04 Nov 2020
Dar a luz
El momento del parto preocupa a todo el mundo, en especial a los futuros padres, pero también a sus familias, amigos, y a todos los profesionales que intervienen en él. Todos desean que transcurra de la manera más fácil, rápida, natural y satisfactoria posible. Lamentablemente no podemos controlar todos los factores que intervienen en un parto, como saber el tiempo que va a durar ni cual será el resultado final, ya que la Obstetricia es imprevisible. Pero sí podemos hacer que llegues él en las mejores condiciones posibles, tanto físicas como psicológicas, y así se facilitará enormemente todo el proceso.
Hoy os vamos a proporcionar unos consejos útiles para facilitar el parto y acortar el proceso de dilatación:
Lleva una vida sana, el pilar básico
Hablamos de alimentación saludable y ejercicio físico adecuado. Esto contribuye a tener una salud fuerte y a coger únicamente el peso necesario -algo muy importante-, lo que ha demostrado en numerosos estudios mejorar los resultados perinatales.
Existen determinados ejercicios que ayudan a tonificar y fortalecer la musculatura de la espalda, el abdomen y la pelvis, y especialmente importante es fortalecer y preparar el suelo pélvico de cara al parto. Recomendamos aquí especialmente el Pilates para embarazadas, con su pelota y los ejercicios de suelo pélvico (en este punto resaltamos que es necesaria la constancia).
A partir de la semana 34 de embarazo, es conveniente empezar con el masaje perineal. Contribuirá a un trofismo y elasticidad adecuadas del periné, lo que disminuirá lesiones en esa zona.
Son clases que darás con tu matrona [presenciales o bien “online”]. Son importantes porque ayudan a conocer el proceso del embarazo, parto y puerperio. Recibirás explicaciones, consejos y resolverás dudas, lo que te aportará seguridad y tranquilidad en todo el proceso.
Mientras preparas tu plan de parto, te irás informando de las distintas posibilidades, conocerás que hay diferentes posturas de parto, diferentes tipos de analgesia, diferentes situaciones y tiempos de espera. Además, surgirán dudas y preguntas que consultaras con los profesionales que llevan tu embarazo o atenderán tu parto, lo que te aportará mucha confianza.
Sería adecuado aprender y practicar técnicas de relajación para aplicarlas durante el momento de la dilatación y del parto, incluso para los días previos. El miedo y la ansiedad aumentan el dolor, por lo que te interesa evitarlos.
Recomendables son los ejercicios de respiración, el “mindfulness”, una ducha de agua caliente o masajes en piernas y pies, entre otras muchas opciones, pues te ayudarán a controlar tanto la ansiedad como el dolor.
Hay diferentes tipos de analgesia y anestesia, incluso puedes elegir que no te sea administrada ninguna. Lo ideal es que conozcas las diferentes posibilidades y que no te cierres de antemano a ninguna opción. Decide sobre la marcha, en función del dolor que sientas, de la velocidad del proceso y de la propia situación.
Es importante que prepares algo para entretenerte. El proceso puede ser largo y es mejor que estés distraída, ya que favorecerá la relajación. Lo que más te ayudara será la compañía de tu pareja o de tus seres queridos, de eso no hay duda, pero además te recomendamos que escuches música: una que te resulte relajante y especialmente gratificante.
Dra. Elisa García
Especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínico San Carlos (Madrid)
Tras esperarlo durante tanto tiempo, comienzas a notar señales de que comienza a ponerse en marcha la primera fase del parto. Ha llegado el día; por fin vas a conocer a tu bebé y deseas que todo vaya sobre ruedas.
Tú eres una parte clave del proceso y hay algunas cosas que puedes hacer, o mejor dicho que puedes evitar durante el trabajo de parto hacer para que el proceso fluya de la mejor manera posible.
Ante los primeros síntomas de que ha llegado la hora, como la expulsión del tapón mucoso o rotura de bolsa, mantén la calma, aunque te encuentres en un sitio público. Los nervios no son buenos compañeros en este momento, así que relájate y empieza a organizarte para lo que vendrá.
Procura tener la bolsa del hospital (la tuya y la de tu bebé) ya preparada para que no te pille a último momento y corras el riesgo de dejarte nada.
Llama a quien sea necesario para avisarle que se acerca el momento y valora tus síntomas para calcular el momento de ir al hospital (ver siguiente punto).
Si tienes hijos mayores, es momento de que pongas en aviso a quienes vayan a encargarse de su cuidado mientras tú estés en el hospital.
Hay síntomas como un manchado o un encajamiento de la cabeza del bebé que no implican que el parto vaya a ser inminente, incluso aún puede tardar días en producirse.
Incluso desde el comienzo de las contracciones “reales” de parto (más dolorosas, rítmicas y regulares) pueden pasar varias horas hasta que se produzca el nacimiento, y es preferible que pases el mayor tiempo posible dilatando en casa que en el hospital. Puedes darte un baño para aliviar el dolor de las contracciones (si no has roto aguas) o una ducha.
Cuando tengas contracciones rítmicas, progresivas e intensas que llegan a un ritmo de dos o tres contracciones cada diez minutos, es hora de ir al hospital.
Si se produce una rotura de bolsa, tampoco implica que tengas que salir corriendo a urgencias si tienes una gestación a término. Lo habitual, si no han comenzado aún, será que en las próximas horas comiencen las contracciones de parto. Controla si el líquido es claro, utiliza una compresa grande o toalla para que empape el líquido y tómate con calma lo de acudir al hospital. Si el líquido es de color verde, amarillento o tiene sangre, hay que acudir de inmediato al hospital por si el bebé tuviera algún problema.
Una de las peores cosas para relajarte es quedarte inmóvil en la cama. En cambio, poder moverte libremente, caminar, deambular por la casa o por la sala de partos, o usar una pelota de fitness para balancear la pelvis te ayudará a afrontar mejor la sensación dolorosa.
Si te apetece, incluso bailar, es un buen método natural para facilitar el parto. Los movimientos de la madre ayudan a que el bebé se coloque y con su propio peso, contribuya a ablandar el cuello del útero para provocar el nacimiento.
Además, te lo pasas bien, te distrae y te ayuda a relajarte.
En un momento así, rodéate solo de las personas más íntimas con las que te sientes a gusto. Y cuantas menos sean, mejor. Idealmente con tu pareja, o sino con tu madre, con tu hermana o tu mejor amiga…
No necesitas personas negativas ni mucho menos personas que hagan comentarios desafortunados, o que molesten. Rodéate de gente con buena predisposición para darte apoyo, confianza y buena compañía.
Gran parte del éxito del parto se centra en la confianza que tenga la madre durante el proceso. En condiciones normales, el trabajo de parto va avanzando sin necesidad de realizar ninguna intervención. En realidad no hay mucho que debas hacer. Simplemente, haz caso a las señales que te envía tu cuerpo, relájate, respira y acompaña el proceso.
Salvo para controlar el tiempo entre las contracciones y cuánto duran, olvídate del reloj.