Poemas cortos para niños de gabriela mistral: ➥ Poemas de Gabriela Mistral 【cortos, para Niños…】

Poemas cortos para niños de gabriela mistral: ➥ Poemas de Gabriela Mistral 【cortos, para Niños…】

➥ Poemas de Gabriela Mistral 【cortos, para Niños…】

Lucila Godoy Alcayaga, más conocida como Gabriela Mistral, nació el 7 de abril de 1889 en Vicuña, Chile, y murió el 10 de enero de 1957 en Estados Unidos, a raíz de un cáncer de páncreas.

A lo largo de su vida, destacó como poeta, diplomática y pedagoga. Llegó al mundo bajo el seno de una familia humilde que inspiró sus vocaciones.

Cuando Mistral tenía tres años, su padre abandonó el hogar, pero ella nunca dejó de quererle y jamás le guardó rencor. Ella misma contó, en una de sus anécdotas, que un día, mientras revolvía unos papeles, se encontró unos textos en forma de versos, y que estos les parecieron muy bonitos.

Los mejores poemas de Gabriela Mistral

 


Otros poemas:


Resultaron ser versos escritos por su padre, y fueron los primeros que Gabriela leyó en su vida. Desde ese momento, se desató en ella una creciente pasión por la poesía. Pero las cosas no quedaron allí. Su padre también fue profesor, y ella también siguió el camino de la docencia, aunque no pudo estudiar formalmente para obtener el título, ya que no tenía los recursos necesarios.

Sin embargo, ejerció como profesora ayudante durante algún tiempo, y de fue maestra durante una temporada más. Posteriormente, recibió el título de “profesora de estado”, gracias a su experiencia y la convalidación de sus conocimientos. Desde entonces, dedicó una buena temporada a la enseñanza.

Sobresalió tanto en este campo, que fue contratada por el gobierno mexicano para asentar las bases de un nuevo sistema educativo que se implementaría hasta la actualidad. Su trabajo fue tan minucioso, que apenas se han hecho reformas desde su creación.

Sus éxitos literarios comenzaron el 12 de marzo de 1914, cuando conquistó el primer lugar en el concurso de literatura, en los Juegos Florales, con sus “Sonetos de la muerte”. Desde entonces, comenzó a usar el seudónimo de Gabriela Mistral, en honor a sus poetas predilectos, Gabriele D’Annunzio y Frédéric Mistral.

Los poemas de Gabriela Mistral están cargados de mucha emoción, y van dirigidos a sentimientos como el amor, o a situaciones sociales que se vivían en el momento. “Selva lírica”, publicado en 1917, se convirtió en una de las antologías más importantes de Chile, y en ella se podían leer textos de Mistral, que ya brillaba como una de las grandes poetas chilenas.

Durante su periplo como directora del colegio de niñas de Temuco, Mistral conoció a un chico  llamado Neftalí Reyes, que posteriormente se convertiría en un afamado poeta conocido como Pablo Neruda. Neruda recordó a Gabriela como la mujer que le había hecho leer los textos de aquellos grandes escritores rusos que tanto le influenciaron.

En 1922, nació la que fue considerada la primera obra maestra de Gabriela: «Desolación». Gran parte de los poemas que componen este libro fueron escritos diez años atrás, cuando vivía en la provincia de Coquimbito. Los mejicanos, en 1923, levantaron una estatua honorifica para Mistral, y publicaron su libro «Lectura para mujeres».

Gabriela alcanzó la fama y la trascendencia histórica gracias a todo el esfuerzo y trabajo realizado en diversos campos, pero fueron sus poemas los que la inmortalizaron. Ella desarrollaba su poesía ensamblando textos cortos y largos, y variando la técnica y el tema con los que los llevaba cabo.

Encontramos infinidad de poemas de Gabriela Mistral cortos dedicados a los sentimientos, a los eventos sociales e incluso a los niños. Así logró enamorar a millones de personas, dejando un legado poético que transcendió cultural e históricamente hablando.

Entre sus obras destacadas se encuentran “Tala”, donde dedicó la primera parte del libro a su madre, que falleció en 1929; “Lagar”, su cuarto poemario, y “Desolación”, donde se reflejan diversidad de emociones interiores de la poetisa.

En 1945, Mistral se convirtió en la primera mujer iberoamericana, y, a su vez, en la segunda persona latinoamericana, en recibir un premio Nobel. Sin duda, su nombre y su trabajo habían alcanzado la cúspide de la literatura y se convirtió en una mujer que enorgullecía a su nación.

Otro poemas corto destacables es: «Besos», donde Mistral hace un recorrido por lo que podría considerarse la multifuncionalidad de ese gesto que realizan las personas, ya sea para demostrar afecto, agradecimiento e incluso para disfrazar una traición.

