Como hacer que mis hijos me obedezcan: ¿Qué hago para que mi hijo me obedezca?

Como hacer que mis hijos me obedezcan: ¿Qué hago para que mi hijo me obedezca?

¿Qué hago para que mi hijo me obedezca?

5 minutos

Para que tu hijo ‘haga caso´, primero tiene que entender lo que le pides. Y en este sentido, el contenido y las formas que usas para comunicarte son claves.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 10 enero, 2022

Necesito que mi hijo me obedezca, pero, ¿cómo lo hago? Tal vez no tenemos la respuesta más acertada, pero de seguro podemos atender a sabios consejos que nos ayuden a lograrlo. A veces el amor de los padres provoca que sus hijos se vuelvan menos compresivos con ellos, pero nunca es tarde para aprender.

Los niños, a pesar de su corta edad, son también personas pensantes, que tienen capacidad para desarrollar personalidad crítica. Es por ello que algunas veces su comportamiento difiere en pequeña o gran medida de las normas básicas que suelen establecer papá y mamá.
En consecuencia, los niños comienzan a desobedecer sin tregua y en numerosos casos se pueden observar actitudes negativas como berrinches, malas respuestas e incluso ha ocurrido que algunos lleguen a retar a sus padres.

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Es posible que los padres cansados, ya sea por la pesadez rutinaria del trabajo o las responsabilidades en general, comiencen a perder la paciencia rápidamente. Esto conlleva a que incurran en acciones violentas o simplemente, sean demasiados permisivos y dejen que los niños actúen como mejor les plazca.
Sin embargo, como ningún extremo es bueno, es necesario procurar la paciencia que no se tiene para poder enfrentar esta dura etapa por la cual atraviesan los más pequeños. Por tal motivo, te queremos explicar los siguientes aspectos.

Es normal que mi hijo no me obedezca

Es muy natural que los padres solo se fijen en las conductas de sus hijos, pero en realidad no se detienen a analizar y pensar la razón que conlleva a tales actitudes.
Por lo cual, es preciso observar las posibles razones que pueden llevar a un niño a desobedecer a sus padres:

  • No comprenden lo que se les dice: En muchas ocasiones damos una serie de lineamientos pero que se escapan de las capacidades de los niños, es por ello que cada uno de ellos debe estar acorde con su edad.
  • Están distraídos con otra actividad: La atención de los niños siempre irá dirigida a algo que les interese, por lo tanto hay que buscar una manera de lograr que los niños nos presten atención.
  • Acostumbrar a los niños a que se repitan las mismas indicaciones varias veces.
  • Los niños se acostumbran a que los padres siempre harán las cosas por ellos.

Por consiguiente, si nos analizamos nosotros mismos es posible que determinemos lo normal que puede ser que mi hijo no me obedezca.

1. Establece límites

Es importante que quede claro lo que está bien y lo que está mal, para así determinar el rango de permisibilidad con el cual se va a evaluar la conducta de los niños.

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2. Evita ser autoritaria

Es importante tener en cuenta que los niños siempre actuarán como lo que son, niños. Es por ello que se recomienda no parecer un dictador, es decir, evitar en lo posible implementar reglas y normas más allá de las básica e indispensables. No está mal que nuestros hijos actúen con cierta libertad.

3. Procura ser coherente

Este es un valioso consejo si los padres desean que sus hijos los obedezcan, pues es imprescindible que las normas tengan coherencia, es decir, tanto papá como mamá deben estar de acuerdo en la disciplina impartida a sus hijos y evitar contradecirse. Pues de lo contrario esto puede originar un daño a la crianza del pequeño.

 

4. Habla con tu hijo, sin gritar

La comunicación es crucial al momento de hacer que los niños obedezcan; no obstante, es preferible no tener que alzar la voz, pues ellos están en la plena capacidad de entender lo que a los padres les molesta y los que desean que hagan para mantener una conducta deseada.

5. Escucha a tu hijo

Muchas veces los padres tienden a criticar las conductas de sus hijos, pero no se sientan a pensar y analizar realmente el por qué de sus actitudes ¿Qué desean los niños? ¿Por qué actúan de tal forma? ¿Hay algo que realmente lo incomoda? Las respuestas solo podrán dárselas los niños y esto se logra escuchándolos efectivamente, hazle saber que los entienden.

6. Utiliza un sistema de castigos

Si bien es cierto que no se recomienda adoptar actitudes violentas ni nada por el estilo, es importante que en la disciplina impartida a los niños se encuentre incluido un sistema de castigos, como por ejemplo, un rincón para pensar, donde se envíen a los niños para que analicen el error cometido.

7. Elogia sus conductas positivas

Así como se reprende y castiga también se deben elogiar cuando cumplen las normas o siguen al pie de la letra los lineamientos requeridos y las órdenes.

Muchas personas, artículos, familiares te indicarán sus métodos infalibles para logran una crianza exitosa de tus hijos. No obstante, es importante que entiendas que la clave para lograr impartir una disciplina efectiva es la comunicación.
Sin la comunicación, no es posible enseñar a los niños que se les escucha; además se les da la oportunidad de escucharte a ti, exprésate con tu pequeño y verás resultados positivos a través del tiempo.

