Es normal sentir dolor en todo el cuerpo después de dar a luz. Esto se debe a que el cuerpo realiza un gran esfuerzo durante las contracciones. A veces, pueden ser tan intensas que algunas mujeres siguen teniendo dolor y molestias semanas después del parto.
Después de dar a luz, la mayoría de mujeres presentan dolor lumbar, lo cual no es sorprendente si tienes en cuenta el nivel de esfuerzo al que se somete el cuerpo durante las contracciones del parto, así como el dolor que provoca. Además del dolor de espalda y dolor de cabeza después del parto, puedes tener molestias y rigidez entre los hombros, o dolor agudo en las caderas o la zona lumbar. También puedes notar hormigueo en las manos y muñecas.
¿Cómo puede ayudarte Flo?
Si continúas sintiendo dolor en todo el cuerpo después de la sexta semana de posparto, busca atención médica. Tu médico puede recetarte analgésicos u otras opciones terapéuticas para ayudarte a controlar el dolor.
También puedes recurrir a la acupuntura, que es conocida por ser un tratamiento eficaz para el dolor de espalda, el dolor de cabeza, la ansiedad y la depresión, entre otros problemas de salud.
Uno de los cambios más habituales e importantes que empezarás a notar después del parto es lo grandes y sensibles que se vuelven tus pechos. Las pacientes suelen notar el inicio de lactancia, la congestión mamaria o la salida de la leche, aproximadamente entre las primeras 24 y 72 horas después del parto.
En otras palabras, la congestión mamaria se produce cuando hay un exceso de leche almacenada en los pechos, los cuales se vuelven más cálidos, más firmes y sensibles. Las pacientes a menudo presentan dolor o sensación de calor en los pechos y pueden tener fiebre.
Una vez que comienzas a amamantar, tus pechos estarán menos hinchados y duros. A medida que sigues haciéndolo, los notarás menos congestionados. Pero si amamantas con menos frecuencia, es probable que vuelvan a congestionarse.
Es necesario lactar con frecuencia. Dar el pecho suele aliviar la sensación de congestión al hacer que estén menos hinchados y duros. Intenta amamantar cada 3 horas aproximadamente para ayudar a reducir la congestión. Evita tomar descansos de 4 a 5 horas entre amamantamientos, ya que esto ocasiona que tus pechos se congestionen. Da de mamar a tu bebé unas 12 veces al día para evitar la congestión mamaria.
Trata la hinchazón con frío o calor. Para pacientes que no están amamantando, resulta útil utilizar compresas de hielo, un sujetador ajustado, analgésicos y medicamentos antiinflamatorios.
También puedes usar un extractor de leche para reducir la congestión.
Es normal tener contracciones después de dar a luz porque el útero se está contrayendo para regresar a su estado previo al embarazo. Es lo que se denomina involución. Otra razón por la que podrías tener contracciones intensas o dolor después del parto es porque estás amamantando.
La lactancia materna provoca contracciones durante el posparto. Sin embargo, estas contracciones duran solo unos cuantos días y luego desaparecen.
Hay varias cosas que puedes hacer para tratar el dolor del posparto:
Los desgarros perineales se producen durante el parto vaginal y generalmente son laceraciones del tejido blando ubicado entre el ano y la vagina. Las laceraciones perineales varían según su gravedad. La mayoría son leves y no requieren tratamiento. No obstante, algunos desgarros son tan graves que pueden causar mucho sangrado y dolor crónico a largo plazo.
Dependiendo de cómo de grave sea el desgarro, es posible que necesites suturas perineales para ayudar a la cicatrización del tejido. Los desgarros menores no requieren suturas y se deja que cicatricen solos.
¿Qué se puede hacer para tratar el dolor perineal?
El médico también puede recomendarte analgésicos para ayudarte a tratar el dolor.
Es normal que las cicatrices piquen, sobre todo cuando se están curando. Si has tenido una cesárea y te empieza a picar la cicatriz, ten en cuenta que es normal y que la picazón disminuirá a medida que la cicatriz sigue sanando.
Otras razones por las que te puede picar la cicatriz es por tener la piel seca o una infección.
