de sangre del segundo trimestre. Para realizarlo, el profesional sanitario te suministrará primero 50 gramos de glucosa por vía oral. Una hora después se estudia la cantidad de glucosa en sangre para evaluar tus niveles de absorción.

Aunque con el test O´Sullivan no se obtiene un diagnóstico definitivo, sí se establece un baremo de riesgo. Por ello, si los resultados del test O´Sullivan son positivos deberás hacerte nuevas pruebas que confirmen o desmientan la diabetes gestacional.

Por su carácter preventivo, todas las futuras madres deben anotar el test O´Sullivan en su calendario de gestación en la semana 24 de gestación.

 

 

Ecografía de alta resolución: conoce el sexo del bebé

Durante el segundo trimestre los padres ya pueden conocer cuál es el sexo de su bebé gracias a las ecografías en alta resolución. Al igual que el test O´Sullivan, se realizan alrededor de la semana 20 del embarazo.

Esta ecografía, que se corresponde con la del segundo trimestre, se realiza por vía abdominal y permite conseguir imágenes del bebé muy nítidas. Además de conocer el  sexo, y debido al estado avanzado de su formación, la ecografía en alta resolución también ayuda a detectar posibles problemas en el desarrollo del bebé.

 

Amniocentesis: detección de anomalías genéticas

Otra de las pruebas del segundo trimestre del embarazo es la amniocentesis, que se realiza entre las semanas 15 y 18. Esta prueba sirve para detectar anomalías cromosómicas en el bebé. Generalmente, la amniocentesis se practica a mujeres mayores de 35 años o que obtuvieron resultados de riesgo alto durante el triple screening en el primer trimestre del embarazo.

Esta prueba invasiva consiste en la extracción de una muestra del líquido amniótico, cuyo análisis puede determinar irregularidades cromosómicas en el bebé. Debido a que su extracción se realiza a través de la inserción de una aguja en el abdomen, la amniocentesis implica ciertos riesgos que pueden generar incluso una pérdida gestacional en aproximadamente un 1 % de los casos.

Por eso, muchas madres prefieren el test prenatal no invasivo como alternativa a esta prueba.

 

Pruebas del tercer trimestre: monitorización fetal y preparación al parto

En el tercer trimestre, muchas de las pruebas están orientadas hacia el parto, para poder asegurarte de que todo está preparado para que tu bebé nazca sano. Es, sin duda, un momento muy emotivo pero también está cargado de nerviosismo ante la inminencia del parto.

La última ecografía, el cultivo vaginal y la monitorización fetal son las tres pruebas señaladas en el calendario de las embarazadas en el tercer trimestre. Las tres están orientadas a controlar el estado de salud del bebé y a preparar a madre e hijo para el alumbramiento.

 

 

Monitorización fetal: ¿para qué sirve?

La monitorización fetal prenatal se realiza a partir de las semanas 38 y 39 del embarazo generalmente por vía externa (colocando unas correas en el vientre de la madre), pero también puede hacerse de manera interna (con electrodos en el bebé que se colocan través del cuello del útero).

A veces durante el parto la monitorización fetal se usa para controlar las contracciones uterinas y el latido del bebé. Si llegado el momento previsto la embarazada no rompe aguas pueden realizarse monitorizaciones fetales para comprobar que todo está bien y, si es necesario y el médico lo cree conveniente, se terminará por provocar el parto o realizar una cesárea.

La monitorización fetal es una prueba indolora y no invasiva. Dura unos veinte minutos y tiene como objetivo comprobar el bienestar y el desarrollo del bebé. Es obligatoria para todas las embarazadas y a veces los médicos piden a la gestante que tome alguna comida o bebida dulce antes de la monitorización fetal para activar los movimientos del bebé y así poder verlo mejor. 

 

Última ecografía para revisar la posición del bebé

Aunque la monitorización fetal es una de las pruebas que más seguridad da a médicos y madres, no hay que olvidar el resto de pruebas del tercer trimestre del embarazo.

La primera de ellas es la última ecografía. Se realiza en la semana 34, justo al inicio del último trimestre y unas semanas antes del nacimiento del bebé. Gracias a ella se comprueban factores fundamentales a la hora de preparar el parto, como que el crecimiento del bebé es correcto, la cantidad de líquido amniótico, la posición del bebé o el buen funcionamiento de la placenta.

Si un embarazo está catalogado como de riesgo, es posible que se recomiende que la ecografía del tercer trimestre sea una ecografía Doppler, que usa ultrasonidos para comprobar el estado de la circulación de la sangre en diversos puntos de interés del feto, la placenta y el útero.