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Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 08 noviembre, 2022

Lograr que nuestro hijo obedezca no requiere perder la calma. Tampoco hay que recurrir a los chantajes, ni aún menos a las amenazas. En realidad, que los niños nos hagan caso a la primera y respondan a nuestras demandas de manera efectiva necesita de un trabajo diario basado en la constancia, las normas firmes y una adecuada comunicación emocional.

Así, y por mucho que esté anunciado en el título de este artículo, no hay recetas mágicas para conseguir que el niño obedezca. Los pequeños son personas con decisiones propias y esas elecciones suelen entrar en colisión frontal con las órdenes de los mayores. Lo que sí es posible es evitar que sean ellos quienes nos ganen a pulso todas las batallas e intentar lograr un clima en casa en el que las calmas ganen a las tormentas.

Como bien decía la antropóloga Margaret Mead, en materia de crianza y educación, las reprimendas no tienen tanta efectividad como pensamos. Lo más pedagógico y adecuado en todos los casos es hacer uso de la coherencia, la paciencia, el ejemplo y el ingenio psicológico. Veamos más datos a continuación.

“Las raíces de la educación son amargas, pero la fruta es dulce.”

-Aristóteles-

¿Qué debo hacer para que mi hijo obedezca?

Hay un primer aspecto que debemos entender para que nuestro niño obedezca. La obediencia no debe basarse en el autoritarismo firme y absoluto. Lo ideal es fijar la crianza en un objetivo claro: dar al mundo niños respetuosos, capaces de pensar por sí mismos, personas capaces de cooperar, entender y actuar siempre con equilibrio y de manera madura.

La obediencia que se basa en el grito y la amenaza no educa, hiere. Debemos hacerle entender a nuestros hijos que cada norma tiene una finalidad, que cada demanda que les hacemos, así como cada prohibición, responde esas normas de convivencia a las que debe atenerse.

Es más, estudios como el llevado a cabo por parte del doctor Duane F. Alwin, por ejemplo, nos recuerdan algo interesante. La obediencia que se basa en la educación democrática favorece poco a poco una independencia más responsable del niño al entender las normas sociales y las consecuencias de sus acciones. Conozcamos seguidamente qué claves pueden ayudarnos para que el niño obedezca.


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11 consejos pedagógicos para favorecer la obediencia

Toda la teoría al respecto de una educación democrática está muy bien, pero ¿cómo aplicarla a la vida real? Aquí tienes algunos consejos prácticos que te ayudarán a que tu hijo te obedezca:

  1. La exigencia de obedecer debe hacerse de forma gradual. No se puede pasar de cero a cien. Es adecuado empezar pidiendo obediencia en tareas que para ellos son fáciles y agradables y, cuando esto se haya asentado, ir subiendo poco a poco a otro nivel de exigencia. Pequeños pasos que ayudarán a conseguir el objetivo final.
  2. Las instrucciones sobre lo que el niño debe hacer deben ser sencillas y claras. Deben expresarse siempre en un tono normal y a su nivel, nunca desde la habitación de al lado y gritando.
  3. Dichas instrucciones deben darse de una en una. Es mejor evitar dar muchas indicaciones al mismo tiempo.
  4. El niño debe acostumbrarse a recibir las órdenes una o dos veces para ser obedecidas. Si pasamos de ahí, lo único que conseguiremos será alterarnos emocionalmente. A partir de la tercera orden “no oída”, tendrá la consecuencia a su desobediencia y el niño debe saberlo.
  5. Hay que acompañar la buena conducta del niño con elogios y, ocasionalmente, con pequeños premios. Ensalzarlo y ofrecerle cariño cuando hace las cosas bien y obedece son, de cualquier modo, el mejor de los premios que puede recibir.
  6. De la misma forma, las situaciones en las que el niño no obedece deben tener una consecuencia (como por ejemplo, privarle de algo que le gusta) pero nada más, sin que obtenga una atención extra de la mala conducta y se esté toda la jornada aludiendo a ella.
  7. En muchas ocasiones funciona bien emplear técnicas conductuales como la economía de fichas o el carné por puntos. En lugar bien visible, se pondrán las normas a cumplir (pocas y sencillas) y los días de la semana: se darán puntos positivos cuando lo haga bien, pero también negativos cuando lo haga mal. Según el recuento semanal sea positivo o negativo, habrá premios o no.
  8. Evitar el castigo continuo. Llega un momento en el que los niños se hacen inmunes a él. Por eso es más adecuado el valor positivo a la buena conducta y la ignorancia a la mala, que una riña constante.
  9. Intentar evitar, en lo posible, inferencias de otros familiares, hay que informarles de lo que está intentando conseguir y ser tajante con el plan. Es importante evitar siempre que otros desautoricen ante los niños lo que se está haciendo para intentar que obedezcan.
  10. Escucha a tu hijo: muchas veces, la desobediencia tiene una razón de ser que debemos conocer y corregir.
  11. ¿Y el undécimo? El décimo consejo bien podría ser el primero, el segundo, el tercero… En resumen, hablamos, cómo no, de la paciencia. Recordemos que la razón es que un adulto autocontrolado es el mejor espejo en el que un niño puede mirarse.

Los niños no siempre obedecen. Como personas individuales y con capacidad de decisión que son, en ocasiones decidirán no seguir las reglas por muy buen sistema de crianza que hayas afianzado en tu relación con ellos. Por eso, recuerda siempre que el objetivo es convertirles en personas válidas y autónomas, no conseguir la obediencia ciega.

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