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Las denominaciones de origen autóctono o indígena permiten ver las huellas que las diferentes culturas han dejado en las designaciones de un lugar y los significados que van adquiriendo en el tiempo. La toponimia autóctona permite observar no solo los nombres que cada cultura asignó a un espacio específico, sino parte de su cosmovisión.
En la zona norte de Chile los topónimos provienen en general de las lenguas kunza, quechua o aymara. Así, por ejemplo, se estima que el vocablo “Arica” toma su nombre del kunza arisca, que significa “bahía nueva”, o de Ariacca, nombre del jefe Inca que habitaba el lugar donde la ciudad está asentada; “Iquique”, por su parte, toma su nombre del aymara Iki Iki que significa “dormidero” o “lugar de descanso”, por la gran cantidad de aves que se posaban en este espacio; “Parinacota”, “lugar de parinas”, proviene del quechua pariwana que significa parinas o “flamencos” y qhocha, que significa “laguna” o “lago”; el topónimo “Chuquicamata” se estima que proviene del aymara chuki, “lanza”, y kometha, “medida”, o del quechua chuki, “lanza”, y kamata “curandero”.
En la zona central predominan topónimos de origen quechua y mapuche. Por ejemplo, “Chimbarongo”, que significa “niebla al otro lado del río”, proviene del quechua chimba, “al otro lado del río”, y rongo, “niebla”; “Pichilemu”, que en mapudungun significa “pequeño bosque”, proviene de pichi, “pequeño”, y lemu, “bosque”; “Maipú”, derivada de maipun, en mapudungun hace referencia a “valle de tierra cultivada” y “Talca”, del mapudungun “lugar del trueno”, tiene su origen en trhalkan, que significa “trueno”.
En la zona sur del país, por su parte, predominan los topónimos de origen mapuche. Por ejemplo, “Nahuelbuta” significa “cordillera donde hay tigres grandes” y proviene de las palabras nawuel, “tigre”, y futa, que hace referencia a “grande”; “Antuco”, “lugar donde se refleja el agua”, deriva de antu, que significa “sol”, y ko, que significa “agua”; “Temuco”, que significa “estero donde hay árboles”, se desprende de temu, “árbol”, y ko, “agua”; Traiguén, por su parte, deriva de trayén y significa “cascada”.
En la zona sur-austral, predominan topónimos de origen mapuche y, en menor medida, de origen selk’nam. Por ejemplo, “Chiloé”, que significa “isla de gaviotas”, deriva del mapudungun Chille, que significa “Gaviota”, y hue, que significa “lugar” o “isla”; “Calbuco”, “aguas azules”, deriva de Kalbu, “azul”, y ko, “agua”; “Llanquihue”, “sitio escondido”, tiene su origen en llanqui o lladqui que significa “sumergido”, “escondido”, “perdido” y hue que significa “lugar”, por la vegetación frondosa existente en la zona; y la denominación de origen selk´nam “Karukinka”, “extrema tierra nuestra”, proveniente de Kar, “extremo”, huhin, que significa “tierra”, y ka, “propio” o “nuestro”.
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Aunque los nombres más comunes de España sigan siendo clásicos como Antonio, María, José, Carmen, Isabel o Francisco –y sus posibles combinaciones–, eso cambiará a largo plazo. Según datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística, España acabará a medio plazo llena de Danieles, Lucías, Alejandros y Paulas.
Los nombres que más se pusieron a los bebés españoles en 2010 fueron Daniel, Alejandro, Pablo, Hugo, Álvaro, Adrián, David, Sergio y Diego. Las recién nacidas españolas se llamaron Lucía, Paula, María, Sara, Daniela, Carla, Claudia, Marta, Irene y Sofía.
Algunos nombres, como el de María, no son ninguna novedad. Su vigencia en España parece imperecedera y sigue siendo el nombre más utilizado en lugares como Andalucía, donde también es el más frecuente entre mujeres adultas.
Otros, como Pablo, Lucía, Alejandro o Sara no sólo fueron tendencia en 2010, sino que llevan ocupando las primeras posiciones durante los últimos diez años. También hay nombres que estaban de moda en la primera década del siglo pero pero que en 2010 empezaron a decaer, saliendo del top ten de los más utilizados. Entre ellos podemos encontrar ejemplos como el de Laura, Carlos, Marta, Mario, Alba, Andrea o Nerea.
Por comunidades
Los nombres de chico y chica más puestos a nivel nacional resultan representativos de los que más se pusieron en comunidades como Madrid, Andalucía, Murcia o la Comunidad Valenciana.