 

 

Cultivo vaginal y detección de infecciones

El cultivo vaginal del tercer trimestre se realiza entre las semanas 36 y 38. La encargada de hacerlo es la matrona que ha estado controlando a la embarazada durante toda la gestación y su objetivo es detectar Streptococcus agalactiae, un estreptococos del grupo B que puede causar infecciones en el bebé.

El cultivo vaginal antes del parto es una prueba muy sencilla que solo requiere una muestra rectal y vaginal rutinaria. Sin embargo es muy importante ya que esta infección no presenta síntomas especiales y suele pasar desapercibida.

Por eso el cultivo es una prueba obligatoria para todas las embarazadas en el tercer trimestre.  En caso de que el cultivo vaginal  dé positivo, será necesario tratar a la madre cuando comience a dilatar tras romper aguas para evitar infecciones en el recién nacido.

 

Otras pruebas del tercer trimestre

Además de la monitorización fetal, el cultivo vaginal y la última ecografía, el control de peso, el control de la tensión y los análisis de orina y sangre son pruebas rutinarias durante todo el embarazo así que también se añaden al calendario de pruebas del tercer trimestre. Seguir los consejos de los especialistas y acudir a las pruebas del calendario puntualmente te ayudará a hacer un seguimiento efectivo del embarazo,  prevenir problemas, eliminar estrés y prepararte para el parto.

 

Las pruebas rutinarias durante el embarazo

Las pruebas rutinarias del embarazo son aquellas que se repiten a lo largo de este periodo, normalmente de forma trimestral. Estas pruebas son las que permiten el seguimiento de tu estado de salud.

El control de peso y el control de la tensión son las pruebas rutinarias más comunes que se realizan en cada visita al especialista a todas las embarazadas. En cambio, el análisis de orina y de sangre suele realizarse una vez por trimestre, pero también a todas las embarazadas.

 

1. Control de peso

El aumento de peso durante el embarazo es uno de los síntomas más conocidos durante este periodo. Pese a que el incremento de peso es algo normal durante el embarazo, hay que controlar que ese aumento se produzca de manera correcta, algo que se hace a través de una prueba rutinaria.

Con esto nos referimos a que existen una serie de estándares que marcan cómo debería variar tu peso a lo largo del embarazo, intervalo que siempre dependerá de tu complexión física y del mes de embarazo en el que te encuentres.

Es por eso, y para llevar un correcto control de tu peso, que esta prueba en el embarazo se debería llevar a cabo cada vez que realices una visita a tu especialista. Así te asegurarás de que el aumento de peso va según lo previsto.

Recuerda que, aunque sea normal aumentar de peso, un incremento demasiado brusco puede ser negativo, por lo que es conveniente llevar una dieta adaptada a tu estado y hacer un poco de ejercicio de manera regular, siempre que lo apruebe tu ginecólogo.

 

2. Control de la tensión

Al igual que el control de peso, llevar un control de la tensión tiene que ser una de las pruebas rutinarias en el embarazo de carácter constante, por lo que deberías controlar tu tensión cada vez que realices una visita al ginecólogo.

El porqué de la importancia de esta prueba radica en que durante el embarazo es más frecuente que puedas sufrir alteraciones de tensión, llegando incluso a ser hipertensa durante el periodo de gestación.

Lo primero que debes tener claro es en qué valores se movía tu tensión antes de quedarte embarazada, para así poder comparar con las tomas de tensiones que se realizarán durante los nueve meses venideros. Detectar una tensión alta de manera rápida es primordial, ya que si no se detecta a tiempo existe un aumento en el riesgo de sufrir preeclampsia (subida brusca de tensión durante el embarazo), que puede afectar al desarrollo del feto.

 

 

3. Análisis de sangre y orina

Esta prueba en el embarazo también es rutinaria, aunque en este caso se realiza en cada trimestre del embarazo. Mediante los análisis de orina se detectará la cantidad y presencia de proteínas.

Con la analítica sanguínea se puede saber no solo el grupo sanguíneo, sino el nivel de hemoglobina, la posibilidad de anemia, la capacidad inmunitaria o la tolerancia a la glucosa. Todo ello con el fin de prever y poder actuar rápidamente en el caso de defensas bajas o propensión a sufrir ciertos tipos de afecciones más comunes en el embarazo, como puede ser la infección de orina.

 

4. Ecografía doppler

Pese a que esta prueba del embarazo puede considerarse como rutinaria, al realizarse de forma repetida, se diferencia del resto porque está especialmente indicada para los embarazos de riesgo. Si éste es tu caso, debes saber que lo idóneo es realizar esta prueba una vez por trimestre. Con la ecografía doppler lo que se pretende es ver si el corazón del bebé funciona de manera correcta, si hay retraso en el crecimiento intrauterino y ver si el flujo sanguíneo que le llega al bebé es correcto.