En su obra «Piececitos», la poetisa hace énfasis en el momento social que atravesaba Chile en aquel entonces, sobre todo las personas de los estratos más desprotegidos, y se preguntaba por qué nadie hacia nada ante aquella situación.

«Amor, amor» es un poema dedicado a este sentimiento tan poderoso no quedaría de lado para la poetisa, y que lo describe como un destino inevitable que tarde o temprano alcanza los corazones de todos. El amor figura como algo que no se puede controlar, y que simplemente se cuela en nuestras vidas.

Gabriela Mistral y sus poemas para niños

Gabriela era una mujer imaginativa e inteligente, y fue la gran calidad de sus poemas los que le llevaron a obtener algunos premios de literatura y reconocimiento mundial. Sin embargo, no fue la poesía en el único frente en el que se destacó. También fue una figura importante a nivel diplomático y pedagógico.

Así, desarrolló funciones como cónsul y fue representante de importantes organismos a nivel internacional. Trabajó como maestra, profesora y llegó a ser directora, todo ello sin haber realizado estudios profesionales en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Fueron sus capacidades y su entrega lo que le valieron el reconocimiento público y profesional.

Esos oficios adicionales que se desarrollaban a la par con su poesía fueron los que hoy nos dejan los poemas de Gabriela Mistral para niños. Así, en 1924, se publicó en Madrid su libro «Ternura», en el que desplegó una novedosa forma poética que se definió popularmente como «poesía escolar».

De este modo, Gabriela dotó de un nuevo aire a la poesía infantil, imprimiendo su estilo propio a canciones de cuna, arrullos y rondas. Una poesía que se mostraba sobria y delicada, dejaron apreciar dos de las pasiones que le impulsaban en la vida. Ella fue una gran didacta y poeta que supo combinar de manera excelente ambas facetas de su personalidad.

Gabriela Mistral: 6 poemas fundamentales analizados y explicados

Gabriela Mistral fue la primera latinoamericana en recibir el premio Nobel de literatura, en 1945. Para ella, la poesía fue el hallazgo más importante de su vida, ya que le permitió encontrar un sendero propio y, evidentemente, la trascendencia histórica.

A través de este género, Mistral logró conquistar el corazón del mundo, dejando una marca indeleble en la cultura latinoamericana.

Conozcamos de sus poemas más célebres en este artículo. Al final, podrás encontrar una breve semblanza de Gabriela Mistral.

Besos

Se trata de un poema en los que los versos impares son libres, y los pares forman rima consonante. En este poema, Mistral hace un recorrido figurativo por el significado de los besos. Los besos de la sensualidad, del afecto, de la verdad, del agradecimiento, de la redención y la traición. Al final, brillarán los besos únicos, creados por el que besa para el ser amado.

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien, son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero…? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos… vibró un beso,
y qué viste después…? Sangre en mis labios.

Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Piececitos

La preocupación social era común en la intelectualidad latinoamericana de la primera mitad del siglo XX. Más aun en Gabriela Mistral, quien además de poeta fue una educadora insigne, y colaboró con el diseño educativo de su país y con el de México.

En este poema, Mistral se pasea por la mirada compasiva hacia los niños pobres y abandonados de los que sus piececitos, pequeños y desnudos, son imagen. La poeta se pregunta cómo es posible que nadie los note, que nadie haga nada por ellos…

Piececitos de niño,
azulosos de frío,
¡cómo os ven y no os cubren,
Dios mío!

¡Piececitos heridos
por los guijarros todos,
ultrajados de nieves
y lodos!

El hombre ciego ignora
que por donde pasáis,
una flor de luz viva
dejáis;

que allí donde ponéis
la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante.

Sed, puesto que marcháis
por los caminos rectos,
heroicos como sois
perfectos.

Piececitos de niño,
dos joyitas sufrientes,
¡cómo pasan sin veros
las gentes!

Amor amor

El amor es expuesto aquí como un destino ineludible. La poeta lo sabe: no es la voluntad la que determina la experiencia amorosa. El amor simplemente se impone y no hay cómo cerrarle la puerta. Así, el amor se representa casi un mandato, como una voz que irrumpe y obliga a ser escuchada.

Anda libre en el surco, bate el ala en el viento,
late vivo en el sol y se prende al pinar.
No te vale olvidarlo como al mal pensamiento:
¡le tendrás que escuchar!

Habla lengua de bronce y habla lengua de ave,
ruegos tímidos, imperativos de mar.
No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave:
¡lo tendrás que hospedar!

Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas.
Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.
No te vale decirle que albergarlo rehúsas:
¡lo tendrás que hospedar!

