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Muchos padres se preocupan porque sus hijos no obtienen buenas notas en clase o no quieren realizar sus tareas. Si se muestran apáticos y con desánimo, puede que estén desmotivados.
Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.
Escrito por Equipo Editorial
Última actualización: 23 diciembre, 2021
A veces es un poco difícil motivar a los niños a estudiar, pero eso no significa que sea imposible. Como padres nos preocupa que nuestros hijos adquieran conocimientos adecuadamente y obtengan buenas notas, es por eso que nuestra participación en su vida escolar también será muy importante para su rendimiento. Con estos trucos que te presentaremos a continuación lograrás que tu hijo se sienta motivado a la hora de estudiar.
Cuando un niño se enfrenta al reto de ir al colegio para adquirir conocimiento y hacer exámenes, sus resultados estarán sujetos a dos factores muy importantes: su capacidad intelectual y su motivación para estudiar. Si está presentando problemas con el segundo factor, estos consejos para motivar a los niños a estudiar te serán muy útiles:
Muchos padres buscan ayuda psicológica para detener la motivación en sus hijos, lo que no está mal, pero también la solución puede estar en nuestras manos. Si ves estos síntomas en el niño, puede estar sufriendo desmotivación:
“La técnica de los cuadros de incentivos es muy útil para mejorar y valorar el comportamiento de los niños”
La desmotivación en los niños es algo normal, mientras no se alargue con el tiempo. Incluso a los adultos nos ocurre que nos desmotivamos en algún momento de nuestras vidas y eso provoca que no realicemos nuestras actividades con toda nuestra energía, tal y como ocurre también con los niños. Pero, ¿qué puede causar que un niño se desmotive?
Cada niño tiene su capacidad de entendimiento y su tiempo para madurar. Motivar a los niños a estudiar es de vital importancia para que puedan lograr cada uno de sus objetivos. Debemos apoyarlos y acompañarlos para que no se desmotiven ante cualquier situación.
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¿Cómo motivarlos?
Salvar todos esos obstáculos es complicado, pero resulta factible paliarlos. Estas estrategias pueden ayudarnos:
1. Horarios con tiempo libre
Durante el periodo escolar, muchos niños van a la escuela por la mañana y parte de la tarde, hacen actividades físicas y extraescolares, socializan y juegan con los compañeros y, cuando llegan a casa, hacen las tareas escolares. Adriana Ornellas, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación y coordinadora del grupo de investigación eTIC de la UOC, afirma que no podemos reproducir al 100 % esta realidad, pero sí establecer hábitos y rutinas que nos acerquen a una situación de normalidad. Según la profesora de la UOC, es recomendable priorizar las mañanas, cuando los niños están más activos y dispuestos a participar, para que los docentes establezcan las conexiones con el grupo de clase y los estudiantes se conecten a los entornos virtuales, conozcan las tareas asignadas, planifiquen el trabajo y hagan actividades. Después, es importante “destinar un tiempo del día para el paseo, el juego y la actividad física en los espacios exteriores, ahora que se han flexibilizado las medidas de confinamiento“. Las tardes son más apropiadas para leer, escribir, pintar, escuchar música, hacer tareas conjuntas o conectarse virtualmente con amigos y familiares.
2. Fomentar la concentración de los niños con espacios fijos
En función de las posibilidades del domicilio y de cada familia, podemos controlar algunos aspectos que promuevan la concentración. Si intentamos que estudien en un espacio lo más aislado posible, con todo el material necesario, les estaremos ayudando a reducir estímulos externos. “Así evitaremos interferencias de otras personas y que tengan que levantarse para buscar material”, señala Gordóvil, que también es psicóloga infantojuvenil en el centro GRAT.
3. Seguir las cinco ‘C’
Para Adriana Ornellas, la clave para lograr la motivación de los niños es promover actividades de aprendizaje que incluyan las cinco ‘C’: contexto, creatividad, curiosidad, control y colaboración. La primera se refiere a conectar el aprendizaje con los conocimientos y las experiencias previas, articulando lo que se aprende con la realidad que se está viviendo; la creatividad se logra estimulando la resolución creativa de problemas reales y significativos; en cuanto a la curiosidad, se trata de procurar despertar el interés del estudiante por lo que está aprendiendo; el control se refiere a que los alumnos puedan influir en lo que aprenden y elegir cómo lo aprenden, y respecto a la colaboración, la idea es promover la interacción y el trabajo en equipo entre los estudiantes y las familias.
4. Fijar objetivos pequeños y concretos
Para fomentar la motivación de los niños, podemos concretar objetivos no demasiado ambiciosos. De esa forma, serán alcanzables “y ellos verán que van consiguiendo algo. Por ejemplo, hoy haremos los ejercicios de esta página. O estas diez multiplicaciones“, señala Zenaida Aguilar, profesora colaboradora del máster universitario de Psicología Infantil y Juvenil: Técnicas y Estrategias de Intervención de la UOC, que advierte que hacer lo contrario —es decir, marcarse metas muy ambiciosas— solo conseguirá frustrarlos. “En la situación actual, la prioridad de nuestro cerebro es adaptarse y sobrevivir. Hay que darse cuenta de que los ritmos van a ser diferentes y no podemos pretender que estudien lo mismo que cuando iban al colegio todos los días”, afirma.
5. Adaptarse al niño
Las necesidades, los intereses y las formas de aprender de cada niño son distintas, y tenerlo en cuenta es una ventaja a la hora de motivarlos. “No todos los niños tienen la misma capacidad de atención ni la ponen en práctica de la misma manera. Hay niños que en movimiento retienen más, otros lo hacen pintando, a algunos lo que les funciona es aprender a partir de enseñar a sus peluches o “trabajando” junto con sus padres. Con los descansos también hay que adaptarse a cada niño, ya que la capacidad de concentración varía”, explica Zenaida Aguilar. Por eso cree que lo importante es que los padres se adapten a las necesidades de sus hijos y sugiere que se les pregunte a ellos mismos.
6. Ser congruentes
Si todos en casa saben los horarios de los demás y se respetan, será más sencillo mantener un orden necesario tanto para el aprendizaje como para que los padres puedan trabajar, si lo hacen desde casa, o tengan su espacio de tiempo individual. De lo contrario, la situación puede desbordarnos. “Es fundamental ser congruente con lo pactado. Al fin y al cabo, lo mejor que nos deja este confinamiento es la posibilidad de conectar con los niños y que sientan nuestra presencia, pero esta ha de ser de calidad.