Anomalías cromosómicas y embarazo: pruebas para detectarlas

Aunque los defectos congénitos y las anomalías cromosómicas afectan únicamente a un 5 % de los recién nacidos, éste es uno de los aspectos que más preocupa a los futuros padres. Las pruebas médicas durante el embarazo permiten detectar algunas de ellas, así como la aparición de malformaciones en el feto, lo que ayuda a los equipos médicos a prepararse para el parto y el crecimiento del bebé.

En la actualidad, la prueba más segura y eficaz para detectar anomalías cromosómicas es el test prenatal no invasivo, pero no es la única.

A la hora de detectar posibles anomalías cromosómicas es importante que la madre conozca todas las opciones y en qué consiste cada una para poder elegir, con el asesoramiento del médico, la más adecuada.

 

Pruebas tradicionales para detectar anomalías cromosómicas

Las ecografías y la amniocentesis son las pruebas que tradicionalmente se han utilizado para detectar anomalías cromosómicas durante el embarazo.

Las ecografías se realizan en las diferentes fases del embarazo y ofrecen información muy completa sobre el estado físico del bebé. Gracias a ellas es posible advertir alteraciones en el desarrollo y en los órganos del feto, predecir su evolución y determinar posibles tratamientos futuros.

Sin embargo algunos factores externos (posición del bebé, alteraciones en el líquido amniótico u obesidad de la madre) pueden entorpecer o impedir el diagnóstico médico y, a nivel genético, las ecografías se quedan cortas: aunque viéndolas se pueden sospechar anomalías cromosómicas como el síndrome de Down, siempre se requerirá de otra prueba específica para confirmar el resultado.

El cribado del primer trimestre es un estudio combinado de analítica hormonal y ecografía, que tiene en cuenta la edad materna y se realiza entre las semanas 9 y 13 de embarazo.

La amniocentesis permite detectar y confirmar de forma fiable determinadas anomalías cromosómicas. Se realiza mediante la extracción de una muestra de líquido amniótico y está especialmente indicada cuando los resultados del cribado del primer trimestre mostraron un riesgo alto de que el bebé desarrolle alguna anomalía.

La biopsia corial es otra prueba invasiva similar a la amniocentesis que se realiza en la semana 11, con un riesgo de aborto entre 1 – 2%.

 

 

El test prenatal no invasivo para detectar anomalías cromosómicas

El test prenatal no invasivo es una de las pruebas más seguras para detectar posibles anomalías cromosómicas en el bebé. Por eso es una de las más recomendadas por médicos y especialistas.

Para realizarla, sólo es necesario extraer una pequeña muestra de sangre del brazo de la madre. En el embarazo, el ADN del bebé circula por el torrente sanguíneo materno, por lo que una vez obtenida la muestra se emplean las últimas tecnologías de secuenciación y análisis bioinformáticos para analizar el ADN del feto respecto al de la madre.

Durante este proceso, los expertos son capaces de detectar anomalías genéticas con gran precisión y fiabilidad.

La seguridad es una de las grandes ventajas del test prenatal no invasivo ya que en ningún momento se pone riesgo la salud de la madre o del bebé ni la viabilidad del embarazo. La rapidez de entrega de resultados reduce la ansiedad de la futura mamá ante la incertidumbre de saber si su bebé nacerá sano.

El test prenatal no invasivo NACE es uno de los más recomendados del mercado por las propias embarazadas. Al realizarse de forma íntegra en los laboratorios de Igenomix en España el tiempo de entrega de los resultados es de 72 horas laborables desde la recepción de la muestra.

 

Realiza todas las visitas de tu especialista durante el embarazo

Ya conoces las principales pruebas que se realizan durante el embarazo, las cuales permiten el control de tu salud y la de tu bebé. Es importante que realices todas las visitas que te recomienda tu especialista, para poder comprobar que todo está en orden y bajo control. Si quieres obtener más información sobre  las pruebas durante el embarazo, puedes descargar de forma de forma gratuita nuestro calendario de gestación.

Las pruebas médicas que tendrás durante el embarazo

El test de embarazo ha dado positivo. ¿Y a partir de ahora, qué? Es el momento de que la mujer empiece a cuidarse especialmente, si no lo ha hecho ya, y a realizarse una serie de pruebas médicas. El objetivo de estas es comprobar que la mujer y el feto se encuentran en perfecto estado, y de esta forma poder prevenir o solventar a tiempo cualquier problema. Al menos habrá una ecografía en cada trimestre, con un mínimo de tres a lo largo de la gestación. Desgranamos estos exámenes trimestre a trimestre.

