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En el embarazo hay que tener mucho cuidado con lo que se come ya que ciertas sustancias pueden atravesar la placenta o llegar al bebé a través del cordón umbilical, provocando diversos problemas al desarrollo del feto o del embarazo, como abortos o malformaciones. Por eso, en cuanto te quedes embarazada te darán una serie de consejos sobre qué alimentos y bebidas tomar y cuáles no en estos meses. No obstante, en cuanto a los alimentos, el consejos general es no comer nada que no haya sido cocinado o congelado previamente para evitar la toxoplasmosis o la listeriosis.
La toxoplasmosis es una enfermedad muy grave en embarazadas ya que puede provocar abortos, malformaciones serias en el feto o partos prematuros. Por eso, al inicio de la gestación te hacen un análisis de sangre –que se repite cada trimestre- para ver si has pasado la toxoplasmosis o no.
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Lo cierto es que en países con una buena sanidad y un sistema de control de alimentación seguro, como España, es raro haber pasado la toxoplasmosis y, por lo tanto, contraerla en el embarazo ya que la mayoría de alimentos que comemos pasan muchos controles que aseguran su buen estado. Sin embargo, por si acaso, ya que las consecuencias son tan graves, los médicos aconsejan evitar las carnes crudas y los alimentos poco cocinados, como ciertos embutidos (chorizo, fuet, salchichón, etc.).
Tampoco se deben consumir embutidos secos y semisecos ya que, aunque son curados con sal y nitrito de sodio y el proceso de fermentación suele matar las bacterias patógenas, se recomienda evitarlos porque algunos tipos de bacteria pueden sobrevivir al proceso de fermentación seco.
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Pero el jamón york, o cocido, está, como su nombre indica, cocido, por lo que se puede comer sin problemas ya que, al cocerlo, se matan los posibles microorganismos dañinos que pudiera tener. De igual modo se puede comer mortadela o pechuga de pavo o cualquier otro embutido cocido.
Asimismo, se puede comer cualquier embutido que haya sido previamente cocinado, puesto que las altas temperaturas matan las bacterias, o congelado a -20 ºC durante unas 48 horas. Por lo tanto, si tienes un capricho de chorizo o fuet, puedes cocinarlo o congelarlo siguiendo las instrucciones indicadas. En cuanto al jamón serrano, cada vez son más los estudios que afirman que el proceso de curación también sirve para matar el toxoplasma, por lo que podrías tomar sin problemas jamón serrano o curado.
No obstante, las mujeres que han dado positivo al toxo-test, es decir, que presentan anticuerpos de la enfermedad porque ya la han pasado, pueden comer cualquier tipo de embutido, puesto que ya no corren riesgo de contagiarse de la enfermedad.
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Durante el embarazo, la comida puede convertirse en una fuente de dudas.
¿Qué debes comer para ayudar a tu bebé a crecer? ¿Hay algún alimento que deba evitarse? Hay ciertas advertencias sobre el consumo de alimentos crudos o poco cocinados de origen vegetal y animal. Estas advertencias están motivadas por el hecho de que estos alimentos son vectores de infección (toxoplasmosis, listeriosis). ¿Cómo encaja el jamón cocido, un alimento muy consumido, en este escenario?
La carne y el pescado crudos o poco cocinados son alimentos prohibidos para las embarazadas (o más bien, deberíamos decir no recomendados), porque pueden ser portadores de parásitos y bacterias que aumentan el riesgo de infección y contaminación del bebé.
Hay tres enfermedades principales que pueden ser terribles para el feto: toxoplasmosis, salmonelosis y listeriosis. ¿Cómo se contraen estas enfermedades? Principalmente por comer alimentos crudos, poco cocinados o contaminados. También al comer ciertos embutidos que, si no se cocinan, presentan un alto riesgo.
Si hay ciertos alimentos que deben eliminarse para evitar la aparición de patologías, el jamón cocido no es uno de ellos, ya que es uno de los pocos embutidos que se pueden consumir incluso durante el embarazo.
¿Por qué es seguro comer jamón cocido? Precisamente porque la cocción garantiza la eliminación de todas las bacterias, que son la principal causa de estas peligrosas infecciones.
El jamón cocido es, por tanto, un valioso aliado para tu dieta durante el embarazo, un alimento práctico, sobre todo si lo compras en una bandeja envasada al vacío, listo para usar y para ser consumido sin demasiados problemas.
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La regla número uno que se aplica incluso cuando no se está embarazada es variar siempre la dieta en la medida de lo posible para proporcionar al cuerpo todos los nutrientes que necesita.
Una dieta variada y completa es siempre la mejor opción, para que el desarrollo del feto no encuentre ningún problema e incluso la madre no aumente demasiado de peso y luego corra el riesgo de no poder recuperar su peso ideal después del parto. Como era de esperar, el jamón cocido durante el embarazo no está prohibido, de hecho es recomendable, pero siempre en las porciones adecuadas.
Si consideramos 100g de jamón cocido, tendremos un aporte calórico de aproximadamente 220 kcal. Las proteínas son 15,7 g, los hidratos de carbono 1,7 g y las grasas 7,6 g. No hay mucha diferencia entre el jamón cocido y el serrano/iberico/crudo en términos de calorías, sólo la cantidad de sal de este último. Pero cuidado, a diferencia del jamón cocido, el jamón serrano si está prohibido durante el embarazo, por el riesgo de toxoplasmosis.
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