Tiene argucias sutiles en la réplica fina,
argumentos de sabio, pero en voz de mujer.
Ciencia humana te salva, menos ciencia divina:
¡le tendrás que creer!

Te echa venda de lino; tú la venda toleras.
Te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.
Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras
¡que eso para en morir!

Yo canto lo que tú amabas

En este poema, la poeta recurre a la voz como imagen de un itinerario de pistas que el sujeto amado debe seguir para encontrarla. La voz es ella misma, la presencia. Hacer sonar su voz, sus cantos, y poner en ella la memoria de las cosas amadas por el otro, es el camino seguro para el reencuentro. La enamorada espera a que este rastro vocal, este hálito sonoro que es el canto, sea el eco de sirenas que atrae al navegante.

Yo canto lo que tú amabas, vida mía,
por si te acercas y escuchas, vida mía,
por si te acuerdas del mundo que viviste,
al atardecer yo canto, sombra mía.

Yo no quiero enmudecer, vida mía.
¿Cómo sin mi grito fiel me hallarías?
¿Cuál señal, cuál me declara, vida mía?

Soy la misma que fue tuya, vida mía.
Ni lenta ni trascordada ni perdida.
Acude al anochecer, vida mía;
ven recordando un canto, vida mía,
si la canción reconoces de aprendida
y si mi nombre recuerdas todavía.

Te espero sin plazo ni tiempo.
No temas noche, neblina ni aguacero.
Acude con sendero o sin sendero.
Llámame a donde tú eres, alma mía,
y marcha recto hacia mí, compañero.

Caricia

Gabriela Mistral escribió una serie de poemas con evocación infantil, inspirados en la labor docente que por años realizó. Mistral evoca en este la imagen de la madre y sus caricias de protección absoluta. En los brazos de la madre el niño yace seguro, tranquilo.

Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar…

Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar…

Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar. ..

El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar…

Desolación

Chile vivió a mediados de siglo XIX lo que llaman una colonización selectiva. El gobierno había abierto sus fronteras para recibir extranjeros católicos que tuvieran mínimamente educación secundaria. Así llegaron los alemanes, imponiendo su lengua y costumbres a las zonas que habitaron. Mistral levanta su voz ante ello, ante la transformación del paisaje afectivo, ante la extrañeza de un espacio que empieza a perder su identidad.

La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde
me ha arrojado la mar en su ola de salmuera.
La tierra a la que vine no tiene primavera:
tiene su noche larga que cual madre me esconde.

El viento hace a mi casa su ronda de sollozos
y de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito.
Y en la llanura blanca, de horizonte infinito,
miro morir intensos ocasos dolorosos.

¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido
si más lejos que ella sólo fueron los muertos?
¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto
crecer entre sus brazos y los brazos queridos!

Los barcos cuyas velas blanquean en el puerto
vienen de tierras donde no están los que no son míos;
sus hombres de ojos claros no conocen mis ríos
y traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos.

Y la interrogación que sube a mi garganta
al mirarlos pasar, me desciende, vencida:
hablan extrañas lenguas y no la conmovida
lengua que en tierras de oro mi pobre madre canta.

Miro bajar la nieve como el polvo en la huesa;
miro crecer la niebla como el agonizante,
y por no enloquecer no encuentro los instantes,
porque la noche larga ahora tan solo empieza.

Miro el llano extasiado y recojo su duelo,
que viene para ver los paisajes mortales.
La nieve es el semblante que asoma a mis cristales:
¡siempre será su albura bajando de los cielos!

Siempre ella, silenciosa, como la gran mirada
de Dios sobre mí; siempre su azahar sobre mi casa;
siempre, como el destino que ni mengua ni pasa,
descenderá a cubrirme, terrible y extasiada.

Sobre Gabriela Mistral

Tributo a Gabriela Mistral. Fernando Daza Osorio. Cerámica. Santiago de Chile. 2014.

Gabriela Mistral nació en Chile en el año de 1889 y falleció en Nueva York en el año 1957. Su nombre es un seudónimo de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga. Fue poeta, pedagoga de amplia y reconocida trayectoria, así como diplomática.

Mistral cuenta haber encontrado el amor por la poesía al hallar unos poemas de su padre, que la había abandonado a los tres años de edad.

Se dedicó largos años de su vida a la educación escolar y obtuvo reconocimiento internacional por ello, a pesar de que no hizo estudios profesionales en esta área, lo que le ganó la envidia de muchos a su alrededor.

El nivel intelectual de Gabriela Mistral fue finalmente reconocido y por ello le fue concedido el título de educadora. Con esta profesión, Mistral viajaría por todo el territorio chileno y también por muchos países de América Latina, enseñando a leer y escribir a niños, obreros y campesinos.