Es más probable que sientas picazón o dolor de senos después del embarazo cuando las cicatrices comienzan a curarse y puede aumentar a medida que la herida sigue sanando. Aunque si quiere rascarlas, no lo hagas, ya que puede causar más dolor e incluso una infección.
Para aliviar el picor, coloca una compresa de hielo sobre la herida durante un par de minutos. Si notas que la cicatriz está hinchada y supura pus, ponte en contacto con tu médico de inmediato.
El sangrado vaginal después del parto es normal y, por lo general, disminuye después de 10 días. Para la sexta semana después del parto, el sangrado debería desaparecer por completo. Sin embargo, si tienes sangrado abundante y persistente después del parto durante más de 10 días, debes buscar atención médica.
La hemorragia posparto, como se le conoce, es grave y no se puede ignorar. Se sabe que causa complicaciones como presión arterial baja, debilidad, palpitaciones, escalofríos, náuseas y visión borrosa.
El médico decidirá la mejor forma de proceder según la gravedad de tu estado. Puede ofrecer algunas de estas opciones terapéuticas:
No es sorprendente que muchas mujeres sientan dolor en las pantorrillas después del parto. Si sientes molestias o dolor en las piernas y notas algo de hinchazón, podría ser un signo de la presencia de un coágulo de sangre o de trombosis venosa profunda.
Si se trata de un coágulo de sangre, es posible que no tengas ningún otro síntoma aparte del dolor y la hinchazón. Pero si se trata de trombosis venosa profunda, también puedes tener dificultad para respirar (debido a una embolia pulmonar o PE, por sus siglas en inglés).
Pide cita con el médico. Él se encargará de realizar una ecografía de las venas y arterias de las extremidades inferiores para saber dónde está el trombo y si está en una de las venas profundas. Después decidirá si se debe realizar cirugía (trombectomía). De ser necesario, también puede recomendarte que uses medias de compresión y tomes medicamentos anticoagulantes.
En ocasiones, puede que haya que colocarte un filtro en la vena cava para evitar que los coágulos lleguen a los pulmones.
El estreñimiento durante el posparto se debe a la medicación para el dolor que se administra a las mujeres durante el parto.
Para aliviar el estreñimiento, el médico puede recetarte un laxante emoliente. Bebe muchos líquidos, sobre todo agua, e ingiere alimentos ricos en fibra.
Es importante ir a la revisión del médico durante el posparto para asegurarte de que todo esté bien. Tu médico te examinará la presión arterial, el peso, la vagina, el útero y el cuello uterino. Una vez te dé luz verde, podrás hablar con él sobre las opciones de anticoncepción y los ejercicios que puedes realizar para ayudar a tonificar el cuerpo.
No obstante, si ves que tienes un sangrado abundante y persistente, dolores de cabeza intensos, dolor en las piernas, dolor abdominal después del parto o dolor en los pechos, no esperes hasta la sexta semana del posparto para ver a tu médico. Llámalo inmediatamente si notas estos signos para así evitar complicaciones o problemas de salud graves como la mastitis o la endometritis.
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Las articulaciones son las estructuras anatómicas que permiten la unión entre dos huesos, o un hueso y un cartílago. Estas se estabilizan mediante ligamentos que unen los extremos óseos y tienen movilidad gracias a los músculos que se insertan en sus proximidades. Y sí, está claro que pueden doler después del parto porque dichos dolores en las articulaciones se deben principalmente a un esfuerzo simbólico de los músculos y las articulaciones, que suele ser un dolor bastante intenso e incluso la consecuencia de otra enfermedad, aunque no siempre tiene por qué ser así.
Las posturas durante la segunda fase del parto incluyen sentarse erguida y acuclillarse, aunque si una prefiere estar sentada en una cama, sentarse en un ángulo de 45 grados puede ayudar a respirar y a reducir el riesgo de una condición conocida como compresión aortocava, que podría afectar a la circulación de la sangre en el cuerpo y hasta el bebé. Arrodillarse o acuclillarse aumenta la abertura de la pelvis por lo que son muchas las mujeres las que adoptan de forma natural una apertura en cuclillas o a cuatro patas para dar a luz que es para muchas la postura más fácil y cómoda para alumbrar.
