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Redondeadas, picudas, altas, discretas, anchas, prominentes… Las barrigas de las embarazadas son únicas. De hecho, la tripa de una misma mujer cambiará a lo largo de su gestación o incluso en otros embarazos también tendrá su vientre de forma distinta.
Aunque cada una tenga su forma, algo que es común en todas ellas, es que en torno al final del embarazo la barriga empiece a descender. Si quieres saber qué factores influyen en ello y el significado que tiene esto, lo vemos aquí.
Hay muchos factores que influyen y que hacen que la barriga de la mujer gestante tenga una forma u otra durante el embarazo. Estos son los principales:
barriga bajaFuente: iStock
Existen varios mitos que puede que hayas escuchado en torno a la barriga de la embarazada. Uno de ellos es el de poder adivinar el sexo del bebé según la forma de la misma: se dice que una tripa más alta se corresponde con una niña, y una más baja, con un niño. Pero la verdad es que no es cierto.
Lo que realmente indica es que se ha producido el llamado encajamiento o aligeramiento, lo que significa que el bebé ha descendido por la pelvis de la futura madre. Es decir, el pequeño se encuentra empujando hacia la pelvis, por lo que, si se apoyan las manos un poco por encima del pubis de la embarazada, probablemente podrá notarse la cabecita del niño.
Un punto que nos hará comprobar que efectivamente la barriga ha descendido es que se ha creado un espacio por debajo del pecho y el principio de la barriga de más o menos el tamaño de una mano. Esto además provoca que la madre pueda respirar y digerir mejor.
Aunque nos debamos quedar con esto, a su vez, esta circunstancia lleva de la mano otro mito y es aquel que da a entender que la hora de dar a luz también está muy cerca. Es verdad que puede ser que en algunos casos coincida y sea así, pero en otros, puede ser algo totalmente equivocado, especialmente en madres primerizas.
En el primer embarazo, el encajamiento se produce unas semanas antes del parto (entre 2 y 4 o más) y en aquellas embarazadas que ya han dado a luz en otras ocasiones, puede ser que no ocurra este aligeramiento hasta el mismo momento del alumbramiento. El resumen es que entonces no podemos ver la forma de la barriga baja como buen indicador de la llegada del bebé y no conviene condicionarse por ello.
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La posición de la barriga se ve influenciada por diversos factores como el crecimiento del bebé, la posición, las características de la madre…
Escrito y verificado por el médico Diego Pereira.
Última actualización: 22 abril, 2021
¡Todas las familias suelen hablar de la barriga baja en el embarazo cuando hay una mujer en estado en la conversación! Es inevitable verla y no pensar en lo que pueda pasar, en especial en la llegada del futuro bebé, que tantas ilusiones suele representar en las familias.
Sin embargo, es importante acotar que la relación entre tener una barriga baja y la fecha de parto o, incluso, la presencia de anormalidades en el bebé, es muy inexacta. Por tal motivo, te contamos en las siguientes líneas cuál es el verdadero motivo de tener una barriga baja en el embarazo y qué esperar de ello. ¡Sigue leyendo!
Como su nombre indica, la barriga baja significa que la parte más voluminosa del vientre materno se encuentra un poco inclinada hacia abajo. Más allá de una simple consecuencia de la gravedad, la barriga baja es el resultado de múltiples factores (fetales y maternos) completamente naturales.
Muchas personas asocian el hecho de tener la barriga baja con otros factores, en especial la llegada del parto o algunos problemas con el desarrollo del bebé. Lo cierto es que, si bien el tamaño y la forma de la barriga hablan acerca de la situación bebé, esta no es una medida exacta.
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Son múltiples los factores capaces de afectar la forma y posición de la barriga de la madre. Los más evidentes son los relacionados al feto o futuro bebé, incluyendo la presencia de gestaciones múltiples, la situación del bebé (en caso de estar longitudinal, transversal o podálico) y su tamaño específico.
También algunas características de la madre pueden influir sobre ello, ya que dependiendo de su contextura la apariencia de la barriga podría ser diferente.
En definitiva, tener una barriga baja es la consecuencia de múltiples factores naturales que no están relacionados de forma directa con la llegada inminente del parto o con problemas en el bebé, como verás a continuación.
A medida que avanza el embarazo, todos los factores que hemos comentado provocan que la apariencia de la barriga materna vaya cambiando poco a poco. Esto ocasiona su “caída” por razones lógicas, ya que el útero va creciendo desde la cavidad pélvica hacia arriba y poco a poco va descendiendo su parte más grande y pesada.
Por supuesto que mientras más crezca la barriga, más cerca se encontrará la fecha de parto, sin embargo, esto no es un hecho fidedigno que se deba seguir con los ojos cerrados. Únicamente un control prenatal adecuado podría tanto predecir la fecha probable de parto, así como las alteraciones en el desarrollo de los futuros bebés.
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Como hemos mencionado, el control prenatal es la herramienta más importante. En estas consultas el médico valorará el tamaño y posición de la barriga, por lo general, mediante la medición de la altura uterina.
Este método consiste en colocar una cinta métrica en la posición exacta y, dependiendo de los resultados y su relación con la edad gestacional, es posible relacionar esto con el adecuado crecimiento del bebé. Se trata de un método antiguo y no tan exacto, pero por su facilidad sigue siendo utilizado.
El método más exacto para determinar la calidad del desarrollo intrauterino es la ecografía obstétrica. Con esta el médico podría determinar con mayor exactitud la posición del bebé y la edad gestacional, siendo esto último algo importante para estimar la fecha probable de parto. De hecho, esta técnica es más efectiva que la simple observación de una barriga baja.