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19/06/2021
La motivación es una de las armas más importantes para alcanzar el éxito personal. Por ello, es indispensable motivar a nuestros hijos a rendir mejor en la escuela desde una edad temprana. A continuación, se exponen 7 maneras para motivar a los más pequeños.
Que los niños estén motivados es esencial para que den lo mejor de sí mismos en la escuela y disfruten del proceso de aprendizaje. Como padres, crear un ambiente para educarles en el esfuerzo y la dedicación es muy importante, ya que un niño motivado se esforzará más, tendrá una actitud positiva para aprender, y se enfrentará y abordará los problemas de diferentes maneras. Por ello, los padres tienen que dirigir esfuerzos a la motivación de los hijos.
Se presentan a continuación 7 sencillos consejos útiles para promover la motivación en los niños:
Ten las expectativas adecuadas
Los niños son muy conscientes de cómo los padres los perciben y, muchas veces, ajustan sus expectativas según lo que piensen los padres. Por ello, si esperas que tu hijo triunfe, es muy posible que su motivación y probabilidades de éxito sean mucho mayores. Si tus expectativas son bajas, es muy probable que no consiga los resultados esperados.
Es importante fijar las expectativas adecuadas y acordes a cada niño. Para ello, sigue estos dos pasos:
Es importante enseñar a tu hijo a establecer metas propias, que le ayudarán a estar más motivado y conseguir sus objetivos.
Si mostramos a los hijos nuestro propio interés y entusiasmo por la educación, ellos adoptarán la misma actitud. Existen diversas maneras para fomentar este interés:
Si tu hijo observa que percibes las tareas escolares de una manera positiva e interesante, él lo percibirá de la misma manera. Apoya el estilo de aprendizaje de tu hijo. Cada niño tiene una manera predilecta de estudiar y aprender, que es más natural y motivadora. Ayúdale a descubrirla y fomenta que la utilicen de la mejor manera posible. En general, existen tres tipos de estudiantes:
Alentar a los niños motiva mucho más que elogiarlos. La diferencia entre estas dos formas de motivación es que alentar implica que el niño se evalúe a sí mismo de manera positiva; con palabras de aliento reconocemos su esfuerzo.
El elogio se refiere más concretamente a los triunfos y se suele utilizar cuando los niños han actuado de la manera esperada, mientras que el aliento se puede ofrecer independiente del desempeño y resultados del niño, se trata más de animar a que la próxima vez se haga mejor.
Tus hijos deben percibir el aprendizaje como un acto divertido y no sólo como la tarea obligatoria y pesada de estar sentado detrás de un escritorio. Los estudiantes motivados ven el aprendizaje en cualquier parte y entienden que hay algunas actividades divertidas que a la vez también aportan conocimiento.
Existen diversas ideas para fomentar esta visión en tu hijo: cuando lea un clásico de la literatura infantil, podéis pasar a ver la versión en película, se pueden estudiar las diferentes culturas a las que no acude de forma regular (si le gusta el futbol, llevarlo al ballet, por ejemplo), o visitar museos sobre temas que esté estudiando.
Los niños fuertes son más susceptibles a estar motivados, por ello, es importante promover la fortaleza en tu hijo. Si un niño no es fuerte internamente, su motivación disminuye mucho y ve pocas vías para salir adelante en medio de la adversidad. La fortaleza hace que estén preparados ante las adversidades y que se enfrenten a ellas y tengan capacidad de resolver muchos problemas, aprovecharan sus puntos fuertes y se darán cuenta de que todos cometemos errores y de que son oportunidades para aprender.
Para fomentar la fortaleza tu hijo sigue estos pasos:
De este modo, como padres, tenéis un papel clave en la motivación de vuestros hijos a tener major rendimiento académico y, por tanto, vuestro apoyo y actitud serán de gran relevancia también en su futuro.
Referencia bibliográfica:
7 Maneras probadas de motivar a los niños a rendir mejor en la escuela. The Parent Institute, 2005.
Tema:
Desarrollo y aprendizaje
Educación
Escuela
Hace un par de años, cuando Eurostat hacía públicos los datos sobre abandono escolar temprano, España ocupaba titulares por ser el país de la Unión Europea con la tasa más alta: un 17,9 %, cuatro décimas más que Malta, segundo país en el ranking. La motivación es la principal y prácticamente la única herramienta para reducir esas cifras, según el estudio School motivation and high school dropout: The mediating role of educational expectation.