¿Y cuál es el dolor más habitual? El de las rodillas, pues seguramente durante el embarazo y debido al aumento de peso las articulaciones tus rodillas sufrieran muchas molestias. ¿Por qué? En los meses de gestación, el organismo se prepara para el momento del parto produciendo relaxina, que es la hormona que permite que el cartílago de la articulación púbica y la pelvis tenga mayor elasticidad favoreciendo el paso del feto y favoreciendo a su vez el alumbramiento. Es decir, permitiendo que tenga más elasticidad. Sin embargo, es importante tener en cuenta, además, que la acción de esta hormona no es exclusivamente sobre los cartílagos de la pelvis, sino que además afecta a las demás articulaciones del organismo, especialmente las rodillas. La rodilla o articulación de la rodilla es la articulación más grande del cuerpo y a su vez una de las más complejas. Esta sirve de unión entre el muslo y la pierna, y soporta la mayor parte del cuerpo en posición de pie. Es por ello por lo que mayormente es la que más sufre.
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Durante el posparto los músculos de la pelvis y el abdomen volverán poco a poco a su tono normal, aunque a veces dificultado por la sobredistensión y los desgarros musculares que se pueden producir durante el embarazo y el parto. Por ese motivo, se deberán realizar ejercicios de rehabilitación abdominales y pélvicos con el fin de prevenir posibles prolapsos y hernias. No obstante, tampoco es demasiado adecuado iniciarlos demasiado pronto.
Hay que tener en cuenta que, si al cuerpo de la mujer embarazada le costó ocho meses aproximadamente prepararse para dar a luz, también va a necesitar algunas semanas y meses para recuperarse. Además, si ha habido cesárea el proceso de recuperación será mucho más lento porque en los partos por cesárea el dolor alcanza su mayor intensidad durante los primeros días que siguen a la operación, aunque después vaya a ir disminuyendo de manera gradual.
Este proceso de recuperación se conoce mayormente con el nombre de “cuarentena del posparto”, que suele durar entre cuatro y ocho semanas aproximadamente (dependiendo de cada mujer) y que se caracteriza principalmente por el retorno a la normalidad de todos los cambios orgánicos y fisiológicos que se sucedieron en el embarazo y en el parto. Es fundamental en estos momentos cuidarse y seguir una dieta sana y equilibrada, especialmente si se le está ofreciendo el pecho al bebé porque este va a necesitar un aporte calórico correcto y con todos los nutrientes necesarios.
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Durante esta fase es posible también que la mujer embarazada tenga pérdidas de sangre. Y en el caso de que, por ejemplo, haya tenido un parto vaginal habrá que asegurarse de que no se marea, y si se le ha practicado una episiotomía estar tranquila y lavarse con agua y jabón y secar bien la herida. No hay que tener miedo ya que en realidad la episiotomía se trata simplemente de un corte que se realiza en el perineo para ayudar al alumbramiento del bebé. Aunque recordemos, no obstante, que la episiotomía era un corte que hace treinta años se consideraba algo rutinario que evitaba peores desgarros para la futura mamá. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha demostrado que en realidad no es así y por eso no se realiza si no es necesario.
Finalmente, y tal y como recomienzan los expertos, se necesitan como mínimo diez días guardando reposo moderado y no realizar actividades demasiado pesadas, especialmente si el parto ha sido por cesárea, vigilar la temperatura corporal, preferiblemente por la tarde y asegurándose siempre de que se está por debajo de 37,5º C, cuidar la alimentación que durante la cuarentena o puerperio ha de ser sana y equilibrada, muy variada y rica en proteínas, como carnes, pescados y leche, en frutas y verduras y, prescindiendo, por supuesto, de comidas picantes, especias, vinagres y grasas animales.
Podría ser necesario también el uso de una faja abdominal de compresión moderada y, en la medida de lo posible, realizar ejercicios suaves para que los tejidos vayan poco a poco volviendo a la normalidad.
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