Todavía quedan unas cuantas semanas para que sepamos el sexo del bebé que llevo dentro, sin embargo la tradición ha inventado montones de fórmulas de dudosa fiabilidad pero bastante divertidas y entretenidas para saberlo antes de que lo confirme una ecografía o el nacimiento del retoño. Así que aquí os dejo una pequeña recopilación de ellas:
– Tabla china: Muy fácil, sólo tenéis que buscar el mes de concepción y la edad de la madre en ese momento. A mí me sale… Niño.
– Tabla Maya: En ésta hay que mirar la edad de la madre en el momento de concebir al bebé y el mes en el que se produjo el embarazo. Ahora me sale,… Niña.
– Calendario lunar: He encontrado aquí un método en el que se calcula el sexo del futuro bebé en función del ciclo lunar del día en que concebisteis al bebé. Curioso pero está basado en la práctica que utilizaban los ganaderos para preñar a las vacas en el momento adecuado según quisieran tener hembras o machos. Es muy sencillo, porque sólo hay que poner la fecha, y ante la duda puedes probar también con días posteriores y anteriores. A mí me ha dado esta vez… Niña.
– Luna del día en que nació tu último hijo: «Luna creciente el siguiente diferente, luna menguante el siguiente semejante», y como el día en que nació mi pronto príncipe destronado había luna menguante, pues lo dicho, toca niño. La luna la podéis buscar en esta página.
– Remolino de la cabeza de tu último hijo: Ya ves tú que tendrá que ver, pero bueno, si tu último hijo tiene el remolino en el centro, el siguiente será niño, si por el contrario lo tiene a un lado, será niña. Esta vez me sale niña.
– La medallita: Con éste método se puede conocer el número de hijos que se va a tener y el sexo de éstos en orden, para ello el interesado extiende la mano, otra persona coge la cadena con una medalla y la mueve de arriba a abajo tres veces a un lado de la mano extendida.
A continuación deja la cadena encima de la mano sin tocarla. Si ésta se mueve haciendo un círculo, indica niña, si se mueve de atrás hacia adelante, será niño, cuando no se mueve, no habrá más niños. La última vez que me hice ésto me salió… niño (en concreto me salieron cinco niños). A Mimaridín le salieron cuatro… claro que no le importó mucho. Una a estas alturas y con cuatro churumbeles no liga ni con el más feo de la fiesta!
– Cálculo matemático gitano: combina la edad que tenía la mujer al quedar embarazada y el número del mes de concepción. Se suman ambas cifras y si sale par es niño, si sale impar es niña. Pues me sale niña.
– Otra fórmula matemática: Hay que sumar edad de la madre cuando quedó embarazada + su mes de nacimiento + su mes de concepción. Si la suma da un número impar, será niño. Si es par, niña. Esta vez toca niño.
– Vientre: Si el vientre de la madre es redondo, es porque viene una niña, si es puntiagudo, viene un niño.
Embarazada de doce semanas como estoy ahora, del vientre podemos sacar pocas conclusiones,…
– Los sueños de la futura mamá: Si sueña con círculos será niña, si sueña con cosas puntiagudas, será niño. Este es muy bueno, no? Pues mira que sueño cosas! pero nunca me había fijado en las figuras geométricas que aparecen, haré un esfuerzo esta noche,…
– Mi historial: Niño. No hay duda.
– Cuchara-cuchillo: Alguien pone una cuchara debajo de un cojín y un cuchillo debajo de otro sin que la futura mamá lo vea. Si la embarazada se sienta sobre el cojín de la cuchara, el bebé será niña, en caso contrario niño. Si es que hay historias para todos los gustos… Bueno esta vez niña.
Resumiendo:
Los chinos, la luna menguante, la medallita, una fórmula matemática que ronda por Internet y mi historial dicen que será niño, mientras que los mayas, el calendario lunar, el remolino, la fórmula gitana y la cuchara defienden que será niña.
Empate técnico.
Pues para desempatar, he puesto una encuesta en el lado superior derecho del blog (versión web). (Copiada que me he pegado de mama de parrulín y parrulinchi que fue quien tuvo la idea. Parrulina, con tu permiso…)
¿Niña o niño? Desde tiempos inmemoriales, la gente ha inventado diversos métodos para intentar resolver el misterio del sexo de un bebé. Uno de ellos se basa en el calendario lunar. Dependiendo del ciclo lunar en el momento de la concepción, sería posible predecir el sexo del bebé.
El calendario lunar indica el ciclo lunar, que evoluciona con la revolución de la luna alrededor de la tierra. Este ciclo se compone de diferentes fases:
Este ciclo lunar, también llamado lunación o período sinódico, dura 29,5 días.
Se sabe que el calendario lunar influye en las mareas (a través de la masa lunar que ejerce una fuerza de atracción sobre la tierra). También se cree que influye en el crecimiento de las plantas, en nuestro sueño e incluso en el crecimiento del cabello. Y según algunas creencias, en la fertilidad, el sexo del bebé y en el parto.
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Se cree que el calendario lunar influye en el sexo del bebé.
Para saber si se espera un niño o una niña, bastaría con conocer la fase lunar (ascendente o descendente) en el momento de la ovulación, y por tanto de la concepción del bebé.
También se puede utilizar este método para elegir el sexo del bebé, programando las relaciones en luna menguante o creciente, según se desee tener niño o niña. Dependiendo de la creencia, por supuesto.
A riesgo de decepcionarte, ningún estudio científico ha validado la fiabilidad del calendario lunar para predecir el sexo del bebé, y mucho menos para elegirlo. Recuerda que el género del bebé es fruto del azar. Y todo se decide en el momento de la fecundación.
Cada célula del organismo tiene 23 pares de cromosomas, incluido un par de cromosomas sex*uales XX o XY. Esta pareja se define en el momento en que el óvulo y el espermatozoide se encuentran. Cada uno aportará su material genético, es decir, 23 cromosomas y 1 cromosoma sex*ual, sabiendo que:
Si el espermatozoide que fecundó el ovocito era un espermatozoide X, el bebé llevará el par de cromosomas sex*uales XX. Será una niña. Si se trata de un Y, el bebé será portador del par de cromosomas sex*uales XY. Será un niño. Por tanto, es el espermatozoide el que, desde el momento de la fecundación, determina el sexo del bebé. Por lo tanto, para influir en esta elección, sería necesario poder seleccionar los espermatozoides, lo que no es posible hoy en día.