Obtuvo su primer reconocimiento literario en 1914 con el concurso Juegos Florales de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, en el que ganó el primer lugar.

Poco a poco fue adentrándose en la poesía, a la que dedicó sus energías. Así, en el año 1945 recibiría el premio Nobel de literatura, convirtiéndose en la primera latinoamericana en obtener este reconocimiento.

En los últimos años, Mistral tuvo una vida errante, razón por la cual muere lejos de su Chile natal, en la ciudad de Nueva York.

Obras de Gabriela Mistral

Entre las obras que Gabriela Mistral publicó en vida podemos mencionar:

  • Desolación. (1922).
  • Lecturas para mujeres. Destinadas a la enseñanza del lenguaje. (1923).
  • Ternura. Canciones de niños: rondas, canciones de la tierra, estaciones, religiosas, otras canciones de cuna. (1924).
  • Nubes blancas: poesías, y La oración de la maestra. (1930).
  • Tala. (1938).
  • Antología, selección de la autora. (1941).
  • Los sonetos de la muerte y otros poemas elegíacos. (1952).
  • Lagar. (1954).
  • Recados, contando a Chile. (1957).

Ver también

  • Poemas más bonitos de la lengua española
  • Poemas cortos y bonitos para dedicar
  • Mejores poemas de amor de todos los tiempos
  • Poemas tristes para acompañarte en momentos difíciles (comentados)

Gabriela Mistral. 2 poems for the anniversary of his death

Gabriela Mistral , the most recognized Chilean poet and Nobel Prize in Literature an 1945, he died the same day as today 1957 In New York. Devoted not only to his work, but also to his social work, since the spread of culture and for his to fight for social justice and human rights . In his memory I remember two of his poems, Kisses y Strong woman .

Index

  • 1 Gabriela Mistral
  • 2 2 Poems
    • 2.1 Strong woman
    • 2.2 kisses

    9000 , but she was known by the pseudonym that inspired

    Gabrielle D’Annunzio and Frederic Mistral .

    It was rural teacher and collaborates with literary publications and their first writings they appeared at the beginning of the XNUMXth century in local publications. He also wrote for the magazine Elegance who sent Ruben Dario . Also then National Poetry Prize of Chile .

    Mistral has traveled to many countries, e.g. Mexico, USA, Switzerland, Italy or Spain , where she was Consul of Chile in Madrid in the early 30s. During this period, as an ambassador, she will go to Portugal, France or Brazil, among other places. His work has been translated into more than 20 languages ​​ . Some titles Desolation , Reading for women, Tenderness, Sonnets of death and other elegiac poems, Tala o Lagar .

    2 poems

    Strong woman

    I remember your face that was corrected in my days,
    a woman in a blue skirt and with a fried forehead,
    that in childhood and in my land of ambrosia
    I saw a black furrow open in fiery April.

    He raised a deep unclean bowl in the tavern
    he who tied his son to the chest of a lily,
    and under the memory that it was a burn for you,
    the seed fell from your hand, serenely.

    Harvest I saw your son’s wheat in January,
    and without understanding, I looked at you,
    increased to a couple, surprise and crying. nine0003

    And the dirt on your feet will still kiss
    because among hundreds of primitives I didn’t find your face
    And I’m still watching you in the furrows of shadow with my song!

    Kisses

    There are kisses that they pronounce on their own
    condemning love sentences,
    there are kisses that are given by a glance
    there are kisses with memory.

    There are quiet kisses, noble kisses
    mysterious, sincere kisses
    there are kisses that give each other only souls
    Kissing is forbidden, really.

    There are kisses that burn and hurt,
    there are kisses that take away feelings,
    mysterious kisses remain
    a thousand wanderings and lost dreams.

    There are unpleasant kisses that contain
    clues that no one has deciphered,
    there are kisses that give birth to tragedy
    How many rose brooches they have lost their leaves.

    There are fragrant kisses, warm kisses
    that pulsate in intimate passions,
    kisses leave marks on the lips
    as a solar field between two ices.

    There are kisses like lilies
    for the sublime, naive and pure,
    kisses are treacherous and cowardly,
    there are cursed and false witnesses.

    Judas kisses Jesus and leaves an imprint
    in the face of God, a crime,
    while Magdalene with her kisses
    piously strengthens his agony.

    Since then
    love, betrayal and pain beat in kisses,
    they look alike at human weddings
    to the wind that plays with flowers.

    There are kisses that produce delirium
    passionate and insane love passion,
    you know them well, these are my kisses
    I invented for your mouth.

    The llama kisses the imprinted trace
    they carry furrows of forbidden love,
    wild kisses, wild kisses
    that only our lips have tasted.

    Do you remember the first .

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