Pruebas en el primer trimestre

Cuando el embarazo se encuentra entre las 8-10 semanas, suele producirse la primera consulta. En ella, el especialista realiza una historia clínica completa de la gestante para saber detalles sobre su salud -enfermedades, alergias, si fuma-, si ha tenido embarazos anteriores y otras cuestiones.

Una primera ecografía, efectuada entre la 8-12ª semana, permite determinar el tamaño del feto y su situación, confirmar la edad gestacional, conocer si el embarazo es único o múltiple, y también diagnosticar complicaciones prematuras como el aborto espontáneo.

En estas primeras semanas se realizan también los análisis de sangre y orina para ver, entre otros parámetros, la función tiroidea y detectar posibles enfermedades infecciosas, como la hepatitis B, la sífilis, la toxoplasmosis o el VIH.

En este trimestre, las principales preocupaciones de las embarazadas tienen que ver con las pruebas que determinan la posible existencia de alteraciones cromosómicas en el feto.

Hacia finales del primer trimestre, alrededor de la semana 12, se indica a todas las embarazadas la realización de la ecografía del pliegue nucal. Se trata de una prueba de detección de, entre otros, el síndrome de Down, que suele ofrecerse a las 11-14 semanas y que mide el espesor de la capa de líquido en la nuca del bebé (translucencia nucal). Esta capa es más gruesa en los bebés con síndrome de Down.

El resultado de esta medición se combina con otra prueba prenatal que se realiza en este primer trimestre de embarazo, el Triple Screening, para detectar posibles anomalías cromosómicas relacionadas con la trisomía 21 (síndrome de Down), trisomía 18 (síndrome de Edwards) y trisomía 13 (síndrome de Patau). Es una prueba no invasiva que consiste en tomar una muestra de sangre de la madre.

Finalmente, todos estos valores se comparan con otros datos relevantes como la edad de la madre, la raza, el peso, y se determina el porcentaje de probabilidades de que existan anomalías cromosómicas. Si el riesgo es alto, se propone a la mujer la realización de una amniocentesis para confirmar el diagnóstico.

La amniocentesis solo se aconseja cuando la mujer tiene un riesgo alto por el resultado del diagnóstico prenatal, por la edad o cuando hay antecedentes de enfermedades hereditarias. Es una prueba invasiva que consiste en extraer una pequeña cantidad de líquido amniótico para analizar las células fetales que flotan en él, por lo que no está exenta de riesgos.

Pruebas en el segundo trimestre

Pasados los miedos y las náuseas habituales de los tres primeros meses, el segundo trimestre suele ser la etapa más dulce del embarazo. La mujer ya siente los movimientos del bebé y se estrecha el vínculo afectivo entre madre, padre e hijo a través de sencillos gestos como las caricias en el vientre, el poner música agradable o hablar al bebé.

A la segunda analítica de rutina del embarazo, se une la prueba de tolerancia a la glucosa (Test de O’Sullivan), en que la embarazada toma 50 gramos de glucosa y se observa cómo su organismo la absorbe. Si la prueba sale alterada, hay que realizar otra más completa.

En la semana 20, tiene lugar otra importante ecografía en la que se estudian los órganos fetales y extremidades, y se buscan posibles malformaciones. Se observa la circulación uterina para comprobar el funcionamiento de la placenta, los riesgos de hipertensión de la madre y el posible retraso en el crecimiento fetal. Además, se mide el cuello uterino para evaluar el riesgo de parto prematuro.

Pruebas en el tercer trimestre

En esta fase, la cercanía del parto despierta nuevos miedos y aparecen molestias derivadas del volumen del vientre que hacen difícil el descanso de la gestante.

La analítica del tercer trimestre incluye los controles habituales de bioquímica y hematología, serología de hepatitis y toxoplasmosis (si no había defensas), y analítica de coagulación. Se busca la presencia de infecciones como la hepatitis y el VIH. Si hay anemia, bastante común en esta etapa, se indicará probablemente un suplemento de hierro.

En la semana 34 se realiza la denominada ecografía de nacimiento, en la que se evalúa cómo se coloca el feto, si su crecimiento es el adecuado y se realiza un estudio del líquido amniótico y la placenta.

Unas dos semanas después, en la número 36, se lleva a cabo un cultivo vaginal para detectar la posible presencia del estreptococo agalactiae, un germen que puede producir infección al bebé. En caso de estar presente, se le administrarán antibióticos a la madre durante el parto.

La semana 40 es la de los registros cardiotocográficos, los denominados monitores, para controlar la frecuencia cardíaca fetal y las contracciones uterinas, mediante unas correas que se atan alrededor de la tripa de la madre. En la semana 42ª se suele inducir el parto si no se desencadena solo.

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