Otras comunidades, no obstante, comparten pocos con la media nacional. Así, los diez nombres de varón más de moda en Cataluña son todos catalanes –Marc, Alex, Pol, Pau o Arnau, por ejemplo–, mientras que entre las chicas abundan las Paula, Laia, Martina, Julia o Carla. En las cinco primeras posiciones entre las niñas de las Islas Baleares nos encontramos con nombres como Paula, Lucía, María, Marta y Carla, mientras que para los niños se recurre a Marc, Joan, Pau, Alejandro y un nombre extranjero: Mohamed.
En País Vasco ocurre similar pero con nombres en euskera; las recién nacidas vascas se llamaron en 2010 Ane, June, Irati, Nahia o Uxue, mientras que para los chicos se eligieron nombres como Iker, Oier, Unai, Markel o Jon. También encontramos algunos nombres en euskera en las primeras posiciones de Navarra –Irati o Nahia; Iker, Aimar, Mikel u Oier– alternados con nombres castellanos como Paula o María y algunos muy navarros, como Leire o Javier.
Aunque la mayoría de los nombres de moda en Galicia son castellanos, en las primeras posiciones también podemos encontrar algunos gallegos, como Brais –el séptimo nombre que más se puso en 2010– o Anxo, y entre las niñas, ejemplos como los de Uxía o Antía. En Ceuta y Melilla los nombres de varón más frecuentes son Mohamed, Adam y Rayyam; los de niña, Noor, Aaya y Salma.
El mismo nombre de Pablo y Paula –en sus versiones masculina y femenina– es el nombre más utilizado para chico y chica en Asturias, mientras que otro nombre igual –Daniel y Daniela– fue el más recurrente en Cantabria y Canarias.
Con todo, los nombres más de moda en España parecen diferir bastante de los que podemos encontrar en Latinoamérica y otras zonas hispanohablantes del mundo.
Argentina y Chile
El peso de la herencia gallega se hacer notar en los dos nombres más comunes entre los bebés varones argentinos de 2010: Thiago, en primer lugar, y Santiago en el segundo. Ambos se remontan al nombre original del apóstol homónimo, que del hebreo Ya’akov derivó en la Península a Yago y san Yago y de ahí, a Thiago y Santiago. Entre los diez nombres más comunes entre los niños argentinos también nos encontramos con algunos de ascendencia italiana –Valentino o Santino–, otros de origen bíblico –Mateo, Matías o Benjamín– y uno de origen mapuche: Lautaro. Las niñas se llaman Sofía, Mía, Valentina, Martina, Camila, Morena, Catalina, Julieta, Victoria y Delfina.
Los españoles también podemos sorprendernos por los nombres más de moda en Chile, que pueden sonar a nuestros oídos a cualquier cosa menos a modernos: entre los diez de chica en 2010 encontramos algunos como Isidora, Fernanda, Catalina o Martina, y entre los de chico figuran algunos como Maximilano, Agustín o Tomás.
México y Estados Unidos
Algunos de estos nombres femeninos, como Sofía, Valentina o Victoria, también se encuentran en México o en la comunidad hispana de Estados Unidos, a los que se añaden algunos más que parecen ser tendencia entre los hispanohablantes de Norteamérica, como Isabella, Daniela o Camila. Entre los chicos hispanos de Estados Unidos, no obstante, abundan los nombres de origen inglés, como Jayden, Justin, Christopher o Alexander. Entre los mexicanos, los nombres de mujer más utilizados también incluyen algunos como Ximena, Renata, Romina o Valentina: los nombres de varón más comunes son Santiago, Diego, Sebastián, Leonardo, Emiliano, Mateo, Alejandro, Marías, Nicolás y en décima posición, una sorpresa: Iker, un nombre de origen vasco.
Colombia y Cuba
Un fenómeno curioso –por su complicación estadística– ocurre en Colombia: tres nombres compuestos –Juan David, Juan José y Andrés Felipe– figuran en las cuatro primeras posiciones de nombres de varón más puestos en 2011 según el Registro Civil colombiano. Una singularidad que no acontece entre los nombres de chica –Mariana, Valentina, Isabella o Sofía–, que se inscriben en las modas del resto del continente.
Cuba es sin duda una de las naciones en la que más creatividad demuestran a la hora de poner nombres y no sólo por la sorprendente afición a que empiecen por y griega –que algunos aducen a la influencia soviética–. A nombres castellanos clásicos como Carmen, María o Regla se le unen, en lo femenino, nombres como Yusimí, Yoanis o Yanet. Entre los nombres masculinos nos podemos encontrar Lázaro, Armando o Roberto pero también nombres como Yuri o Yunieski.
Filipinas y Guinea Ecuatoral
Pese a que la cultura española haya perdido su antigua presencia en Filipinas sigue habiendo nombres castellanos entre los diez más usados: José, en quinto lugar, y Joaquín y Juan al final de la lista.