Sin embargo, el confinamiento no lo puso nada fácil. «Los niños no se encontraron en una situación de aprendizaje ideal u óptima», afirma Amalia Gordóvil, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC y doctora en Psicología.
Así lo afirman estudios como el publicado en The Journal of Pediatrics, pero además del estado emocional, hay otros obstáculos que dificultan poder estudiar en casa. Gordóvil recuerda que el estudio virtual requiere planificación y autodisciplina, y no todos los niños, ni los niños de todas las edades, pueden poner en marcha estas habilidades al mismo ritmo.
Y eso sin contar con que en casa aumentan las distracciones, «que interfieren en la atención sostenida y la capacidad de concentración, ambas necesarias para el estudio», señala.
Salvar todos esos obstáculos es complicado, pero resulta factible paliarlos. Estas estrategias pueden ayudarnos:
1. Horarios con tiempo libre
Durante el periodo escolar, muchos niños van a la escuela por la mañana y parte de la tarde, hacen actividades físicas y extraescolares, socializan y juegan con los compañeros y, cuando llegan a casa, hacen las tareas escolares. Adriana Ornellas, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación y coordinadora del grupo de investigación eTIC de la UOC, afirma que no podemos reproducir al 100 % esta realidad, pero sí establecer hábitos y rutinas que nos acerquen a una situación de normalidad. Según la profesora de la UOC, es recomendable priorizar las mañanas, cuando los niños están más activos y dispuestos a participar. Después, es importante destinar un tiempo del día para el paseo, el juego y la actividad física en los espacios exteriores. Las tardes son más apropiadas para leer, escribir, pintar, escuchar música.
2. Fomentar la concentración de los niños con espacios fijos
En función de las posibilidades del domicilio y de cada familia, podemos controlar algunos aspectos que promuevan la concentración. Si intentamos que estudien en un espacio lo más aislado posible, con todo el material necesario, les estaremos ayudando a reducir estímulos externos. «Así evitaremos interferencias de otras personas y que tengan que levantarse para buscar material», señala Gordóvil, que también es psicóloga infantojuvenil en el centro GRAT.
3. Seguir las cinco ‘C’
Para Adriana Ornellas, la clave para lograr la motivación de los niños es promover actividades de aprendizaje que incluyan las cinco ‘C’: contexto, creatividad, curiosidad, control y colaboración. La primera se refiere a conectar el aprendizaje con los conocimientos y las experiencias previas, articulando lo que se aprende con la realidad que se está viviendo; la creatividad se logra estimulando la resolución creativa de problemas reales y significativos; en cuanto a la curiosidad, se trata de procurar despertar el interés del estudiante por lo que está aprendiendo; el control se refiere a que los alumnos puedan influir en lo que aprenden y elegir cómo lo aprenden, y respecto a la colaboración, la idea es promover la interacción y el trabajo en equipo.
4. Fijar objetivos pequeños y concretos
Para fomentar la motivación de los niños, podemos concretar objetivos no demasiado ambiciosos. De esa forma, serán alcanzables «y ellos verán que van consiguiendo algo. Por ejemplo, hoy haremos los ejercicios de esta página. O estas diez multiplicaciones«, señala Zenaida Aguilar, profesora colaboradora del máster universitario de Psicología Infantil y Juvenil: Técnicas y Estrategias de Intervención de la UOC, que advierte que hacer lo contrario —es decir, marcarse metas muy ambiciosas— solo conseguirá frustrarlos. «La prioridad de nuestro cerebro es adaptarse y sobrevivir. Hay que darse cuenta de que los ritmos van a ser diferentes y no podemos pretender que estudien lo mismo que cuando iban al colegio todos los días», afirma.
5. Adaptarse al niño
Las necesidades, los intereses y las formas de aprender de cada niño son distintas, y tenerlo en cuenta es una ventaja a la hora de motivarlos.